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1Pablo, apóstol de Cristo Jesús, enviado por voluntad de Dios de acuerdo con la promesa de vida que se obtiene por medio de Cristo Jesús,
2saluda al querido hijo Timoteo. Que Dios Padre y Cristo Jesús nuestro Señor derramen su gracia, su misericordia y su paz sobre ti.[#1.2 Cf. 1 Ti 1.2.]
3Al recordarte siempre en mis oraciones de día y de noche, doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia, como sirvieron también mis antepasados.[#1.3-5 Al dar gracias a Dios (véase Ro 1.8-15 n.) por la fe de Timoteo, el autor establece la base para los consejos que le da a continuación.]
4Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y quisiera verte para llenarme de alegría.[#1.4 Posible alusión a la ocasión narrada en Hch 20.36-38, o bien a las lágrimas que acompañarían la ferviente labor de Timoteo durante su trabajo (cf. de Pablo mismo en Hch 20.19,31).]
5Porque me acuerdo de la fe sincera que tienes. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la tienes.[#1.5 Hch 16.1. La madre y la abuela de Timoteo eran judías y lo habían educado en la esperanza mesiánica, basándose en las Escrituras (2 Ti 3.15). Hch 16.1 indica que la madre se había hecho cristiana.]
6Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos.[#1.6 Sobre la imposición de las manos, véase 1 Ti 4.14 n.]
7Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio.[#1.7 Cf. Ro 8.15. Buen juicio: También puede traducirse dominio propio .]
8No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos que vienen por causa del evangelio.[#1.8 Lit. su prisionero; véase Ef 3.1. Aquí se alude a la prisión de Pablo en Roma (véase 1.16-17 n.).]
9Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ese fue su propósito y por la bondad que ha tenido con nosotros desde la eternidad, por Cristo Jesús.[#1.9 Tit 3.5; cf. Ro 3.27-28; 4.2,5; Gl 2.16; Ef 2.8-9. Los vv. 9-10 son un pequeño resumen del evangelio; cf. 2 Ti 2.8; Hch 2.36; véase 1 Co 15.4 n.]
10Esa bondad se ha mostrado gloriosamente ahora en Cristo Jesús nuestro Salvador, que destruyó el poder de la muerte y que, por el evangelio, sacó a la luz la vida inmortal.[#1.10 1 Co 15.54-57; cf. Heb 2.14.]
11Dios me ha encargado de anunciar este mensaje, y me ha enviado como apóstol y maestro.[#1.11 el evangelio (véase 1.9 n.; cf. 1 Ti 1.11).; #1.11 Algunos mss. añaden de los que no son judíos (cf. 1 Ti 2.7).]
12Precisamente por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él tiene poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado.[#1.12 Ro 1.16-17; cf. Mc 8.38; 1 Co 1.18,23-24.; #1.12 el del juicio final. Lit. mi depósito. La palabra depósito sugiere un tesoro encomendado a alguien para que lo custodie fielmente hasta que el dueño se lo pida. Cf. Col 4.17. Otra posible traducción: lo que yo le he encomendado a él. En vista del uso de la palabra en 1.14 y en 1 Ti 6.20, la primera traducción parece preferible.]
13Sigue el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos gracias a Cristo Jesús.[#1.13 frase característica de las cartas pastorales; véase 1 Ti 1.10 nota.]
14Con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida de la buena doctrina que se te ha encomendado.[#1.14 Véase 1 Ti 6.20 nota.]
15Como ya sabes, todos los de la provincia de Asia me abandonaron; entre ellos, Figelo y Hermógenes.[#1.15 provincia romana situada en lo que hoy es la parte occidental de Turquía; su capital era Éfeso. Me abandonaron: Posiblemente se trata de algunos cristianos de Asia que estuvieron en Roma y que, pudiendo haber atendido a Pablo en la cárcel, no lo hicieron. Cf. 2 Ti 4.10-12. Sobre Figelo y Hermógenes no hay más referencias.]
16Que el Señor tenga misericordia de la familia de Onesíforo, porque él muchas veces me trajo alivio y no se avergonzó de que yo estuviera preso.[#1.16-18 sin duda, un cristiano de Éfeso, mencionado tan sólo aquí y en 2 Ti 4.19.]
17Al contrario, apenas llegó a Roma se puso a buscarme sin descanso, hasta que me encontró.[#1.16-17 Esto da a entender que la carta fue escrita en la cárcel de Roma (2 Ti 2.9).]
18Que el Señor le permita encontrar su misericordia en aquel día. Tú ya sabes muy bien cuánto nos ayudó en Éfeso.[#1.18 el del juicio.]