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1Protegidos por el Señor, el Macabeo y los que iban con él recuperaron el Templo y la ciudad,
2demolieron los altares que los paganos habían erigido en la plaza pública y los templos dedicados a los ídolos.
3Después de haber purificado el Templo construyeron otro altar, y al cabo de dos años de interrupción, valiéndose de pedernal, hicieron fuego y ofrecieron un sacrificio: quemaron incienso, encendieron las lámparas y presentaron los panes de la ofrenda.[#10,3: De esta forma se evita que el nuevo fuego conseguido sea profano. 2 Ma da mucha importancia a la pureza del fuego cultual (2 Ma 1,19—2,12).]
4Luego, postrados rostro en tierra, suplicaron al Señor que no los dejara sufrir tantas desdichas y que, si volvían a pecar, los corrigiera con benignidad, sin permitir que cayeran en manos de paganos blasfemos y salvajes.
5El Templo fue purificado el veinticinco del mes de Quisleu, en la misma fecha en que los extranjeros lo habían profanado.[#10,5: Noviembre-diciembre (ver nota a 1,9 y CALENDARIO).]
6Durante ocho días celebraron alegremente la fiesta, a la manera de la fiesta de las Enramadas; y recordaban entonces que poco tiempo antes habían tenido que celebrarla en los montes y en las cuevas, como si fueran bestias salvajes.
7Por eso, portando tirsos, ramas verdes y palmas, cantaban himnos a Dios, que había llevado a término la purificación del Templo.[#10,7: Esta fiesta de la Dedicación se parece en su celebración a los ritos de la , quizá en recuerdo de que el templo de Salomón (1 Re 8,2.65) y el altar reconstruido al regreso de la cautividad (Esd 3,4) se habían dedicado en la fiesta de las Tiendas.]
8De común acuerdo se publicó un decreto en el que se disponía que toda la nación judía celebrara anualmente estas fiestas.
9Estas fueron, pues, las circunstancias que rodearon la muerte de Antíoco, el llamado Epífanes.
10Ahora narraremos lo sucedido en tiempos de Antíoco Eupátor, hijo del impío Antíoco, y haremos un resumen de los daños que ocasionaron las guerras.
11Cuando Eupátor se hizo cargo del reino, puso al frente de sus asuntos a un tal Lisias, jefe militar y gobernador de Celesiria y Fenicia.
12Antes que él, lo había sido Tolomeo, el llamado Macrón, que fue el primero en comportarse de manera justa con los judíos y quiso mantener con ellos relaciones pacíficas, a fin de reparar las injusticias con que habían sido tratados.[#10,12: El apodo significa “de cabeza grande”. Este personaje había sido gobernador de Chipre bajo el control de Egipto. Cuando Antíoco Epífanes invadió la isla el año 168 a. C., Macrón se pasó al bando seléucida. La sombra de esta traición le dejó marcado incluso entre sus nuevos aliados; por eso, su trato benévolo a los judíos vuelve a hacerle sospechoso.]
13Por esta causa, los amigos del rey lo acusaron ante Eupátor y lo llamaron traidor, pues abandonó el gobierno de Chipre que Filométor le había confiado para ponerse del lado de Antíoco Epífanes. Por eso, viéndose incapaz de ejercer de manera honrosa la dignidad de su cargo, se quitó la vida envenenándose.
14Gorgias, que en aquel tiempo fue nombrado jefe militar de la región, organizó un ejército de mercenarios y, siempre que tenía ocasión, hostigaba a los judíos.[#1 Ma 5,1-8.]
15Del mismo modo los idumeos, que estaban en posesión de importantes fortalezas y trataban de fomentar la guerra, hostigaban a los judíos y acogían a los que huían de Jerusalén.
16Pero los que estaban al lado del Macabeo, después de haber rogado a Dios que luchara a su favor, se lanzaron contra las fortalezas idumeas,
17las atacaron con denuedo y se adueñaron de ellas. Hicieron retroceder a los que combatían en las murallas, y degollaron a cuantos cayeron en sus manos. Así aniquilaron a más de veinte mil enemigos.[#10,17: Este número, como casi todas las cifras del libro, ha sido, probablemente, aumentado con el fin de hacer más grandiosa la victoria (ver 10,18-23).]
18En dos torres bien fortificadas se refugiaron no menos de nueve mil hombres provistos de todo lo necesario para resistir el asedio.
19El Macabeo dejó entonces a Simón, a José y también a Zaqueo, con las fuerzas suficientes para mantener el asedio, en tanto que él mismo partía hacia otros lugares en los que su presencia era necesaria.[#10,19: Este nombre podría ser un diminutivo de y parece ser el padre de José (1 Ma 5,18).]
20Pero los soldados de Simón, movidos por la codicia, se dejaron sobornar por los que estaban en las torres: después de recibir setenta mil dracmas, dejaron escapar a cierto número de ellos.[#10,20: Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.]
21Cuando el Macabeo se enteró de lo sucedido, se reunió con los jefes del pueblo y acusó a los culpables de haber vendido por dinero a sus hermanos y haber dejado escapar a sus enemigos.
22Entonces los hizo ejecutar como traidores y después, de forma inmediata, se apoderó de las dos fortalezas.
23Todo lo llevó a feliz término y con las armas en la mano dio muerte, entre ambas fortalezas, a más de veinte mil enemigos.
24Timoteo, a quien ya antes habían derrotado los judíos, reclutó una numerosa tropa de mercenarios a la que agregó un fuerte contingente de caballería procedente de Asia. Luego se presentó con la intención de apoderarse de Judea.
25Cuando el Macabeo y sus hombres se dieron cuenta de que Timoteo se les estaba acercando, se pusieron a orar a Dios, cubierta de polvo la cabeza y ceñida la cintura con cilicio.
26Postrados al pie del altar, suplicaban a Dios que les fuera favorable mostrándose enemigo de sus enemigos y adversario de sus adversarios, como especifica la ley.[#Ex 3,22.]
27Concluida la oración, empuñaron las armas y se alejaron un buen trecho de la ciudad. Luego, cuando ya estaban cerca del enemigo, se detuvieron.
28El combate entre los dos bandos se entabló al amanecer. Los unos contaban —como garantía de éxito y de victoria— no sólo con su valor, sino con la confianza puesta en el Señor. Los otros, en cambio, luchaban únicamente a base de coraje.
29En lo más encarnizado del combate, los enemigos vieron aparecer en el cielo a cinco hombres majestuosos, que montaban sendos caballos con frenos de oro y que se pusieron al frente de los judíos;
30en medio de ellos pusieron al Macabeo, al que defendían con sus armas, haciéndolo invulnerable. También arrojaban flechas y rayos contra los enemigos, los cuales, cegados y aturdidos, se dispersaron en total desorden.
31Así murieron degollados veinte mil quinientos soldados de infantería y seiscientos de caballería.
32Timoteo huyó a refugiarse en la fortaleza de Guézer, que estaba muy bien protegida bajo el mando de Quereas.[#10,32: En su afán de concentrar los acontecimientos en la persona de Judas, el autor del libro le atribuye la toma de Guézer, hecho que realizará más tarde su hermano Simón (1 Ma 13,43-48).; #1 Ma 13,43-48.]
33Durante cuatro días, el Macabeo y su gente sitiaron aquella plaza;
34pero los que estaban dentro, confiados en lo inexpugnable de la plaza, no cesaban de blasfemar y proferir maldiciones.
35Al amanecer del quinto día, veinte jóvenes de las tropas del Macabeo, que ardían en ira a causa de tales blasfemias, se lanzaron valerosamente contra la muralla y con ímpetu salvaje mataron a cuantos cayeron en sus manos.
36Otros, escalando la muralla, atacaron por diferentes lugares a los que estaban dentro: prendieron fuego a las torres, encendieron hogueras y quemaron vivos a aquellos blasfemos. Otros, finalmente, derribaron las puertas para que entrara el resto de las tropas y se apoderara de la ciudad.
37En cuanto a Timoteo, que se había escondido en una cisterna, lo degollaron; y lo mismo hicieron con su hermano Quereas y con Apolófanes.
38Después de llevar a cabo tales proezas, cantaron himnos alabando y dando gracias al Señor que había hecho grandes cosas en Israel y les había dado la victoria.