Sabiduría 11

Sabiduría 11

1Ella dio a tu pueblo éxito en sus empresas[#11.1 Después de hablar del paso del Mar Rojo, la atención se dirige a la travesía por el desierto (11.2-14).]

por medio de Moisés, santo profeta.

2Atravesaron un desierto solitario

y acamparon en llanuras sin caminos;

3hicieron frente a sus enemigos

y rechazaron a sus adversarios.

4Cuando tuvieron sed, te invocaron,

y de una roca áspera, de una piedra dura,

les diste agua para calmar su sed.

5Las mismas cosas con que sus enemigos fueron castigados

sirvieron a tu pueblo en los momentos difíciles.

6Los enemigos no hallaron en el río agua inagotable,

sino agua turbia, llena de sangre y lodo,

7en castigo por su orden de matar a los niños.[#Ex 1.15-22.]

A tu pueblo, en cambio, sin que lo esperara,

le diste agua en abundancia.

8Así, haciendo que entonces pasara sed,

le mostraste cómo habías castigado a sus enemigos.

9Al sufrir la prueba, aunque era una corrección hecha con amor,[#11.9 El autor ve en los sufrimientos de los israelitas una corrección, como la que el padre hace a sus hijos. Cf. Dt 8.2-5; Pr 3.11-12; Heb 12.4-11.]

conoció los tormentos que sufren los malvados,

cuando tú, enojado, los castigas.

10A tu pueblo lo corregiste

como padre que reprende,

pero a los enemigos los juzgaste

como rey severo que condena.

11Sea que estuvieran en casa o fuera de ella,

sufrieron iguales aflicciones;

12su dolor y tristeza aumentaron

al recordar lo sucedido,

13pues, al saber que sus propios castigos

habían sido para bien de tu pueblo,

vieron que eras tú, Señor, quien actuaba.

14A Moisés lo habían hecho abandonar siendo niño,

y más tarde lo rechazaron con burlas,

pero al final tuvieron que admirarlo.

La sed que sufrieron los impíos

fue muy diferente de la de los justos.

Moderación de Dios con Egipto

15En castigo de su perversión y falta de entendimiento,

que los hicieron caer en el error de dar culto

a reptiles sin razón y a animales despreciables,

les enviaste una multitud de animales estúpidos,

16para enseñarles que las cosas con que el hombre peca,

esas mismas le sirven de castigo.

17Tu mano omnipotente,

que de la materia sin forma creó el mundo,

hubiera podido fácilmente enviar contra ellos

manadas de osos o de leones feroces,

18o crear fieras desconocidas, llenas de furor,

que, lanzando resoplidos de fuego,

o despidiendo humo entre rugidos,

o arrojando por los ojos chispas terribles,

19no solo habrían sido capaces de atacarlos y matarlos,

sino que, con solo su aspecto,

los habrían hecho morir de miedo.

20Y aun sin acudir a tales medios,

un soplo nada más habría bastado,

para que cayeran perseguidos por tu justicia

y arrollados por la fuerza de tu poder.

Sin embargo, tú lo has dispuesto todo

con moderación y orden y equilibrio.

Motivos de la moderación de Dios

21Tú puedes, en cualquier momento, actuar con gran poder;

¿quién puede resistir la fuerza de tu brazo?

22Porque el mundo entero es ante ti

como la pesa más pequeña en la balanza,

o como una gota de rocío

que cae al amanecer sobre la tierra.

23Sin embargo, tú de todos tienes compasión,

porque lo puedes todo

y no te fijas en los pecados de los hombres,

para que se arrepientan.

24Amas a todos los seres

y no aborreces nada de lo que has hecho;

si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado.

25¿Cómo podrían existir los seres,

si tú no lo hubieras querido?

¿Cómo podrían conservarse,

si tú no lo ordenaras?

26Tú tienes compasión de todos,

porque todos, Señor, te pertenecen,

y tú amas todo lo que tiene vida,

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies