2 TESALONICENSES 2

La gran apostasía y el hombre de pecado

¹Pero os rogamos, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesús Mesías, y nuestra reunión con él,

²que no seáis fácilmente sacudidos de vuestro modo de pensar, ni os alarméis, ni por un espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que el día del Mesías está cerca.[#NU el día del Señor.]

³Que nadie os engañe de ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición,[#NU iniquidad.]

⁴el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que como Dios se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios.[#NU omite; #Daniel 11.36, 37.]

⁵¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

⁶Y ahora sabéis lo que lo detiene, hasta que sea revelado en su tiempo.

⁷Porque el misterio de la iniquidad ya opera; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

⁸Y entonces será revelado el inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;[#NU el Señor [Jesús].]

⁹inicuo cuya venida será por operación de Satanás, con toda clase de milagros, y señales, y prodigios mentirosos,

¹⁰y con todo engaño de iniquidad entre los que perecen, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

¹¹Y por eso Dios les enviará un poder engañoso, para que crean la mentira;[#NU envía.]

¹²para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Estad firmes

¹³Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación por la santificación del Espíritu y fe en la verdad,

¹⁴a lo cual os llamó por nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesús Mesías.

¹⁵Así que, hermanos, estad firmes, y retened las tradiciones que os han sido impartidas, sea por palabra, o por carta nuestra.

¹⁶Y que el mismo Señor nuestro, Jesús Mesías, y el Dios y Padre nuestro, el cual nos amó y nos dio consuelo eterno, y buena esperanza por gracia,

¹⁷consuele vuestros corazones, y os fortalezca en toda buena palabra y obra.