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1En consecuencia, demos por sabido lo que se refiere al abecé de la doctrina cristiana y ocupémonos de lo que es propio de adultos. No es cuestión de volver a insistir en cosas tan fundamentales como la renuncia a una vida de pecado, la fe en Dios,[#Rm 8,12-13; Ga 5,19-21; Ef 5,11.]
2la doctrina sobre los ritos bautismales, la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio que decidirá nuestro destino eterno.[#Hch 6,6; 8,17; 19,6; 1 Tm 4,14; 5,22; 1 Co 15; Mt 25,31-46; Rm 2,16; 1 Co 4,5.]
3Este es el plan que, con la ayuda de Dios, vamos a seguir.
4Es imposible, en efecto, que quienes fueron un día iluminados, saborearon el don celestial, participaron del Espíritu Santo,[#10,26.32 (ver Ef 1,18; 5,13-14).]
5gustaron la dulzura del mensaje divino y experimentaron las maravillas del mundo futuro,
6y a pesar de ello apostataron, puedan de nuevo convertirse y renovarse. Lo que hacen es crucificar otra vez en sí mismos al Hijo de Dios y exponerlo a público escarnio.[#10,26; 1 Jn 5,16 (ver Mt 12,31).]
7Y es que cuando la tierra embebe la lluvia que cae insistentemente sobre ella y produce plantas útiles a quienes la cultivan, es una tierra que ha recibido la bendición de Dios.
8Pero si no produce más que cardos y espinas, es una tierra baldía, a un paso de ser maldecida, y acabará siendo pasto de las llamas.
9A pesar de hablarles en este tono, estamos seguros, hermanos queridos, que van por buen camino en lo que respecta a la salvación.
10Porque no es injusto Dios como para olvidarse de los afanes y del amor que, en atención a él, ustedes han derrochado y siguen derrochando al servicio de los creyentes.[#10,32-34.]
11Solo quisiéramos pedirles una cosa: que no den tregua a su empeño hasta que la esperanza se convierta por fin en plena realidad.[#10,23.]
12Y no sean perezosos; antes bien, imiten a quienes, mediante la fe y la constancia, están a punto de heredar las promesas divinas.
13En efecto, cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, al no tener otro más grande por quien jurar, juró por sí mismo diciendo:
14Te colmaré de bendiciones y haré innumerable tu descendencia .[#11,12; Gn 22,17.]
15Abrahán, por su parte, gracias a su paciente esperanza, alcanzó la promesa.[#11,9.13.33.39; Rm 4,20.]
16Los hombres, cuando juran, lo hacen por uno superior a ellos y, una vez interpuesto el juramento como garantía, ya no hay más que discutir.
17Igualmente, queriendo Dios asegurar a los herederos de la promesa que su decisión era irrevocable, interpuso un juramento.
18Ofrecía así dos garantías, ambas irrevocables, porque Dios no puede engañar, y proporcionaba un poderoso consuelo a quienes se refugiaban en él para mantener la esperanza a que estamos destinados.[#Nm 23,19; 1 Sm 15,29.]
19Una esperanza que es para nuestra vida como un ancla firme y segura, y que penetra hasta lo más interior del santuario,[#10,20; Lv 16,2-3.12.15.]
20adonde, abriéndonos camino, ya ha entrado Jesús, constituido sumo sacerdote para siempre según el rango de Melquisedec.