JONÁS 1

Jonás rehúye al encargo de Dios

1El Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitay, diciéndole:[#1,1: Ver Introducción al libro.]

2— Disponte a ir a la gran ciudad de Nínive y proclama un castigo contra ella, porque la noticia de su maldad ha llegado hasta mí.[#1,2: Fue capital del imperio asirio; su destrucción, vaticinada ya por los profetas Nahum y Sofonías, tuvo lugar en el año 612 a. C. (606 según otro cómputo) a manos de los medos.; #Gn 10,11; 2 Re 19,36; Na 1,1; 2,8; 3,7; So 2,13; Mt 12,41.]

3Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. Así que bajó hasta Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó en él rumbo a Tarsis, para alejarse del Señor.[#1,3: En hebreo ; puerto mediterráneo próximo a la actual Tel Aviv.— Lugar de localización incierta, aunque en amplios círculos eruditos se identifica con la Tartesos española, en la costa atlántica; su mención bíblica (Is 23,1-14; Ez 27,12.25, Sal 72,10) parece interesante sobre todo por su connotación de límite occidental del mundo.; #Is 23,1; 66,19; Sal 72,10; Hch 9,36.]

4Pero el Señor hizo que un fuerte viento azotase el mar hasta levantar una tempestad cuya violencia amenazaba con destrozar el barco.

5Los marineros, atemorizados, comenzaron a suplicar ayuda cada uno a su dios y arrojaron al mar todos los enseres que había a bordo para aligerar la carga. Entretanto, Jonás había bajado a la bodega del barco donde se acostó y quedó profundamente dormido.

6El capitán llegó hasta él y le dijo:

— ¿Qué haces tú dormido? ¡Levántate y suplica ayuda a tu dios! Tal vez, él se interese por nosotros y no perezcamos.

7Seguidamente comenzaron a decirse unos a otros:

— Echemos suertes para saber a quién se debe nuestra desgracia.

Así pues, echaron suertes y le tocó a Jonás.

8Entonces le dijeron:

— Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia. ¿Cuál es tu trabajo? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?

9Jonás les respondió así:

— Yo soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.

10Al oírlo, aquellos hombres fueron presa de un gran temor y, habiendo comprendido por la confesión de Jonás que este iba huyendo del Señor, le preguntaron:

— ¿Qué es lo que has hecho?

11Pero como el mar seguía encrespándose, volvieron a preguntarle:

— ¿Qué podríamos hacer contigo para que el mar se calme?

12Él les contestó:

— Arrójenme al mar, y el mar se calmará porque yo sé que esta violenta tempestad les ha sobrevenido por culpa mía.

13Sin embargo, los marineros se pusieron a remar con la intención de volver a tierra firme; pero no pudieron lograrlo porque el mar se embravecía más y más alrededor de ellos.

14Clamaron entonces al Señor diciendo:

— Te suplicamos, oh Señor, que no perezcamos nosotros por causa de este hombre, y que tampoco nos hagas responsables de la vida de un inocente, porque tú, oh Señor, has actuado según tu beneplácito.

15Luego alzaron a Jonás, lo arrojaron al agua y el mar se calmó.

16Al ver esto, aquellos marineros se sintieron sobrecogidos por un gran respeto hacia el Señor y le ofrecieron un sacrificio acompañado de promesas.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain