1 SAMUEL 5

El Arca entre los filisteos

1Después de capturar el Arca, los filisteos la trasladaron desde Eben Ézer hasta Asdod.

2Tomaron el Arca, la llevaron al templo de Dagón y la colocaron junto a Dagón.[#5,2: Nombre de una divinidad semítica, de origen amorreo, adoptada por los filisteos a su llegada a Canaán. Este dios, conocido en Ebla y en la mitología ugarítica, es el padre de Baal, dios fenicio-cananeo que desempeñará un significativo papel en los libros de los Reyes. Colocar el Arca junto a Dagón, el dios de los vencedores, es un gesto de sometimiento en relación con los vencidos y su dios.; #Jue 16,23.]

3Cuando los de Asdod se levantaron al día siguiente, encontraron a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Agarraron a Dagón y lo pusieron en su sitio.[#Is 46,1; Dn gr 14,27.]

4Cuando se levantaron a la mañana siguiente, encontraron de nuevo a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Tenía la cabeza y las dos manos arrancadas y tiradas sobre el umbral; de Dagón sólo quedaba el tronco.[#5,4: Contrasta el crudo antropomorfismo del dios filisteo con la inmaterialidad del Dios de Israel, poderosamente presente, aunque invisible, en el Arca.]

5Por esta razón, los sacerdotes de Dagón y los que visitan su templo en Asdod siguen sin pisar el umbral hasta el presente.

6El Señor castigó gravemente a los asdoditas y los aterrorizó, asolando con tumores a Asdod y a su comarca.[#5,6: Aunque nada se dice del origen y sintomatología de estos tumores (mencionados también en 5,9 y 5,12), la ofrenda expiatoria de 6,5 hace pensar en la peste bubónica, epidemia propagada por las ratas.]

7Cuando los asdoditas vieron lo que sucedía, dijeron:

— El Arca del Dios de Israel no debe quedarse entre nosotros, porque su poder se recrudece contra nosotros y contra nuestro dios Dagón.

8Entonces convocaron a todos los príncipes filisteos y los consultaron:

— ¿Qué podemos hacer con el Arca del Dios de Israel?

Ellos contestaron:

— Que la lleven a Gat.

Así, pues, trasladaron a Gat el Arca del Dios de Israel.

9Pero, nada más trasladarla, el Señor castigó a la ciudad e hizo cundir el pánico, pues hirió a sus habitantes, pequeños y grandes, y les salieron tumores.

10Entonces enviaron el Arca de Dios a Ecrón. Y, al llegar allí, los ecronitas se pusieron a gritar:

— ¡Han traído aquí el Arca del Dios de Israel para que nos aniquile a todos!

11Entonces convocaron de nuevo a todos los príncipes filisteos y les dijeron:

— Llévense el Arca del Dios de Israel y que vuelva a su sitio, para que no nos aniquile a todos.

Y es que por toda la ciudad cundía un pánico mortal, pues el Señor la había castigado muy duramente.

12Los que no morían estaban infectados de tumores y el clamor de la ciudad llegaba al cielo.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain