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1El Señor siguió diciendo a Job:
2¿Quiere el censor discutir con el Todopoderoso?
El que critica a Dios, que responda.
3Job respondió al Señor:
4Me siento pequeño, ¿qué contestaré?
Me taparé la boca con la mano.
5Hablé una vez, no insistiré;
hablé dos veces, nada añadiré.
6El Señor replicó a Job desde la tormenta:[#40,6: Comienza el segundo discurso, en el que el Señor aborda el tema del ejercicio de su poder.]
7Si tienes redaños, cíñete los lomos;
te preguntaré y tú me instruirás:
8¿Pretendes acaso violar mi derecho,
condenarme para salir tú absuelto?
9¿Tienes un brazo poderoso como Dios
y es potente tu voz como la suya?
10¡Pues vístete de gloria y majestad,
rodéate de gloria y esplendor;
11da rienda suelta a tu cólera
y abate con tu mirada al soberbio;
12hunde con tu mirada al arrogante
y machaca a los malvados donde estén;
13entiérralos juntos en el polvo,
mételos a todos en el calabozo!
14Entonces yo también te alabaré:
“Tu diestra te ha dado la victoria”.
15Ahí tienes a Behemot,[#40,15: La dificultad de frenar las manifestaciones del mal, tal como se ha planteado en los versos precedentes, empalma ahora con la descripción de dos símbolos del mal y del caos: (v. 25). Behemot, descrito bajo el aspecto de un hipopótamo gigantesco, es imagen de la animalidad en su manifestación más incontrolable; en el v. 19 aparece como un ser creado por el Señor y sometido a él.]
a quien creé, igual que a ti;
come hierba, lo mismo que el buey.
16Fíjate en la dureza de sus lomos,
en la fuerza de los músculos del vientre;
17empina su cola como un cedro,
se traban los nervios de sus muslos;
18sus huesos parecen tubos de bronce,
sus miembros, hierro forjado.
19Es primicia de las obras de Dios,
su Hacedor lo amenazó con la espada.
20Los montes le pagan tributo,
junto a él retozan las bestias.
21Se tumba arropado por los lotos,
oculto en los carrizos de la marisma;
22los lotos le proporcionan sombra,
los sauces del río lo protegen.
23No le asusta que el río se desborde,[#40,23: Probable referencia al Éufrates que en la Biblia suele designarse con el término “río” sin más.]
que un Jordán le llegue hasta el hocico.
24¿Quién será capaz de atraparlo
o taladrarle con ganchos la nariz
mientras él está vigilante?
25¿Pescarías con anzuelo a Leviatán[#40,25: Otra denominación del monstruo del caos, a quien, según la mitología oriental, la divinidad creadora sometió antes de crear la realidad toda. La tradición interpretativa lo ha identificado con el cocodrilo.]
y sujetarías su lengua con cuerdas?
26¿Le pasarías un junco por la nariz
y traspasarías su mandíbula con garfios?
27¿Te va a dirigir ruegos insistentes
o calmarte con voz suplicante?
28¿Haría un contrato contigo,
para ser tu siervo de por vida?
29¿Vas a jugar con él como con un pájaro,
atándolo para que tus hijas se diviertan?
30¿Lo pondrían en venta los pescadores
y se lo disputarían los mercaderes?
31¿Le traspasarías la piel con arpones,
la cabeza con artes de pesca?
32Si le has puesto la mano encima,
te acordarás del combate
y no volverás a intentarlo.