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1Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prueba.[#4,1: Esta estadía de Jesús en el desierto evoca, sin duda, la experiencia que el pueblo de Israel vivió en el desierto del Sinaí al salir de Egipto (ver Ex 15,22—20,26; 32—34; Nm 9—17). También allí el pueblo fue puesto a prueba, si bien, a diferencia de Jesús, sucumbió ante ella.]
2Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y al final sintió hambre.[#4,2: Cifra simbólica para indicar plenitud; está probablemente inspirada en textos bíblicos tales como Gn 7,4; Ex 24,18; 34,28; Nm 14,33-34; 32,13; Dt 9,9.18; 1 Re 19,8; Sal 95,10.; #Ver (además de los textos del AT citados en nota anterior) Hch 1,3; 4,22; 7,23; 13,18; Heb 3,9.17.]
3Entonces se le acercó el diablo y le dijo:
— Si de veras eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4Jesús le contestó:
— Las Escrituras dicen: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra pronunciada por Dios .
5El diablo lo llevó luego a la ciudad santa, lo subió al alero del Templo[#4,5: Es decir, Jerusalén, ciudad sagrada por excelencia para los judíos sobre todo por la presencia en ella del Templo.; #Ne 11,1; Is 52,1; Ap 11,2; 21,2.10.]
6y le dijo:
— Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque dicen las Escrituras: Dios ordenará a sus ángeles que cuiden de ti y te tomen en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra .
7Jesús le contestó:
— También dicen las Escrituras: No pondrás a prueba al Señor tu Dios .
8De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto y, mostrándole todas las naciones del mundo y su esplendor,
9le dijo:
— Yo te daré todo esto si te arrodillas ante mí y me adoras.
10Pero Jesús le replicó:
— Vete de aquí, Satanás, pues dicen las Escrituras: Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto .
11El diablo se apartó entonces de Jesús, y llegaron los ángeles para servirle.
12Al enterarse Jesús de que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea.[#4,12: Fue Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, (ver VOCABULARIO BÍBLICO) quien hizo encarcelar a Juan el Bautista (ver 14,3-12; Mc 6,17-29; Lc 3,20; Jn 3,24).]
13Pero no fue a Nazaret sino que fijó su residencia en Cafarnaún, junto al lago, en los términos de Zabulón y Neftalí,[#4,13: Ver nota a 2,23. En realidad, el texto griego del presente pasaje dice: , que es una forma rara del mismo nombre.— Población situada en la orilla noroccidental del lago de Tiberíades. En tiempos de Jesús era un centro importante donde convivían judíos y paganos; en la actualidad sólo quedan sus ruinas.— Ver nota a 4,18.— Se trata de dos de las tribus del antiguo Israel, cuyos territorios estaban situados en el norte de Palestina.]
14en cumplimiento de lo dicho por medio del profeta Isaías:
15¡Tierra de Zabulón y Neftalí,
camino del mar, al oriente del Jordán,
Galilea de los paganos!
16El pueblo sumido en las tinieblas
vio una luz resplandeciente;
a los que vivían en país de sombra de muerte,
una luz los alumbró.
17A partir de aquel momento, Jesús comenzó a predicar diciendo:[#3,2.]
— Conviértanse, porque ya está cerca el reino de los cielos.
18Iba Jesús paseando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: Simón, también llamado Pedro, y su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red en el lago.[#4,18: Lit. Los hebreos empleaban la misma palabra para designar a una vasta extensión de agua. Mateo, Marcos y Juan (no, en cambio, Lucas —ver Lc 5,1—) se acomodan a este uso para referirse al lago de Genesaret o Tiberíades (ver nota a Jn 6,1) que está situado en el norte de Palestina, en la cuenca alta del río Jordán, y que tiene 21 km de largo por 12 km de ancho. En sus orillas estaban asentadas numerosas y florecientes ciudades.]
19Jesús les dijo:
— Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.
20Ellos dejaron de inmediato punto sus redes y se fueron con él.
21Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, que estaban en la barca con su padre, reparando las redes. Los llamó,
22y ellos, dejando en seguida la barca y a su padre, lo siguieron.
23Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas judías. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias de la gente.[#4,23: Lit. Así también en 9,35. Expresión un tanto sorprendente y que parece sugerir que, cuando se redactaba este evangelio, ha tenido ya lugar una profunda ruptura entre judíos y cristianos.— Lit. Ver notas a Mc 1,1 y Rm 1,1.; #8,16; 9,35; 11,5; 24,14; Mc 1,32.39; 6,55-56; Lc 4,15; 6,18-19.]
24Su fama se extendió por toda Siria, y le traían a todos los que padecían algún mal: a los que sufrían diferentes enfermedades y dolores, y también a endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y Jesús los curaba.[#4,24: Podría referirse a toda la provincia romana de este nombre que incluía Palestina; sin embargo, es más probable que designe únicamente la comarca situada al norte de Galilea.]
25Así que lo seguía una enorme muchedumbre procedente de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la orilla oriental del Jordán.[#4,25: La palabra significa Se trataba de una confederación de diez ciudades paganas asentadas casi todas en la región oriental del lago de Tiberíades.; #8,1; 12,15; Mc 3,7-8; Lc 6,17.]