1 MACABEOS 15

Antíoco VII reconoce los títulos de Simón

1Desde las islas del mar, Antíoco, hijo de Demetrio, envió una carta a Simón, sacerdote y autoridad suprema de los judíos, y a toda la nación.[#15,1: El texto griego no especifica de que mar se trata, aunque con toda probabilidad se refiere al Mediterráneo.— Se trata de Antíoco VII (138-129 a. C.), hijo de Demetrio I y hermano de Demetrio II. Se había criado en Side y de ahí recibió el sobrenombre de “Sidetes”, aunque su sobrenombre oficial era , es decir, “Benefactor”.]

2La carta se redactó en los siguientes términos:

“El rey Antíoco saluda a Simón, sumo sacerdote y gobernante de la nación judía.

3Cierta gente malvada se ha apoderado del reino de nuestros antepasados; pero yo estoy dispuesto a recobrarlo y a restablecer la situación anterior. Esa es la razón por la cual he organizado un gran ejército y he equipado naves de guerra;

4quiero desembarcar en el país y castigar a los que redujeron a ruinas nuestra patria y asolaron muchas ciudades de mi reino.

5Por eso, yo ratifico ahora todas las exenciones tributarias y cuantos otros privilegios te otorgaron mis predecesores;[#10,28; 13,37.]

6y te autorizo también a que acuñes moneda propia, de curso legal en tu país.

7Jerusalén y el Templo serán libres, y todo el armamento que has fabricado, así como las fortalezas que has construido y que ocupas, seguirán siendo tuyas.

8Cualquier deuda que tengas contraída con el tesoro real, incluidas las que en el futuro puedas contraer, quedan canceladas desde ahora y para siempre.

9Y cuando hayamos recuperado nuestro reino, te colmaremos de tantos honores a ti, a tu pueblo y al Templo, que la gloria de ustedes será conocida en toda la tierra”.

10En el año ciento setenta y cuatro se dirigió Antíoco a la tierra de sus antepasados. Todas las tropas se pasaron a su lado, de modo que fueron muy pocos los que quedaron con Trifón.[#15,10: En el otoño del 139 a. C. Antíoco desembarca en Seleucia, el puerto de Antioquía.]

11Antíoco lo persiguió, y Trifón se refugió en la ciudad costera de Dor,[#15,11: Al sur del Carmelo.]

12pues al ver que sus tropas lo habían abandonado, comprendió que muchas calamidades caerían sobre él.

13Antíoco acampó frente a Dor, con ciento veinte mil soldados de infantería y ocho mil de caballería.

14Cercó con sus tropas la ciudad, al tiempo que las naves se acercaban a ella por el mar; de este modo, la ciudad quedó sitiada por tierra y por mar; nadie podía entrar ni salir de ella.

El regreso de Numenio

15Mientras tanto, Numenio y sus compañeros regresaron de Roma. Traían cartas para los diversos reyes y países, en las cuales se decía:[#15,15: Continuación de 14,24.; #12,16; 14,22.24.]

16“Lucio, cónsul de los romanos, saluda al rey Tolomeo.[#15,16: Se trata de Lucio Cecilio Metelo Calvo que era cónsul en el 142 a. C.; cabe suponer, por tanto, que esta carta no se encuentra correctamente ubicada en este libro (ver 14,18).— Tolomeo VIII (145-116 a. C.).]

17El sumo sacerdote Simón y el pueblo judío, amigos nuestros y aliados, nos han enviado una embajada con la misión de renovar nuestra antigua amistad y nuestro pacto.

18También nos han traído un escudo de oro de mil minas.[#15,18: Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS y nota a 14,24.]

19Por eso hemos resuelto escribir a los diversos reyes y países, para pedirles que no les causen ningún mal y que no hagan guerra contra ellos ni contra sus ciudades ni contra su país, ni se alíen tampoco con sus enemigos.

20Hemos decidido aceptar el escudo que nos trajeron.

21Si algunos malvados huyen de su patria judía y van a refugiarse entre ustedes, entrégueselos al sumo sacerdote Simón, para que los castigue de acuerdo con su ley”.

22Cartas iguales fueron enviadas al rey Demetrio, a Atalo, a Ariarates, a Arsaces[#15,22: Roma desconoce todavía que haya sido capturado por los partos.— Atalo II rey de Pérgamo (159-138 a. C.).— Ariarates V rey de Capadocia (162-131 a. C.).— Arsaces VI rey de los partos (171-138 a. C.) (ver nota a 14,2).]

23y a todos estos países: Sampsame, Esparta, Delos, Mindos, Sición, Caria, Samos, Panfilia, Licia, Halicarnaso, Rodas, Fasélida, Cos, Side, Arados, Górtina, Cnido, Chipre y Cirene.[#15,23: Esta lista refleja el estado político de Oriente Próximo en torno a la mitad del segundo siglo: grandes reinos como Caria y Licia; islas o ciudades independientes y otras como Chipre o Cirene que dependen de Egipto. En muchas de estas ciudades existía una numerosa comunidad judía.]

24Igualmente, al sumo sacerdote Simón le fue enviada una copia de esta carta.

Antíoco VII se enemista con Simón

25El rey Antíoco, manteniendo el sitio de Dor, acampó en un suburbio de la ciudad y no cesó de atacarla con sus tropas y máquinas de guerra. Tenía cercado a Trifón de manera que nadie podía entrar ni salir.

26Simón envió en apoyo de Antíoco a dos mil soldados escogidos, y también plata, oro y gran cantidad de armamento.

27Pero Antíoco no sólo se negó a aceptarlos, sino que además anuló todas las concesiones anteriormente hechas a Simón y se manifestó enemistado con él.

28Le envió a Atenobio, uno de sus amigos, con el siguiente mensaje: “Ustedes han ocupado Jope, Guézer y la ciudadela de Jerusalén, que son parte de mi reino.

29Han devastado su territorio y causado graves daños al país; además se han adueñado de muchos lugares de mi reino.

30Ahora pues, devuélvanme las ciudades que ocuparon y entréguenme los impuestos que percibieron de lugares ajenos a Judea.

31En otro caso, paguen por los daños causados quinientos talentos de plata, y otros quinientos talentos por los impuestos de las ciudades. De no hacerlo así, les declararemos la guerra”.[#15,31: Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. Esta exigencia de Antíoco contradice sus promesas (15,8), pero concuerda con las condiciones exigidas por su padre (13,39).]

32Cuando Atenobio, el amigo del rey, llegó a Jerusalén, se quedó asombrado de la magnificencia de Simón, de su vajilla de oro y plata y de todo el esplendor que le rodeaba. Luego le comunicó el mensaje del rey.

33Simón respondió:

— Nosotros no hemos ocupado ninguna tierra extranjera, ni nos hemos adueñado de bienes ajenos, sino tan sólo de la herencia de nuestros antepasados, la cual, por un tiempo, nos habían arrebatado injustamente nuestros enemigos.

34Nosotros, aprovechando la ocasión favorable, hemos recuperado lo que habíamos heredado de nuestros antepasados.

35En lo que se refiere a Jope y Guézer, que tú nos reclamas, son precisamente las ciudades que causaron graves daños a nuestro pueblo y a nuestro país. No obstante, estamos dispuestos a darte por ellas cien talentos.

36Atenobio no respondió ni una sola palabra, sino que, lleno de irritación, regresó adonde estaba el rey y le informó de lo dicho por Simón, de su magnificencia y de todo lo que había visto. El rey se encolerizó muchísimo.

37Entre tanto, Trifón huyó a Ortosia en un barco.[#15,37: Entre Trípoli y el río Eléuteros.]

38El rey nombró a Cendebeo jefe supremo de la zona costera, y le proporcionó tropas de infantería y de caballería.

39Le ordenó que acampara frente a Judea, que reconstruyera Cedrón y reforzara sus puertas para combatir contra el pueblo judío, mientras el propio rey perseguía a Trifón.[#15,39: La actual Qatra a 6 km de Yamnia y a 25 km de Modín.— Trifón huyó a Apamea donde fue capturado y posteriormente ejecutado.]

40Cendebeo llegó a Yamnia y comenzó a hostigar al pueblo judío: hacía incursiones en Judea, apresando y matando a muchos.

41Reconstruyó Cedrón, poniendo allí tropas de caballería e infantería, que salieran a patrullar por los caminos de Judea siguiendo las órdenes del rey.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain