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1Proverbios de Salomón, hijo de David y rey de Israel.[#10,1; 25,1; Ecl 1,1; Ct 1,1.]
2Han sido reunidos para conocer sabiduría y educación,
para entender expresiones inteligentes,
3para adquirir la educación adecuada:
justicia, derecho y honradez;
4para enseñar agudeza a los ignorantes,
conocimiento y discreción a los jóvenes;
5—el sabio atiende y aprende más,
el inteligente adquiere maestría—;
6para entender proverbios y refranes,
los dichos y enigmas de los sabios.
7Respetar al Señor es el principio del saber,
pero los necios desprecian la sabiduría y la educación.
8Hijo mío, atiende a la educación paterna
y no olvides la enseñanza materna,
9pues serán corona preciosa en tu cabeza,
collar alrededor de tu cuello.
10Hijo mío, no consientas
cuando los malvados intenten seducirte.
11Tal vez te digan: «Acompáñanos
a poner trampas mortales
asaltando a inocentes por diversión.
12Nos los tragaremos vivos como el abismo,
enteros como los que caen al hoyo.
13Conseguiremos un montón de riquezas
y llenaremos nuestras casas de despojos.
14Comparte tu suerte con nosotros
y haremos un fondo común».
15Hijo mío, no sigas sus caminos
y aleja tus pasos de sus sendas,
16porque corren disparados hacia el mal
y van decididos a derramar sangre.
17¿No ves que es inútil poner trampas
a la vista de los pájaros?
18Se ponen emboscadas a sí mismos,
atentan contra su propia vida.
19Ese es el destino de la avaricia:
quienes la practican no viven.
20La sabiduría pregona por las calles,
alza su voz en las plazas;
21grita por encima del tumulto,
ante las puertas de la ciudad anuncia su pregón:
22«¿Hasta cuándo los ingenuos amarán la ingenuidad,
los insolentes disfrutarán con la insolencia,
los necios odiarán el saber?
23Atiendan a mis advertencias:
les transmitiré mi espíritu
y les explicaré mis dichos.
24Los llamé y no hicieron caso,
les tendí la mano y nadie atendió;
25despreciaron todos mis consejos
y rechazaron mis advertencias.
26También yo me reiré de su desgracia,
me burlaré cuando los invada el pavor;
27cuando les llegue como huracán el terror,
cuando les sobrevenga la desgracia como vendaval,
cuando les lleguen los problemas y la angustia.
28Entonces me llamarán y no responderé,
me buscarán y no me encontrarán.
29Porque odiaron el saber
y no quisieron respetar al Señor;
30porque no aceptaron mis consejos
y despreciaron mis advertencias,
31se comerán los frutos de su conducta
y quedarán hartos de sus planes.
32Su propia rebeldía matará a los ingenuos
y la autosatisfacción perderá a los insensatos.
33Pero el que me preste atención vivirá seguro».[#3,23; Sal 25,13.]