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1¿Cómo reaccionaremos respecto a todo esto? ¿Vamos a persistir en el pecado para que abunde la gracia?
2¡Claro que no! Ya hemos muerto al pecado, así que no podemos seguir viviendo en el pecado.
3¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?[#(ebaptísthemen), verbo, voz pasiva, modo indicativo, tiempo aoristo, primera persona del plural, que traduce: fuimos bautizados, viene del verbo (baptízo), que significa sumergirse para ser levantado, este verbo no necesariamente hace referencia a un bautismo en agua, también puede tener la connotación de sumergirse en otras situaciones, en problemas, para después ser levantado. La literatura neotestamentaria y los escritos de los Padres de la Iglesia, usaron esta figura del bautismo para relacionarlo con la obra pascual de Cristo en la cruz. Desde esta perspectiva se fundamenta el rito de iniciación cristiana, que es el bautismo, como un acto público, que significa muerte de la vieja naturaleza, sumergirse en un proceso de cambio, arrepentimiento, transformación y purificación, para ser levantado a una nueva vida, ser resucitado en una nueva naturaleza cristiana, morir para el mundo y vivir para Dios. Jesús, ejemplo máximo de amor sacrificial, murió por nosotros, para que tengamos vida eterna, por eso debemos asumir un compromiso de matar nuestro yo para que Él viva en nosotros a través del amor sacrificial; aquí en Ro. 6:3 encontramos una profunda disertación de Pablo sobre esta teología, así como en la Didajé.]
4Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con Él; pero así como Cristo fue resucitado de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros, nacemos para una vida totalmente diferente, por eso, andemos en novedad de vida.
5En efecto, si hemos estado unidos con Él en su muerte, sin duda también estaremos unidos a Él en su resurrección;
6sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Cristo para que nuestro cuerpo pecaminoso sea sepultado, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.
7Porque cuando matamos nuestra naturaleza pecaminosa, somos liberados del pecado; un muerto está libre del poder del pecado.
8Ahora bien, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él.
9Sabemos que Cristo fue resucitado y no morirá más; la muerte ya no tiene ningún poder sobre Él.
10Cristo murió para derrotar al pecado de una vez por todas y ahora el que vive en Él, vive para Dios;
11por eso, ustedes considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Jesucristo.
12Así que no dejen que el pecado controle su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos;
13tampoco utilicen ninguna parte de su cuerpo para el pecado, como instrumento de injusticia; mejor preséntense ustedes mismos al servicio de Dios, como personas que han muerto y han resucitado; ofrezcan todo su cuerpo como instrumento de justicia a Dios.
14Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
15Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley, sino bajo la gracia? ¿Podemos hacer lo que nos da la gana? ¡De ninguna manera!
16¿Acaso ustedes no saben que cuando se comprometen con alguien, deben ser fieles a aquel con quien se comprometieron? Claro que sí, ya sea que se comprometan con el pecado que lleva a la muerte o que se comprometan con Dios que lleva a la justicia.
17Antes ustedes estaban comprometidos con el pecado, pero gracias a Dios, ahora están comprometidos de todo corazón con las enseñanzas cristianas que recibieron;
18y habiendo sido liberados del pecado, ahora ustedes están comprometidos con la justicia.
19Expliqué todo esto de forma sencilla, porque por las limitaciones de su naturaleza humana les es difícil entender; pero así como antes ustedes entregaron sus cuerpos al servicio de la inmoralidad y la injusticia, creciendo en la maldad; ahora deben presentar sus cuerpos al servicio de la justicia, creciendo en la santificación.
20Porque cuando estaban comprometidos con el pecado, no practicaban la justicia.
21Sin embargo, ¿qué beneficio alcanzaron cuando vivían en el pecado? ¡Ninguno! Solo cosas que ahora los avergüenzan y que les conducían a la muerte.
22Pero ahora son libres del pecado, están comprometidos con Dios, y viven el beneficio de la santificación que los conducirá a la vida eterna.
23Porque la paga del pecado es muerte, mientras que el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor.