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1Jonatán, al ver que las circunstancias le eran favorables, escogió a algunos hombres y los envió a Roma para confirmar y renovar el tratado de amistad.[#12,1: Ver 8,22-23. Estas renovaciones son características de la época como volveremos a encontrar en 14, 18.22.; #8,17-32.]
2Con el mismo propósito envió también cartas a Esparta y a otros lugares.[#12,2: Esta ciudad (en la península del Peloponeso, al sur de Grecia) vuelve a ganar importancia política en estos momentos.]
3Los que viajaron a Roma se presentaron en el senado con este mensaje:
— El sumo sacerdote Jonatán y la nación judía nos han enviado para renovar con ustedes el tratado de amistad y el pacto que anteriormente habíamos hecho.
4Los romanos les proveyeron entonces de salvoconductos para que las autoridades de cada lugar los dejaran regresar en paz a Judea.
5Y esta es una copia de la carta que Jonatán escribió a los espartanos:
6“El sumo sacerdote Jonatán, el Consejo de Ancianos del pueblo, los sacerdotes y el pueblo judío en pleno, saludan a sus hermanos los espartanos.
7El rey Ario escribió en otro tiempo una carta al sumo sacerdote Onías, asegurándonos que ustedes nos tienen por hermanos, tal como atestigua la copia adjunta.[#12,7: Debe tratarse de Ario I rey de Esparta (309-265 a. C.) y de Onías I, aunque Josefo, por error, sitúa el asunto en tiempos de Onías III, muerto en el 174 a. C.; #12,20-23; 2 Ma 5,7.]
8Onías recibió con todos los honores al enviado y aceptó la carta en la cual se exponían los términos de la alianza y la amistad.
9Aunque nosotros no necesitamos nada de todo eso, puesto que encontramos el consuelo en los libros sagrados que tenemos en nuestras manos,[#12,9: Es la única vez en la Biblia que encontramos esta expresión. Quizá quiere englobar el conjunto de libros que componen la Biblia hebrea: la ley, los profetas y los otros escritos (ver el prólogo del Eclo).]
10nos hemos decidido a enviarles una embajada encargada de renovar nuestros lazos de fraternal amistad, a fin de que no lleguemos a resultarles gente extraña por el mucho tiempo transcurrido desde que ustedes nos escribieron.
11Nosotros en ningún momento hemos dejado de recordarlos, lo mismo en las fiestas que en los demás días señalados, cuando ofrecemos sacrificios y cuando oramos, porque acordarse de los hermanos es algo justo y conveniente.
12¡Nos alegramos de la fama de ustedes!
13En cambio, nosotros nos hemos visto rodeados de graves dificultades y guerras, y hemos sido atacados por los reyes de nuestro entorno.
14A causa de esas guerras no hemos querido molestarlos a ustedes, ni tampoco a ninguno de nuestros aliados y amigos,
15porque contamos con la ayuda de Dios, que nos ha librado de nuestros enemigos y a ellos los ha humillado.
16Hemos escogido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatros, hijo de Jasón, y los hemos enviado para renovar con los romanos nuestro antiguo tratado de amistad.[#14,22; 15,15.]
17También les ordenamos que fueran a saludarlos y a entregarles esta carta, con la cual quisiéramos renovar nuestra fraternidad con ustedes.
18Ahora esperamos de ustedes una respuesta favorable”.
19Por lo que se refiere a la carta que los espartanos enviaron a Onías, esta es la copia:
20“Ario, rey de Esparta, saluda al sumo sacerdote Onías.
21En un documento que hemos encontrado, consta que los espartanos y los judíos son hermanos, porque tanto unos como otros son del linaje de Abrahán.[#12,21: Esta leyenda ya corría por Esparta cuando Jasón se refugió allí en busca de asilo en torno al 168 a. C. (2 Ma 5,9).]
22Ahora pues, habiendo sabido esto, les agradecería que me escribieran para comunicarme cómo se encuentran.
23Por nuestra parte les escribimos esto: si sus ganados y bienes son nuestros, también los nuestros son de ustedes. A tal respecto, he dado órdenes de que ustedes sean informados”.
24Jonatán tuvo noticias de que los generales de Demetrio, con un ejército más numeroso aún que el anterior, habían regresado para luchar contra él.
25Entonces salió de Jerusalén para hacerles frente en la región de Jamat, sin darles tiempo a entrar en su propio territorio.[#12,25: se corresponde con la Apamea de los seleúcidas que bordea al noreste la Celesiria.]
26Envió espías al campamento enemigo, los cuales, a su regreso, le informaron de que los sirios estaban preparando un ataque nocturno contra ellos.
27Apenas se puso el sol, Jonatán ordenó a sus tropas que velaran toda la noche con las armas en la mano, preparados para entrar en combate. Y alrededor del campamento estableció puestos de centinela.
28Cuando los enemigos se enteraron de que Jonatán y sus soldados estaban preparados para la batalla, se acobardaron y perdieron el ánimo. Encendieron hogueras y huyeron.
29Viendo la luz de las hogueras, Jonatán y los suyos no se percataron de lo ocurrido hasta la mañana siguiente.
30Jonatán los persiguió, pero no logró alcanzarlos, porque ellos habían cruzado ya el río Eléutero.[#12,30: Ver nota a 11,7.]
31Jonatán se volvió entonces contra los árabes llamados “zabadeos”, los derrotó y se hizo dueño del botín.
32Después se puso de nuevo en marcha hacia Damasco y recorrió toda la región.
33Simón, entre tanto, emprendió una expedición hasta Ascalón y las fortalezas vecinas. Luego se dirigió a Jope y se apoderó de ella,
34pues se había enterado de que sus habitantes pretendían entregar aquella fortaleza a los partidarios de Demetrio. Allí puso una guarnición para defenderla.
35Jonatán, a su regreso, convocó a los ancianos del pueblo y, juntamente con ellos, decidió construir fortalezas en Judea,
36elevar más la muralla de Jerusalén y levantar un gran muro de separación entre la ciudadela y la ciudad, de modo que los de la guarnición no compraran ni vendieran cosa alguna.[#12,36: Todavía en manos de los partidarios de Demetrio (11,20).]
37La gente se reunió para reconstruir la ciudad, ya que la parte oriental de la muralla, la que daba al torrente, se había derrumbado. También fue restaurada la parte que se conocía como Cafenatá.[#12,37: Se trata del Cedrón.— Palabra aramea que significa “el doble” por lo que se atribuye al Barrio Nuevo de 2 Re 22,14 situado al noroeste del Templo.]
38Simón, a su vez, reconstruyó Adida, en la Sefela, fortificándola y proveyéndola de puertas y cerrojos.[#12,38: La Jadid que encontramos en Esd 2,33 a unos 6 km al noreste de Lida.]
39Trifón pretendía ser rey de Asia, eliminando al rey Antíoco y ciñéndose la corona.
40Pero temía que Jonatán se lo impidiera y le declarara la guerra; por eso pensaba en la manera de hacerlo prisionero y acabar con él. Así que se puso en marcha y llegó a Betsán.
41Pero Jonatán salió a su encuentro con cuarenta mil soldados escogidos para la guerra y se dirigió también a Betsán.
42Cuando Trifón lo vio llegar con aquel gran ejército, no se atrevió a hacerle frente,
43sino que lo recibió con honores, lo presentó a todas sus amistades y le hizo regalos. Luego ordenó a sus amigos y a sus tropas que lo obedecieran, como si de él mismo se tratara.
44Le dijo a Jonatán:
— ¿Para qué has movilizado a toda esa gente, si no hay guerra entre nosotros?
45Mándalos ahora que regresen a sus casas, quédate con unos cuantos que te acompañen y ven conmigo a Tolemaida. Yo te entregaré la ciudad y el resto de las fortalezas, así como las tropas y todos los funcionarios. Luego regresaré, porque tan sólo he venido para esto.
46Jonatán le creyó, e hizo lo que él le había dicho: despidió a sus tropas, que se volvieron a Judea.
47Se quedó con tres mil soldados, de los cuales dejó dos mil en Galilea y únicamente mil lo acompañaron.
48Pero apenas Jonatán había entrado en Tolemaida, sus habitantes cerraron las puertas, lo capturaron y mataron a filo de espada a todos los que iban con él.
49Luego Trifón envió el ejército y la caballería a la gran llanura de Galilea para exterminar a todos los hombres de Jonatán.[#12,49: El valle del Esdrelón, entre Betsán y el Jordán.]
50Pero estos, al darse cuenta de que Jonatán había sido apresado y que había muerto con todos los que lo acompañaban, se animaron mutuamente y, avanzando en filas compactas, se aprestaron a combatir.
51Sus perseguidores, viéndolos resueltos a luchar hasta la muerte, emprendieron la retirada.
52De esa manera regresaron todos a Judea sanos y salvos; allí, llenos de aflicción, lloraron a Jonatán y a sus compañeros. En Israel se hizo un gran duelo.
53Todos los pueblos vecinos trataron entonces de exterminar a los judíos, pues decían:
— ¡Ya no tienen jefe ni nadie que venga en su ayuda! ¡Ahora es la ocasión de luchar contra ellos y borrar su memoria de entre el género humano!