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1NO te jactes del día de mañana;[#Stg. 4.13,14.]
Porque no sabes qué dará de sí el día.
2Alábete el extraño, y no tu boca;[#2 Co. 10.12.]
El ajeno, y no tus labios.
3Pesada es la piedra, y la arena pesa;
Mas la ira del necio es más pesada que ambas cosas.
4Cruel es la ira, é impetuoso el furor;
Mas ¿quién parará delante de la envidia?
5Mejor es reprensión manifiesta[#28.23. Ga. 2.14.]
Que amor oculto.
6Fieles son las heridas del que ama;[#Sal. 141.5.]
Pero importunos los besos del que aborrece.
7El alma harta huella el panal de miel;
Mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.
8Cual ave que se va de su nido,
Tal es el hombre que se va de su lugar.
9El ungüento y el perfume alegran el corazón:
Y el amigo al hombre con el cordial consejo.
10No dejes á tu amigo, ni al amigo de tu padre;[#17.17 y 18.24.]
Ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción:
Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
11Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón,[#10.1.]
Y tendré qué responder al que me deshonrare.
12El avisado ve el mal, y escóndese,[#22.3.]
Mas los simples pasan, y llevan el daño.
13Quítale su ropa al que fió al extraño;[#20.16.]
Y al que fió á la extraña, tómale prenda.
14El que bendice á su amigo en alta voz, madrugando de mañana,
Por maldición se le contará.
15Gotera continua en tiempo de lluvia,[#19.13.]
Y la mujer rencillosa, son semejantes:
16El que pretende contenerla, arresta el viento:
O el aceite en su mano derecha.
17Hierro con hierro se aguza;
Y el hombre aguza el rostro de su amigo.
18El que guarda la higuera, comerá su fruto;[#1 Co. 9.7.]
Y el que guarda á su señor, será honrado.
19Como un agua se parece á otra,
Así el corazón del hombre al otro.
20El sepulcro y la perdición nunca se hartan:[#30.15,16.]
Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
21El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro:[#17.3.]
Y al hombre la boca del que lo alaba.
22Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo á pisón majados,[#23.35. Is. 1.5. Jer. 5.3.]
No se quitará de él su necedad.
23Considera atentamente el aspecto de tus ovejas;
Pon tu corazón á tus rebaños:
24Porque las riquezas no son para siempre;[#1 Ti. 6.7.]
¿Y será la corona para perpetuas generaciones?
25Saldrá la grama, aparecerá la hierba,[#Sal. 104.14.]
Y segaránse las hierbas de los montes.
26Los corderos para tus vestidos,
Y los cabritos para el precio del campo:
27Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa,
Y para sustento de tus criadas.