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1Samuel dijo a todo Israel:
— Ya ven que he escuchado todas las peticiones que me han hecho y que les he nombrado un rey.
2Pues bien, ahí tienen al rey que ha de guiarlos. Por lo que a mí respecta, ya estoy viejo y canoso, y mis hijos están entre ustedes. Los he dirigido desde mi juventud hasta el día de hoy.
3Y aquí me tienen si quieren acusarme de algo ante el Señor y ante su ungido. ¿Le he quitado a alguien un buey o un asno? ¿He explotado o maltratado a alguno? ¿He aceptado algún soborno para hacerme el de la vista gorda? Si es así, se lo devolveré.[#Nm 16,15; Eclo 46,19.]
4Respondieron:
— No nos has explotado ni maltratado, ni has aceptado sobornos de nadie.
5Samuel replicó:
— El Señor es hoy testigo contra ustedes, al igual que su ungido, de que no han encontrado en mí culpa alguna.
Respondieron:
— Sí, es testigo.
6Y Samuel dijo al pueblo:
— El Señor es quien eligió a Moisés y Aarón y quien sacó a los antepasados de ustedes de Egipto.
7Y ahora prepárense, porque voy a pedirles cuentas ante el Señor de todos los beneficios que él les ha hecho a ustedes y a sus antepasados.[#12,7: Lit. acciones salvíficas de Dios en beneficio de su pueblo.]
8Cuando Jacob llegó a Egipto, sus antepasados pidieron auxilio al Señor y él envió a Moisés y a Aarón para que sacasen a los antepasados de ustedes de Egipto y los instalasen en este lugar.[#Ex 2,23-24; 3,7-10; Dt 26,7-9.]
9Pero ellos olvidaron al Señor su Dios y él los entregó en poder de Sísara, general del ejército de Jasor, y en poder de los filisteos y del rey de Moab, que lucharon contra ellos.[#12,9-11: Se rememora aquí el esquema redaccional del libro de los Jueces tan característico de la escuela deuteronomista: pecado de infidelidad, castigo en forma de opresión del enemigo (12,9), súplica con reconocimiento del pecado (12,10) e intervención salvadora de Dios a través de los líderes carismáticos (12,11).; #Jue 3,12; 4—5; 6—8; 10—11: 13—16.]
10Entonces clamaron al Señor, diciendo: “Hemos pecado, abandonando al Señor para rendir culto a las imágenes de Baal y de Astarté. Líbranos del poder de nuestros enemigos y te serviremos”.
11Y el Señor envió a Jerubaal, a Barac, a Jefté y a Samuel para que los librasen del poder de sus enemigos vecinos y pudieran ustedes vivir tranquilos.[#12,11: Algunas versiones sustituyen a Samuel por Sansón o a Jerubaal por Gedeón; otras añaden a Débora. De cualquier forma, es significativa la inclusión de Samuel entre los grandes caudillos carismáticos de Israel.]
12Ahora, cuando han visto que Najás, el rey de los amonitas, los amenazaba, me han pedido un rey que los gobernara, aunque el Señor su Dios era el rey de ustedes.[#12,12: A diferencia de las causas esgrimidas anteriormente (8,5.20; 9,16), aquí se relaciona explícitamente la petición del rey con la amenaza del amonita Najás.— La petición del pueblo es denunciada como pecado porque implicaba el desprecio de la realeza de Dios y la pérdida de confianza en su intervención salvadora ante el ataque enemigo.; #11,1-2.]
13Pues bien, ahí tienen al rey que han elegido y que han exigido. Ya ven que el Señor les ha dado un rey.
14Si honran al Señor y le dan culto, si escuchan su palabra y no desobedecen sus mandatos, entonces les irá bien tanto a ustedes como al rey que los gobierna.
15Pero si no escuchan la palabra del Señor y desobedecen sus mandatos, el Señor los castigará a ustedes como castigó a su antepasados.[#12,15: Las fórmulas condicionales de 12,14-15 sitúan a la naciente monarquía en el contexto de la alianza entre Dios y el pueblo y la someten a sus cláusulas de bendición y maldición (ver Dt 28,1-68).]
16Y ahora permanezcan aquí y contemplarán el gran prodigio que Dios va a realizar delante de ustedes.
17¿No estamos en época de siega? Pues voy a invocar al Señor y él hará tronar y llover, para que ustedes reconozcan el gran pecado que han cometido ante al Señor al pedir un rey.[#12,17: Cuando las lluvias y tormentas son en Palestina un fenómeno más bien raro.]
18Samuel invocó al Señor y el Señor envió aquel día truenos y lluvia. Todo el pueblo sintió pánico del Señor y de Samuel.
19Y dijeron a Samuel:
— Intercede por tus siervos ante el Señor tu Dios, para que no perezcamos, ya que hemos añadido a todos nuestros pecados el delito de pedirnos un rey.
20Samuel respondió al pueblo:
— No teman. Es cierto que han cometido ese delito, pero ahora no se aparten del Señor y sírvanlo de todo corazón.
21No se aparten para seguir a nulidades que no pueden ayudarlos ni salvarlos, porque son inútiles.[#12,21: El mismo vocablo hebreo que en Gn 1,2 designaba el vacío y la nada primordiales, define aquí la insustancialidad de los ídolos y adjetiva sus (supuestas) intervenciones.]
22El Señor no abandonará a su pueblo por el honor de su nombre, pues el Señor ha decidido convertirlos en su pueblo.[#12,22: Promesa incondicional de Dios que destaca la gratuidad de la elección divina y que, para la generación del exilio, debía sonar como una llamada a la esperanza.; #Dt 26,17-19; Jr 14,21; Sal 84,14.]
23Por mi parte, Dios me libre de pecar contra el Señor, dejando de interceder por ustedes. Yo les enseñaré el camino bueno y recto.
24Así que honren al Señor y sírvanle con sinceridad y de todo corazón, ya que han reconocido los muchos beneficios que les ha hecho.
25Pero si persisten en el mal serán aniquilados tanto ustedes como su rey.[#12,25: Esta amenaza final va dirigida no tanto contra Saúl y su generación, cuanto contra el conjunto de los reyes de Israel y Judá.]