2 DE PEDRO 3

2 DE PEDRO 3

La promesa de Dios: Su presencia y su venida

1Mis amados del alma, esta es la segunda carta que les escribo con el propósito de apelar a su sincero discernimiento, para que no se dejen engañar por los falsos maestros y predicadores,

2y para que siempre recuerden las palabras pronunciadas por los santos profetas y apóstoles, recalcando el mandamiento del Señor y Salvador.

3Ustedes ya saben que vendrán en los últimos días, estos falsos maestros y predicadores que se burlarán de las enseñanzas cristianas, conforme a las propias conductas inmorales en las que ellos andan,

4y dirán: ¿dónde está el cumplimiento de la promesa de la venida de Cristo? Porque desde el día que murieron los padres, todo sigue igual desde la creación hasta ahora.

5Ellos siempre han ignorado estas cosas, que ya existían los cielos desde la antigüedad y la tierra procede del agua, y mediante el agua subsiste, por medio de la Palabra de Dios.[#ὕδατος (júdatos), sustantivo neutro en caso genitivo singular, traduce: del agua. En las culturas antiguas circundantes a Israel, en sus diversos mitos religiosos que tenían, creían que el agua, era un ser vivo que generó la existencia del mundo, todas las cosas existían por el agua. La Epopeya de Gilgamesh, la epopeya mesopotámica asiria de Enuma Elish y algunas otras del medio Oriente, describen y sustentan la idea del agua como principio creador y también purificador. Según James Plastaras en su obra dice, hay muchos relatos bíblicos y extra bíblicos que sostienen que la procedencia del cosmos es a través del agua, inclusive la preexistencia del agua antes de la creación, el relato de Génesis 1 es un ejemplo de lo mencionado, en el sentido de purificación el relato del diluvio es un ejemplo, puesto que los hombres habían pecado tanto, Dios limpió-purificó la tierra a través del agua, así la segunda carta de segunda de Pedro mantiene esta idea ancestral veterotestamentaria.]

6Fue también a través del agua que el mundo anterior fue inundado;

7pero por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. Están guardados para el día del juicio, cuando será destruida la gente que no teme a Dios.

8Sin embargo, amados míos, no ignoren esto: para el que vive en comunión con el Señor, un día es como mil años y mil años es como un día.[#El autor quiere resaltar la relación total, que transciende el tiempo y el espacio, como producto de la intimidad y relación con el Señor, es un sinónimo de eternidad.]

9El Señor no está retrasando el cumplimiento de su promesa, que es su presencia y su venida, como algunos lo están pensando, más bien el Señor es paciente con ustedes, no quiere que ninguno perezca sino que todos cambien su manera de pensar y como consecuencia su conducta antes que Él venga.[#(metánoian), sustantivo femenino de la primera declinación, primera sección, en caso acusativo singular, traduce: al arrepentimiento. La palabra se compone de dos términos griegos: la preposición (meta) que indica cambio, vuelco, transformación, y (noia) que deriva del griego (noús) traduce mente, entendimiento o razón. Una traducción literal de la palabra sería “cambio de mentalidad o de las estructuras racionales del hombre”. Con la influencia del pensamiento griego, en el Nuevo Testamento, al cambio de conducta le antecedía la manera de pensar. Primero era cambiar la mente y automáticamente afectaría la conducta. Metánoian, es un cambio de conducta precedido por la manera de pensar; cuando una persona cambia la conducta, pero no hay un cambio en su estructura mental, está forzando o reprimiendo una conducta.]

10Llegará el día que el Señor vendrá como ladrón; los cielos desaparecerán a través de un gran estruendo y todos los componentes de la tierra serán quemados y destruidos, y la tierra que fue contaminada por las malas obras de los hombres será destruida.

11De esta manera todas estas cosas serán deshechas, ustedes deben mantener una conducta intachable y vivir una vida espiritual profunda,

12esperando y apurando la venida y la presencia del día de Dios. Por esta causa, los cielos encendidos por fuego, serán disueltos y los componentes de la tierra serán quemados y se derretirán.

13Pero nosotros esperamos, según la promesa de Dios en Cristo: cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales la justicia, que es dignificar y construir al otro, tomará fuerza.

14Por lo tanto, mis amados, ya que estamos esperando estas cosas, esfuércense por tener una conducta santa y una vida sin pecado, y vivan la paz como consecuencia de la justicia.

15Nuestro Señor ha tenido paciencia para la salvación de nosotros, como también nuestro amado hermano Pablo, que ha recibido mucha sabiduría de parte de Dios, les escribió a ustedes,

16y como en las otras cartas ya les habló de estas cosas; es cierto que hay algunas cosas que son difíciles de entender, donde los ignorantes y los inconstantes distorsionan y cambian, como también lo hacen con las otras Escrituras y esto genera su propia perdición.

Saludos finales

17Por lo tanto ustedes, amados míos, ya conociendo de antemano los errores de estas personas malas, cuídense, para que no repitan y se dejen arrastrar por las equivocaciones de ellos y caigan de su propia estabilidad y confianza en Dios.

18Crezcan en la gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo y en el conocimiento íntimo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; a Él sea la gloria, ahora y por toda la eternidad, amén.

Proyecto Evanggelio: Traducción Contemporánea de la Biblia. Copyright ©. 2022 por Yattenciy Bonilla. Todos los derechos reservados. https://proyectoevanggelio.org/
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