JUECES 4

JUECES 4

Relato en prosa

1Cuando murió Ejud, los israelitas volvieron a hacer lo que desagrada al Señor,[#3,7+; 8,33+.]

2por lo que el Señor los dejó a merced de Jabín, rey cananeo que reinaba en Jasor. El jefe de su ejército era Sísara, que habitaba en Jaróset Goyín.[#2,14+; 3,9+; Jos 11,1; 17,16 y nota; 1 Sm 12,9.]

3Entonces los israelitas suplicaron al Señor porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y llevaba veinte años oprimiendo duramente a los israelitas.

4Por aquel tiempo, Débora, una profetisa, mujer de Lapidot, era juez en Israel.

5Se sentaba a juzgar bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraín; y los israelitas acudían a ella en busca de justicia.[#Gn 35,8.]

6Débora mandó llamar a Barac, hijo de Abinoán, de Cadés de Neftalí, y le dijo:

—El Señor, Dios de Israel, te ordena: «Vete, recluta gente y reúne contigo en el monte Tabor a diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón.

7Yo atraeré hacia ti al torrente Quisón a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, y lo pondré en tus manos».

8Barac le respondió:

—Si tú vienes conmigo, yo también iré. Pero si tú no vienes conmigo, tampoco yo iré.

Respondió ella:

9—Iré contigo, pero ya no será tuya la gloria de la campaña que vas a emprender, porque el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer.

Débora se levantó y marchó con Barac a Cadés.

10Y Barac convocó en Cadés a Zabulón y Neftalí. Subieron tras él diez mil hombres y Débora subió con él.

11Jéber, el quenita, se había separado de la tribu de Caín y del clan de los hijos de Jobab, el suegro de Moisés, y había plantado su tienda cerca de la Encina de Sananín, en Cadés.

12Avisaron a Sísara que Barac, el hijo de Abinoán, había subido al monte Tabor.

13Y Sísara reunió todos sus carros, novecientos carros de hierro, y todas sus tropas, llevándolas desde Jaróset Goyín al torrente Quisón.[#1,16; 4,3+; Jos 19,33.]

14Débora dijo a Barac:

—¡Ánimo!, que este es el día en que el Señor te va a entregar a Sísara. ¿Acaso no va el Señor delante de ti?

Barac bajó del monte Tabor seguido de sus diez mil hombres.

15El Señor sembró el pánico en Sísara, en todos sus carros y en todo su ejército ante Barac. Sísara se bajó del carro y huyó a pie.[#Ex 4,24.]

16Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaróset Goyín. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada: no quedó ni uno.

17Pero Sísara huyó a pie hacia la tienda de Jael, mujer de Jéber, el quenita, porque reinaba la paz entre Jabín, rey de Jasor, y la familia de Jéber, el quenita.

18Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo:

—Entra, señor mío, entra en mi casa. No temas.

Sísara entró en la tienda y ella lo cubrió con una manta.

19Él le pidió:

—Por favor, dame de beber un poco de agua, que tengo sed.

Ella abrió el odre de la leche, le dio de beber y lo volvió a tapar.

20Sísara le dijo:

—Quédate a la entrada de la tienda y si alguien viene y te pregunta: «¿Hay alguien aquí?», respóndele que no.

21Pero Jael, mujer de Jéber, cogió una clavija de la tienda, tomó el martillo en la mano, se le acercó silenciosamente y le hincó la clavija en la sien hasta clavarla en tierra. Y Sísara que, agotado de cansancio, estaba profundamente dormido, murió.

22Cuando llegó Barac persiguiendo a Sísara, Jael le salió al encuentro y le dijo:

—Ven, que te voy a mostrar al hombre que buscas.

Barac entró en la tienda donde Sísara yacía muerto con la clavija clavada en la sien.

23Así humilló Dios aquel día a Jabín, rey cananeo, ante los israelitas

24que cada vez fueron acosando más duramente a Jabín, rey cananeo, hasta que terminaron con él.

La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain