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1El Señor dijo a Samuel:
— ¿Hasta cuándo vas a seguir llorando por Saúl, si yo mismo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y prepárate que voy a enviarte a Jesé, el de Belén, pues me he elegido un rey entre sus hijos.
2Samuel replicó:
— ¿Cómo me las arreglo para ir? Si Saúl se entera me matará.
Y Dios le respondió:
— Llévate contigo una novilla y dices que vas a ofrecer un sacrificio al Señor.
3Luego invitas a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás a quien yo te indique.[#16,3: La unción de David tendrá lugar en el marco de una celebración cúltica en el santuario local de Belén, como sucedió con la de Saúl (9,12-13.23-24). Ver nota a 1 Sm 9,12.]
4Samuel hizo tal y como le había dicho el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron preocupados a recibirlo y le dijeron:
— ¡Bienvenido!
5Samuel respondió:
— ¡Salud! Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio.
Samuel purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio.
6Cuando llegaron, vio a Eliab y pensó:
— Aquí está el ungido del Señor.
7Pero el Señor le dijo:
— No valores sólo su aspecto y su buena planta, porque yo lo he descartado. Aquí no valen miras humanas. Pues ustedes se fijan en las apariencias, pero yo miro al corazón.
8Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, que dijo:
— A este tampoco lo ha elegido el Señor.
9Jesé le presentó a Samá, y Samuel volvió a decir:
— Tampoco a este lo ha elegido el Señor.
10Jesé le presentó a sus siete hijos, pero Samuel le dijo:
— El Señor no ha elegido a ninguno de estos.
11Luego preguntó a Jesé:
— ¿No te quedan más hijos?
Y Jesé le respondió:
— Falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Y Samuel le dijo:
— Manda a buscarlo, pues no comenzaremos hasta que venga.
12Jesé mandó traerlo. Era sonrosado, de hermosos ojos y bien parecido. El Señor le dijo:[#16,12: El término hebreo sólo es aplicado a Esaú (Gn 25,25) y a David. Aunque también puede significar las posteriores burlas de Goliat hacia su apariencia (17,42) parecen avalar nuestra opción.]
— Prepárate a ungirlo porque es este.
13Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió ante sus hermanos. Y a partir de aquel día el espíritu del Señor acompañó a David. Luego Samuel emprendió el regreso a Ramá.[#16,13: A diferencia de Saúl, invadido sólo ocasionalmente por el espíritu del Señor (10,6), la presencia del espíritu en David es permanente.]
14El espíritu del Señor se había apartado de Saúl y lo atormentaba un mal espíritu, enviado por el Señor.[#16,14: Una vez más se trata de afirmar el señorío de Dios sobre todos los fenómenos humanos y naturales.]
15Sus servidores le dijeron:
— Ya ves que te está atormentando un mal espíritu.
16Permite a tus siervos que busquemos a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando te sobrevenga el mal espíritu, él tocará y te sentirás mejor.[#16,16: El valor terapéutico otorgado aquí a la música es similar a su capacidad de provocar otros efectos psíquicos, como los éxtasis proféticos (ver 2 Re 3,15).]
17Saúl les ordenó:
— Búsquenme a alguien que toque bien y tráiganmelo.
18Entonces uno de los servidores le dijo:
— Yo conozco a un hijo de Jesé, el de Belén, que sabe tocar y que además es valiente, buen guerrero, elocuente, atractivo y el Señor está con él.
19Saúl mandó emisarios a decir a Jesé:
— Envíame a tu hijo David, el que está con el rebaño.
20Jesé preparó un asno, tomó pan, un pellejo de vino y un cabrito y se los envió a Saúl con su hijo David.
21David llegó y se presentó ante Saúl. Este le tomó mucho cariño y lo hizo su escudero.
22Luego mandó decir a Jesé:
— Deja que David se quede a mi servicio, pues me ha caído bien.
23Y cuando el mal espíritu atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y se ponía a tocar. Entonces Saúl se calmaba, se sentía mejor y se le pasaba el mal espíritu.