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1Al maestro del coro. Según la melodía de Gat. Salmo de los hijos de Coré.
2¡Qué gratas son tus moradas,
oh Señor del universo!
3Añoro y siento nostalgia
de los atrios del Señor;
mi corazón y mi cuerpo
cantan con gozo al Dios vivo.
4Hasta el pájaro encuentra casa
y un nido la golondrina
para poner a sus crías
cerca de tus altares,
¡oh Señor del universo,
rey mío y Dios mío!
5Felices quienes moran en tu casa
y te alaban sin cesar; [Pausa ]
6feliz quien en ti encuentra su fuerza,
y peregrina de buen grado hacia ti.
7Pasan por el valle de los Álamos
y hacen de él un manantial;
lo cubre de bendiciones la lluvia.
8Cada vez caminan con más brío,[#84,8: Otra lectura: “de baluarte en baluarte” en referencia a las fortificaciones que jalonan el camino hasta Jerusalén.]
se presentan ante Dios en Sión.
9Señor, Dios del universo,
atiende mi oración,
¡escucha, Dios de Jacob! [Pausa ]
10Dios, escudo nuestro, mira,
contempla el rostro de tu ungido.
11Es mejor un día en tus atrios
que mil días fuera de ellos;
prefiero el umbral de la casa de mi Dios
a morar en las tiendas del malvado.
12Porque Dios, el Señor, es sol y escudo,
el Señor otorga gracia y gloria;
él no niega bien alguno
a quien camina con rectitud.
13Señor del universo, feliz aquel
que en ti pone su confianza.