Ester (dc) 5

Ester (dc) 5

Ester se presenta ante el rey

1Tres días después de haber hecho su oración, Ester se quitó los vestidos que se había puesto para orar, y se puso las vestiduras reales.] Estando en todo su esplendor invocó a Dios, que todo lo ve y a todos salva, y tomó a dos de sus criadas. En la una se apoyaba delicadamente, y la otra iba detrás de ella, sosteniéndole la cola del vestido. Tenía la cara sonrosada y estaba radiante de belleza. Sin embargo, aunque se la veía alegre y amable, su corazón estaba angustiado por el miedo. Pasó por todas las puertas hasta llegar a la presencia del rey. El rey estaba sentado en su trono, vestido con todo su esplendor y reluciente de oro y piedras preciosas; su aspecto era imponente. Su cara, que deslumbraba por su esplendor, se cambió en terrible gesto de enojo en cuanto vio a Ester, la cual cambió de color y se desmayó, quedando apoyada en el hombro de la criada que iba delante de ella.[#5.1a En estas adiciones menores (5.1a-f y 5.2a-b) se insiste de nuevo en la invocación a Dios y se amplía literariamente el relato.]

1Entonces Dios hizo que el rey se volviera amable; y este, angustiado, se levantó del trono y la sostuvo en sus brazos hasta que se repuso. Además la tranquilizó con palabras amables, y le dijo:

1—¿Qué pasa, Ester? No tengas miedo, yo soy tu esposo. No vas a morir. Esa ley se refiere solamente a la gente ordinaria. Acércate.

[

2Entonces el rey tomó el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, la besó y le dijo:

—Dime lo que quieras.]

2Ella respondió:

—Yo vi a Su Majestad, y me pareció un ángel de Dios. Al ver su esplendor me llené de miedo y confusión. ¡Qué admirable es Su Majestad, y qué hermoso es su aspecto!

2Mientras Ester estaba hablando, volvió a desmayarse. El rey se preocupó mucho, y todos los criados trataron de reanimarla.

[

3El rey le preguntó:

—¿Qué quieres, Ester? ¿Qué deseas? ¡Aunque sea la mitad de mi reino, te lo concederé!

4Ester respondió:

—Hoy es un día muy especial para mí. Si le parece bien a Su Majestad, le ruego que asista al banquete que he preparado hoy en su honor, y que traiga también a Amam.

5Entonces el rey ordenó:

—Busquen en seguida a Amam, para que cumplamos el deseo de Ester.

Así los dos fueron al banquete de que Ester había hablado.

6Durante el banquete, el rey dijo a Ester:

—¿Qué pasa, reina Ester? Te concederé lo que me pidas.

7Y Ester contesto:

—Solo deseo y pido esto:

8que si Su Majestad me tiene cariño, asista mañana, acompañado de Amam, a otro banquete que voy a preparar en su honor. Entonces haré lo que Su Majestad me pide.[#5.8 La demora de Ester para expresar su petición crea una tensión creciente en el desarrollo de la acción.]

Amam prepara la horca para Mardoqueo

9Amam salió del banquete muy contento y satisfecho; pero se llenó de ira al ver a Mardoqueo en el patio del palacio.

10Cuando llegó a su casa, mandó llamar a sus amigos y a Zosara, su mujer,

11y les mostró sus grandes riquezas y el esplendor que había recibido del rey, y les habló también de cómo el rey le había dado el primer lugar y el mando del reino.

12Y añadió:

—Además, yo fui el único invitado de la reina Ester al banquete que hoy ofreció al rey; y me ha invitado de nuevo al banquete que le ofrecerá mañana.

13Sin embargo, todo esto no me satisface, mientras vea yo a ese judío Mardoqueo en el patio del palacio.

14Entonces su mujer y sus amigos le dijeron:

—Manda construir una horca de veintidós metros de altura, y mañana por la mañana pídele al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo. Así podrás ir al banquete con el rey sin ninguna preocupación.

Esta idea le agradó a Amam, y mandó preparar la horca.

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies