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1Había un hombre en Israel llamado Jonás, hijo de Amitai. Un día el SEÑOR le dijo:[#1:1 Es probablemente el mismo profeta mencionado en 2 R 14:25.]
2«Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y avisa que voy a acabar con ella porque su maldad me es obvia».[#1:2 Capital de Asiria. El ejército de ese país destruyó el norte de Israel entre los años 723 a 721 a. C.]
3Pero Jonás quiso escapar del SEÑOR y se fue hacia Tarsis. Bajó a Jope, donde encontró un barco que salía a Tarsis, pagó su pasaje y descendió al barco junto con los demás que iban a esa ciudad, lejos de la presencia del SEÑOR.[#1:3 Un pueblo que quedaba en la costa de Israel sobre el mar Mediterráneo.]
4Pero el SEÑOR arrojó al mar un fuerte viento y hubo una tormenta tan grande que el barco corría el peligro de romperse en pedazos.
5Los marineros estaban muy asustados, cada uno le rogaba a su propio dios y arrojaron la carga al mar para quitarle peso al barco. Mientras tanto Jonás había bajado al interior del barco y se encontraba sumido en un sueño profundo.
6Entonces el capitán se le acercó y le dijo:
—¿Qué estás haciendo ahí, dormilón? ¡Levántate y ruega a tu dios! A lo mejor tu dios se fije en nosotros y nos ponga a salvo.
7Entonces los marineros se decían unos a otros:
—Echemos suertes para averiguar quién es el responsable de la calamidad que estamos sufriendo.
Así lo hicieron y la suerte señaló que Jonás era el culpable.
8Entonces le dijeron:
—Dinos, ¿Por causa de quién estamos pasando esta calamidad? ¿Cuál es el propósito de tu viaje? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿Quién es tu gente?
9Jonás les respondió:
—Soy hebreo y adoro al SEÑOR, Dios del cielo, creador del mar y de la tierra.
10Entonces los hombres se asustaron mucho y le preguntaron:
—¿Qué es lo que has hecho?
Pues sabían que estaba huyendo de la presencia del SEÑOR porque Jonás se lo había contado.
11Como la tormenta era cada vez más fuerte, le preguntaron a Jonás:
—¿Qué debemos hacer contigo para calmar el mar?
12Él les contestó:
—Agárrenme y échenme al mar, y la tormenta se calmará. Yo sé que esta terrible tormenta cayó sobre ustedes por culpa mía.
13Los marineros empezaron a remar con todas sus fuerzas con la esperanza de llegar a tierra firme, pero no lo lograron porque el mar se ponía cada vez más violento y se volvía en contra de ellos.
14Entonces clamaron así al SEÑOR: «SEÑOR, no nos hagas morir por quitarle la vida a este hombre. No nos culpes por matar a un inocente, porque tú eres el SEÑOR y actúas como bien te parece».
15Así pues, agarraron a Jonás, lo lanzaron al mar y el mar se calmó.
16Al ver esto sintieron mucho respeto por el SEÑOR, así que le ofrecieron un sacrificio e hicieron promesas al SEÑOR.
17El SEÑOR había dispuesto un gran pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches dentro del estómago del pez.