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1Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo: «Ven, te voy a mostrar el castigo de la gran prostituta que está sentada sobre las aguas.[#17.1 Véase Ap 2.14 nota.; #17.1 Cf. v. 15; la imagen ha sido tomada de Jer 51.13.]
2Los reyes del mundo se han entregado a la prostitución con ella, y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de su prostitución.»[#17.2 Jer 51.7; véase Ap 14.8 nota.]
3Luego, en la visión que me hizo ver el Espíritu, el ángel me llevó al desierto.[#17.3 otra posible traducción: en éxtasis (véase Ap 1.10 nota).; #17.3 El monstruo, el mismo de Ap 13.1 con sus siete cabezas y diez cuernos, parece simbolizar al Imperio Romano y su religión pagana; la mujer, a la ciudad de Roma. Los nombres ofensivos para Dios pueden ser los títulos divinos dados a los emperadores romanos. Aparece aquí un contraste simétrico: el monstruo es un remedo diabólico del Cordero (véase Ap 13.1-2 n.), y la prostituta, que corresponde a la ciudad pagana, también es un remedo de la esposa del Cordero (véase Ap 19.7-8 n.).]
Allí vi una mujer montada en un monstruo rojo, el cual estaba cubierto de nombres ofensivos para Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos.
4Aquella mujer iba vestida con ropa de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución;[#Ap 18.16.; #17.4 Cf. Jer 51.7.]
5y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso: «La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo.»[#17.5 Véase Ap 14.8 nota.]
6Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre del pueblo santo y de los que habían sido muertos por ser testigos de Jesús.[#17.6 Ap 18.24. Alusión gráfica a la muerte de los cristianos perseguidos por el Imperio Romano.]
Al verla, me quedé muy asombrado.
7Entonces el ángel me dijo: «¿Por qué te asombras? Te voy a decir el significado secreto de esa mujer y del monstruo que la lleva, el que tiene las siete cabezas y los diez cuernos.
8El monstruo que has visto es uno que antes vivía, pero ya no existe; sin embargo, va a subir del abismo antes de ir a su destrucción total. Los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se asombrarán cuando vean ese monstruo que antes vivía y ya no existe, pero que volverá a venir.[#17.8 Ap 11.7. Véase 9.1 nota, y cf. 20.1-3.; #17.8 Véase Ap 3.5 nota; cf. Ap 13.8.; #17.8 expresión que se contrapone a la aplicada a Dios en Ap 1.4,8; 4.8; véase 13.1-2 n., y que coincide con la descripción, en Ap 13.3, del mismo monstruo .]
9»Aquí se verá quién tiene sabiduría y entendimiento: Las siete cabezas representan siete montes sobre los que esa mujer está sentada; las cabezas, a su vez, representan siete reyes.[#17.9 o se requiere (véase Ap 13.10 nota).; #17.9 Probable alusión a Roma, conocida como la «ciudad de las siete colinas», por los siete montes sobre los que estaba construida (véase también 17.18 n.).; #17.9 Puede referirse a siete emperadores romanos o, con mayor probabilidad, a una larga serie de emperadores simbolizada por el número siete. Algunos intérpretes ven en los siete montes y en los siete reyes, una serie de gobiernos o imperios, como en el caso de los cuatro monstruos de Dn 7 (cf. Dn 7.17). En tal caso, el número siete podría simbolizar la totalidad de los poderes del mundo.]
10Cinco de estos reyes ya cayeron, uno de ellos gobierna ahora y el otro no ha venido todavía. Pero cuando venga, no durará mucho tiempo.
11El monstruo que antes vivía y que ya no existe, es el octavo rey; aunque es también uno de los otros siete, y se encamina a su destrucción total.[#17.10-11 Las características del lenguaje simbólico no permiten identificar con certeza a estos reyes.]
12»Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a gobernar; pero por una hora recibirán, junto con el monstruo, autoridad como de reyes.[#17.12 Cf. Dn 7.7,23-24. La corta duración (por una hora ) simboliza lo perecedero de las fuerzas que se oponen al Cordero (v. 14).]
13Estos diez reyes están de acuerdo, y darán su poder y autoridad al monstruo.
14Pelearán contra el Cordero; pero el Cordero los vencerá, teniendo con él a los que Dios ha llamado y escogido y son fieles, porque el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes.»[#Ap 19.19-21.; #17.14 Ap 19.16; cf. Dt 10.17; Dn 2.47.]
15El ángel me dijo también: «Las aguas que viste, sobre las cuales está sentada la prostituta, son pueblos, gentes, lenguas y naciones.[#17.15 Sobre esta imagen, véase 17.1 nota.]
16Y los diez cuernos que viste y el monstruo odiarán a la prostituta, y la dejarán abandonada y desnuda; comerán la carne de su cuerpo, y la quemarán con fuego.[#17.16 Cf. Ez 23.25-30; Os 2.3 (5).]
17Dios les ha puesto en el corazón la determinación de hacer lo que él quiere que hagan: se pondrán de acuerdo para entregar su autoridad de reyes al monstruo, hasta que se cumpla lo que Dios ha dicho.
18La mujer que viste es aquella gran ciudad que domina a los reyes del mundo.»[#17.18 A fines del siglo I d.C., esta descripción sólo podía aplicarse a la Roma imperial, la cual, como Babilonia en el AT, se había convertido en prototipo de todo poder humano enemigo de Dios (véase Ap 14.8 nota).]