JUDIT 16

1¡Entonen un canto a mi Dios,

háganlo al son de panderos,

canten con címbalos al Señor!

¡Ofrézcanle un salmo de alabanza,

exalten e invoquen su nombre!

2Porque el Señor es un Dios

que pone fin a las guerras.

Dispuso su campamento en medio del pueblo,

y me ha librado del poder de mis perseguidores.

3De las montañas del norte vino Asiria

con un ejército innumerable:

una muchedumbre que obstruía los valles

con los caballos cubriendo las colinas.

4Amenazó con incendiar mi territorio,

con exterminar a mis jóvenes a filo de espada

y estrellar contra el suelo a mis niños de pecho;

con arrebatar a mis pequeños

y raptar a mis muchachas.

5¡Pero el Señor todopoderoso

se valió de una mujer

para desbaratar sus planes!

6No abatieron jóvenes guerreros a su campeón,

no lo destruyeron los hijos de titanes

ni enormes gigantes cayeron sobre él.

¡Fue Judit, hija de Merarí,

quien lo venció con la belleza de su rostro!

7Se despojó del luto de su viudez

para exaltar a los afligidos de Israel.

Ungió su rostro con perfumes,

8se adornó el cabello con una diadema

y sedujo al enemigo ataviada con lino.

9Sus sandalias le deslumbraron los ojos

y su belleza le cautivó el alma;

¡pero la espada le cortó la cabeza!

10Los persas se estremecieron ante su audacia

y los medos temblaron ante su temeridad.

11Clamó entonces mi pueblo humillado,

y ellos quedaron aterrados;

gritó mi pueblo débil,

y ellos se llenaron de espanto;

alzó mi pueblo la voz,

y ellos se dieron a la fuga.

12Hijos de débiles mujeres los traspasaron:

los hirieron como a esclavos desertores,

¡y murieron en la batalla de mi Señor!

13Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:[#16,13: En esta segunda parte del himno se da un giro temático y Judit va a pasar de los motivos históricos a los cósmicos. Con ello el autor trata de subrayar el conflicto entre dos señoríos que pretenden ser universales: el señorío de la fuerza, conquistador y tiránico, representado por Nabucodonosor, frente al señorío liberador que actúa a través de la debilidad, representado por el Dios de Judit.]

¡Cuán grande y glorioso eres, Señor;

admirable e invencible es tu poder!

14Que todas las criaturas estén a tu servicio,

pues tú hablaste y existieron,

mandaste tu aliento y se formaron.

¡Nada puede oponerse a tu voz!

15Desde sus cimientos

se estremecen los montes y las aguas;

como cera se fundirán los montes ante ti;

pero tú siempre te muestras propicio

con aquellos que te honran.

16Poco valen los sacrificios de agradable aroma,

y menos aún la grasa que ante ti se quema en holocausto;

pero quien honra al Señor, será grande para siempre.

17¡Ay de las naciones que se alzan contra mi raza!

El Señor todopoderoso las condenará en el día del juicio,

pondrá en sus carnes fuego y gusanos

y llorarán de dolor eternamente.

Conclusión

18En cuanto llegaron a Jerusalén adoraron a Dios; y una vez purificado el pueblo ofrecieron holocaustos, ofrendas votivas y dones voluntarios.

19Judit consagró a Dios todo lo que había pertenecido a Holofernes y que el pueblo le había regalado, incluso el dosel que ella misma había desprendido del lecho de Holofernes.

20El pueblo pasó tres meses haciendo fiesta en Jerusalén, frente al Templo, y Judit permaneció con ellos.

21Pasado ese tiempo cada cual volvió a su heredad; Judit, por su parte, regresó a Betulia donde siguió administrando sus propiedades. Durante toda su vida, fue famosa en el país.

22Hubo muchos que la pretendieron, pero ella nunca quiso volver a casarse después que Manasés, su esposo, murió y fue a reunirse con sus antepasados.

23La fama de Judit fue aumentando de día en día; y vivió en la casa de su esposo hasta la edad de ciento cinco años. Dio la libertad a su sierva y murió en Betulia, donde fue enterrada en la misma sepultura de su esposo Manasés.[#16,23: Una vida larga como signo de la bendición de Dios a los justos. De esta forma Judit entra a formar parte del grupo de las matriarcas de Israel.]

24Los israelitas guardaron luto por ella durante siete días. Antes de morir, distribuyó sus bienes entre todos los parientes, tanto los de su esposo Manasés como los de su propia familia.[#Dt 34,8; 2 Cr 35,24; 1 Ma 9,20.]

25Mientras vivió Judit, y por mucho tiempo después de su muerte, nadie volvió a atemorizar a los israelitas.[#16,25: El libro termina al estilo del libro de los Jueces.]

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain