Salmos 40

Salmos 40

SALMO 40 (39)

Me agrada hacer tu voluntad, Dios mío

(Sal 70)

11 (2) Puse mi esperanza en el Señor,

y él se inclinó para escuchar mis gritos;

22 (3) me salvó de la fosa mortal,[#40.2 (3) Se refiere al sepulcro y, más concretamente, al sheol (heb.) o morada de los muertos. Véanse Sal 6.5 (6) n. y Reino de la muerte en el Índice temático .]

me libró de hundirme en el pantano.

Afirmó mis pies sobre una roca;

dio firmeza a mis pisadas.

33 (4) Hizo brotar de mis labios un nuevo canto,[#40.3 (4) Véase Sal 33.3 n.]

un canto de alabanza a nuestro Dios.

Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos

y pusieron su confianza en el Señor.

44 (5) ¡Feliz el hombre que confía en el Señor

y no busca a los insolentes

ni a los que adoran a dioses falsos!

55 (6) Señor y Dios mío,

muchas son las maravillas que tú has hecho

y las consideraciones que nos tienes.

¡Nada es comparable a ti!

Quisiera anunciarlas, hablar de ellas,

pero son más de las que puedo contar.

66 (7) Tú no te complaces en los sacrificios

ni en las ofrendas de cereales;

tampoco has pedido holocaustos

ni ofrendas para quitar el pecado.

En cambio, me has abierto los oídos.

77 (8) Por eso he dicho: Aquí estoy,

tal como el libro dice de mí.

88 (9) A mí me agrada hacer tu voluntad, Dios mío;

¡llevo tu enseñanza en el corazón!

99 (10) En presencia de tu pueblo numeroso

he dado a conocer lo que es justo.

¡Tú bien sabes, Señor, que no he guardado silencio!

1010 (11) No me he quedado callado acerca de tu justicia;

he hablado de tu fidelidad y salvación.

Jamás he ocultado tu amor y tu verdad

ante tu pueblo numeroso.

1111 (12) Y tú, Señor, ¡no me niegues tu ternura!

¡Que siempre me protejan tu amor y tu fidelidad!

1212 (13) Pues me han pasado tantas desgracias

que ni siquiera las puedo contar.

Me han atrapado mis propias maldades;

¡hasta he perdido la vista!

Son más que los pelos de mi cabeza,

y hasta el ánimo he perdido.

1313 (14) Señor, por favor, ¡ven a librarme!

Señor, ¡ven pronto en mi ayuda!

1414 (15) ¡Que sean puestos en completo ridículo

los que tratan de acabar con mi vida!

¡Que huyan en forma vergonzosa

los que quieren hacerme daño!

1515 (16) ¡Que huyan avergonzados

los que se burlan de mí!

1616 (17) Pero que todos los que te buscan

se llenen de alegría;

que cuantos desean tu salvación

digan siempre: «¡El Señor es grande!»

1717 (18) Y a mí, que estoy pobre y afligido,

no me olvides, Señor.

Tú eres quien me ayuda y me liberta;

¡no te tardes, Dios mío!

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies