2 CRÓNICAS 28

Reinado de Ajaz

(2 Re 16,2-4.19-20)

1Ajaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. No actuó correctamente ante el Señor, su Dios, como su antepasado David,[#28,1: El sumario inicial (28,1-4), de origen deuteronomista, anticipa el juicio negativo global y algunas acciones idolátricas, que reaparecerán al final, a modo de inclusión temática (28,2-4.24-25).]

2sino que siguió los pasos de los reyes de Israel, llegando incluso a fundir estatuas de los baales.

3Ofreció incienso en el valle de Ben Hinón y quemó a su hijo en sacrificio, imitando las perversas costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas.[#28,3: Ver 2 Re 16,3 y nota correspondiente.; #2 Re 21,6+.]

4También ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios de los altos, sobre las colinas y bajo cualquier árbol frondoso.[#28,4: Ver nota a 1 Sm 9,12.]

5El Señor, su Dios, lo entregó en poder del rey de Siria que, después de derrotarlo, capturó un gran número de prisioneros, que se llevó a Damasco. También lo entregó en poder del rey de Israel, que le infligió una gran derrota.[#28,5: El episodio de la coalición siro-israelita contra Judá, referido en 2 Re 16,5-9 (ver nota a 2 Re 16,5) y en Is 7—9, sufre una profunda remodelación por parte del Cronista, que reduce la actividad de la coalición a dos ataques sucesivos, pero independientes, de Siria e Israel; añade, además, como episodio más significativo y novedoso, la liberación de los prisioneros judaítas por parte de sus hermanos del Reino del Norte (28,8-15).]

6Pecaj, el hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil judaítas, todos valerosos, por haber abandonado al Señor, Dios de sus antepasados.[#Ver 2 Re 16,5; Is 7,1.]

7Y Zicrí, guerrero efraimita, mató al príncipe Maasías, a Azricán, mayordomo de palacio, y a Elcaná, lugarteniente del rey.

8Los israelitas tomaron de sus hermanos a doscientos mil prisioneros, contando mujeres, hijos e hijas, y se apoderaron también de un cuantioso botín, que se llevaron a Samaría.

9Había allí un profeta del Señor, llamado Obed que salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaría, y les dijo:[#28,9: Como en el caso de Miqueas de Jimlá (ver 18,6-7), el Cronista admite la pervivencia de un profetismo legítimo en el Israel cismático.]

— El Señor, Dios de sus antepasados, enfurecido contra Judá, los ha entregado en poder de ustedes. Pero ustedes los han matado con una saña que clama al cielo.

10¡Y encima pretenden convertir a los habitantes de Judá y Jerusalén en sus esclavos y esclavas! ¿Acaso ustedes mismos no han pecado contra el Señor su Dios?

11Así que, háganme caso y devuelvan a los prisioneros que han tomado de entre sus hermanos, porque los amenaza la ardiente cólera del Señor.

12Algunos jefes efraimitas, como Azarías, hijo de Yojanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salún, y Amasá, hijo de Jadlay, se enfrentaron con el ejército que volvía,

13diciendo:

— No metan aquí a los prisioneros, porque nos harían culpables ante el Señor. ¿O es que piensan aumentar nuestros pecados y culpas, con lo grandes que son, y atraer la cólera ardiente del Señor contra Israel?

14Entonces la tropa dejó los prisioneros y el botín ante las autoridades y ante toda la asamblea.

15Hombres personalmente elegidos se dispusieron a hacerse cargo de los prisioneros: vistieron a todos los desnudos con material del botín, los vistieron y calzaron, les dieron de comer y de beber, los curaron, montaron en burros a los más débiles y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego regresaron a Samaría.

16Por entonces el rey Ajaz pidió ayuda a los reyes de Asiria,[#28,16: El Cronista modifica la causa de la petición de ayuda al rey de Asiria por parte de Ajaz, pues no lo hace para protegerse de los reyes coaligados (ver 2 Re 16,7), sino para frenar las invasiones de edomitas y filisteos (28,16-18). También modifica el desenlace pues, tras recibir el tributo, el asirio Tiglatpiléser se vuelve contra Ajaz y ataca Jerusalén haciendo inútiles los nuevos tributos (28,20-21).]

17pues los edomitas habían vuelto a atacar a Judá, llevándose prisioneros;

18y los filisteos habían invadido las ciudades de la Sefela y del Négueb, pertenecientes a Judá, y se habían apoderado de Bet Semes, Ayalón y Guederón, así como de Socó, Timná, Guimzó y de sus aldeas respectivas, estableciéndose allí.

19Y es que el Señor humillaba a Judá por culpa de su rey Ajaz, que había promovido el libertinaje en Judá y había sido absolutamente infiel al Señor.[#28,19: Esta parece la lectura correcta según contexto y antiguas versiones; el texto hebreo dice: .]

20Cuando llegó Tiglatpiléser, el rey de Asiria, lo asedió, en vez de ayudarlo.

21Y aunque Ajaz despojó el Templo, el palacio real y las casas de las autoridades para pagar al rey de Asiria, no le sirvió de nada.[#2 Re 16,7-8.]

22Incluso en los momentos del asedio el rey Ajaz aumentó su infidelidad al Señor,

23pues ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, pensando: “Puesto que los dioses de Aram ayudan a sus reyes, les ofreceré sacrificios y también me ayudarán a mí”. Sin embargo, fueron su perdición y la de todo Israel.[#28,23: Esta breve noticia resume lo que cuenta la fuente deuteronomista en 2 Re 16,10-15.; #2 Re 16,10-15.]

24Ajaz reunió los objetos del Templo y los hizo añicos, cerró las puertas del Templo del Señor y se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén.[#28,24: Los últimos datos del Cronista sobre Ajaz refieren sus acciones idolátricas que culminan en el cierre del Templo (2 Re 16,17-18 sólo habla de algunas reformas censurables). La clausura del Templo significa, en la práctica, la clausura de todo un ciclo, toda vez que el Templo constituye la razón de ser de la dinastía davídica y de toda la Historia Cronística.]

25Construyó también santuarios en cada ciudad de Judá para quemar incienso a los dioses ajenos, indignando con ello al Señor, Dios de sus antepasados.

26El resto de la historia de Ajaz, y todas sus andanzas de principio a fin, está escrito en el libro de los Reyes de Judá e Israel.

27Cuando Ajab murió, fue enterrado en la ciudad de Jerusalén, pero no lo llevaron al panteón real. Su hijo Ezequías le sucedió como rey.[#28,27: Ver 21,20; 24,25 y notas.; #21,20+.]

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain