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1En la tribu de Benjamín había un hombre de buena posición llamado Quis, hijo de Abiel y descendiente de Seror, Becorat y Afiaj, el benjaminita.[#10,23; 1 Cr 8,33.]
2Quis tenía un hijo, llamado Saúl, un joven atractivo y el más esbelto entre los israelitas, pues les sacaba la cabeza a todos los demás.
3A su padre, Quis, se le habían extraviado las asnas; así que le dijo a su hijo Saúl:
— Llévate a uno de los criados y vete a buscar las asnas.
4Recorrió la serranía de Efraín y el término de Salisá, pero no encontró las asnas. Recorrió el término de Saalín, y nada. Recorrió también el término de Benjamín y tampoco las encontró.
5Cuando llegaron al término de Suf, Saúl dijo al criado que lo acompañaba:
— Vamos a regresar, no sea que mi padre empiece a preocuparse más por nosotros que por las asnas.
6Pero el criado le respondió:
— Mira, en esta ciudad vive un hombre de Dios muy respetado, pues todo lo que dice se cumple puntualmente. Acudamos a él y quizá nos indique el camino que debemos seguir.
7Saúl le contestó:
— Pero, si vamos, ¿qué podemos llevar a ese hombre? Porque ya no nos queda pan en las alforjas y no tenemos nada que ofrecerle. ¿Qué nos queda?
8Y el criado le dijo:
— Mira, tengo a mano una pequeña moneda de plata. Se la daré al hombre de Dios para que nos indique el camino.
9(En Israel antiguamente, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: “Vamos a ver al vidente”; pues al que actualmente llamamos “profeta” antes se le llamaba “vidente”).[#9,9: La posición lógica de este versículo sería después de 9,11 donde aparece la expresión “vidente”, objeto de la presente explicación.]
10Y Saúl respondió:
— De acuerdo, vamos.
Y se dirigieron a la aldea donde vivía el hombre de Dios.
11Cuando subían la cuesta de la aldea, encontraron a unas muchachas que iban en busca de agua y les preguntaron:
— ¿Está aquí el vidente?
12Ellas les contestaron:
— Sí, ahí un poco más adelante. Pero dense prisa, pues ha llegado hoy a la aldea, porque el pueblo celebra un sacrificio en el santuario.
13Al llegar a la aldea lo encontrarán ustedes, antes de que suba a comer al santuario. La gente no comerá hasta que él llegue, pues debe bendecir la ofrenda. Después podrán comer los invitados. Así que suban ahora, porque lo encontrarán inmediatamente.[#9,13: Expresión inusual, que delata la antigüedad del relato. Además de actuar como profeta, Samuel ejerce funciones sacerdotales.]
14Ellos subieron hacia la aldea y cuando entraban en ella, se toparon con Samuel que salía para subir al santuario local.
15El día anterior de la llegada de Saúl, el Señor había revelado directamente a Samuel lo siguiente:[#Ex 3,7.9; Jue 3,9.15; Hch 9,10-16.]
16— Mañana a estas horas te enviaré a un hombre de la región de Benjamín y tú lo ungirás como jefe de mi pueblo Israel. Él defenderá a mi pueblo del poder de los filisteos, pues he visto el sufrimiento de mi pueblo y me han llegado sus lamentos.[#9,16: En esta tradición de la elección de Saúl aún no aparece el título de (rey), sino el de (jefe, príncipe), que podía designar a un líder carismático o a un jefe militar. En los círculos del norte el término “naguib” era preferido al de “melek”.— Clara referencia al relato de la vocación de Moisés (Ex 3,7.9): el nuevo elegido es presentado con las credenciales de los grandes líderes de Israel.]
17Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le comunicó:
— Ahí tienes al hombre del que te hablé. Ese gobernará a mi pueblo.
18Saúl se acercó a Samuel a la entrada de la ciudad y le dijo:
— Por favor, indícame dónde está la casa del vidente.
19Samuel le respondió:
— Yo soy el vidente. Sube delante de mí al santuario, que hoy ustedes comerán conmigo y mañana por la mañana te dejaré marchar y te revelaré todo cuanto te preocupa.
20En cuanto a las asnas que se te perdieron hace tres días, deja de pensar en ellas, porque ya han aparecido. Ahora el principal interés de Israel son tú y la familia de tu padre.
21Y Saúl contestó:
— ¿Por qué me dices eso si yo no soy más que un benjaminita, de la tribu más pequeña de Israel, y mi familia es de las más insignificantes entre las familias de la tribu de Benjamín?
22Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo en la sala y les asignó el lugar de la presidencia entre los invitados, que eran unos treinta.
23Luego dijo al cocinero:
— Tráete la ración que te di y que te encargué que guardaras.
24El cocinero sacó una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Samuel le dijo:
— Ahí tienes lo que estaba reservado: sírvete y come, pues se te había guardado para este momento cuando invité a la gente.
Y Saúl comió aquel día con Samuel.
25Luego bajaron del santuario a la aldea, prepararon a Saúl un lecho en la terraza[#9,25: Así la versión griega avalada por los manuscritos hebreos de Qumrán. El hebreo del texto masorético dice:]
26y se acostó. Al amanecer, Samuel llamó a Saúl, diciéndole:
— Levántate, que voy a despedirte.
Saúl se levantó y los dos salieron a la calle.
27Cuando bajaban por las afueras de la aldea, Samuel dijo a Saúl:
— Di a tu criado que nos adelante. Y tú espera un momento, que tengo que comunicarte la palabra de Dios.