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1No pasó mucho tiempo antes de que la gente empezara a quejarse de lo mucho que estaban sufriendo. Cuando el Señor escuchó lo que decían, se enfadó. El fuego del Señor los quemó, destruyendo algunos que iban por los extremos del campamento.
2El pueblo clamó a Moisés por ayuda. Entones él oró al Señor y el fuego se apagó.
3Ese lugar se llamó Taberá, porque el fuego del Señor los quemó.[#11:3. “Taberá” significa “arder”.]
4Entonces un grupo de alborotadores que estaba entre ellos tenían antojos de comida tan intensos que afectaron a los israelitas que empezaron a llorar de nuevo, preguntando “¿Quién va a conseguirnos algo de carne para comer?[#11:4. Generalmente asociado con una “multitud mixta” que salió de Egipto con los Israelitas (ver Éxodo 12:38)]
5Recuerden todo el pescado que comíamos en Egipto y que no nos costaba nada, así como los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y el ajo.
6¡Pero ahora nos estamos desvaneciendo aquí! ¡Lo único que vemos es este maná!”
7El maná tenía la apariencia de semillas de cilantro, de color claro como la resina.
8El pueblo salía a recogerlo, lo molíancon un molino o lo trituraban en un mortero; luego lo hervirían en una olla y lo convertirían en pan plano. EL sabor era como de pasteles hechos con el mejor aceite de oliva.
9Cuando el rocío descendíasobre el campamento por la noche, el maná bajaba con él.
10Moisés escuchó a todas las familias llorando a la entrada de sus tiendas. El Señor se enfadó mucho, y Moisés también se enfadó.
11Le preguntó al Señor: “¿Por qué me has puesto las cosas tan difíciles a mí, tu siervo? ¿Por qué estás tan descontento conmigo que me has puesto la pesada responsabilidad de toda esta gente?
12¿Acaso son mis hijos? ¿Los di a luz para que me dijeras: ‘Sujétalos en tu pecho como una nodriza que lleva un bebé’ y luego tener que llevarlos a la tierra que les prometiste a sus antepasados?
13¿De dónde se supone que voy a sacar carne para todos ellos? Se siguen quejando de mí, ‘¡Consíguenos algo de carne para comer!’
14No puedo seguir soportando a todo este pueblo yo solo. ¡Es demasiado!
15Si esta es la forma en que me vas a tratar, entonces por favor mátame ahora para no tener que enfrentarme a esta depresión que me abruma. Por favor, concédeme esta petición”.
16Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Trae ante mí setenta ancianos israelitas que sepas que son respetados como líderes por el pueblo. Llévalos al Tabernáculo de Reunión. Se quedarán allí contigo.
17Yo bajaré y hablaré contigo allí. Tomaré un poco del Espíritu que tienes y se lo daré. Ellos tomarán parte de la responsabilidad del pueblo para que no tengas que soportarlo todo tú solo.
18“Dile al pueblo: Purifíquense, porque mañana tendrán carne para comer, pues se han quejado y el Señor ha oído su petición: ‘¿Quién nos va a dar carne para comer? Estábamos mejor en Egipto’. Así que el Señor va a proveerles carne para comer.
19La comerán, no sólo por un día o dos, ni por cinco, diez o veinte días.
20La comerán durante un mes entero hasta que vomiten y les salga por las narices, porque han rechazado al Señor, que está aquí con ustedes, y se han quejado de él diciendo: ‘¿Por qué se nos ocurrió salir de Egipto?’”
21Pero Moisés respondió: “Estoy aquí con 600.000 personas y me dices: ‘Les voy a dar carne y la comerán durante un mes’?
22ún si todos nuestros rebaños y manadas fueran sacrificados, no sería suficiente para ellos. Incluso si todos los peces del mar fueran capturados, ¡no sería suficiente para todos ellos!”
23“¿No tiene el Señor el poder de hacer eso?” , respondió el Señor. “¡Ahora vas a ver con tus ojos si lo que he dicho sucederá o no!”
24Entonces Moisés fue y compartió con el pueblo lo que el Señor dijo. Convocó a setenta ancianos del pueblo y los hizo ponerse de pie alrededor de la tienda.
25Entonces el Señor descendió y le habló. El Señor tomó algo del Espíritu que Moisés tenía y se lo dio. Ellos profetizaron, pero esto no volvió a suceder.
26Sin embargo, dos hombres llamados Eldad y Medad se habían quedado en el campamento, y el Espíritu vino sobre ellos también. (Habían sido puestos en la lista de los setenta ancianos, pero no habían ido a la tienda. Pero profetizaron donde estaban en el campamento de todos modos).
27Un joven corrió y le dijo a Moisés: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento”.
28Josué, hijo de Nun, que había sido asistente de Moisés desde joven, reaccionó diciendo: “¡Moisés, mi señor, tienes que detenerlos!”
29“¿Estás celoso de mi reputación?” respondió Moisés. “¡Deseo que cada uno en el pueblo del Señor sea profeta y que el Señor les dé su espíritu a todos!”
30Entonces Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.
31El Señor envió un viento que sopló codornices desde el mar y las hizo caer cerca del campamento. Cubrieron el suelo hasta una profundidad de unos dos codos y se extendieron durante un día de viaje en todas direcciones del campamento.
32Durante todo ese día y noche, y durante todo el día siguiente, el pueblo siguió recogiendo codornices. Todos recolectaron al menos diez homers, y las repartieron por todo el campamento.[#11:32. Estimado en un volumen de 220 litros.]
33Pero mientras la gente seguía mordiendo la carne, incluso antes de que la masticaran, el Señor mostró su ardiente ira contra ellos, matando a algunos de ellos con una grave enfermedad.
34Llamaron a ese lugar Quibrot-Hatavá, porque allí enterraron a la gente que tenía estos intensos antojos de comida.[#11:34. Que significa: “sepulturas de glotonería”.]
35Luego se trasladaron de Quibrot-Hataváhacia Jazerot, donde permanecieron durante algún tiempo.