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1Se encontraba en Guilgal un indeseable llamado Sebá, hijo de Bicrí, de la tribu de Benjamín. Hizo sonar el cuerno y gritó:
— ¡No tenemos nada que ver con David, ni repartimos herencia con el hijo de Jesé! ¡Israel, a tus tiendas!
2Todos los israelitas abandonaron a David y siguieron a Sebá. Los judaítas, en cambio, acompañaron fielmente a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3Cuando David llegó a su palacio en Jerusalén, encerró en el harén a las diez concubinas que había dejado al cuidado del palacio. Las siguió manteniendo, pero no volvió a acostarse con ellas y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, como viudas de por vida.[#15,16; 16,21-22.]
4Luego el rey dijo a Amasá:[#20,4: El rey hace efectiva la destitución de Joab prometida en 19,14.]
— Convoca a la gente de Judá en el plazo de tres días y luego te presentas aquí.
5Amasá fue a convocar a Judá, pero tardó más tiempo del previsto.
6Entonces David dijo a Abisay:
— Ahora Sebá, el hijo de Bicrí, nos puede hacer más daño que Absalón. Sal con los hombres de tu señor a perseguirlo, antes de que llegue a las ciudades fortificadas y se nos escape.
7Abisay partió de Jerusalén al frente de los hombres de Joab, los quereteos, los peleteos y todos los valientes y salieron en persecución de Sebá, el hijo de Bicrí.[#23,8.13.24-29.]
8Cuando estaban junto a la piedra grande que hay en Gabaón, se encontraron con Amasá. Joab llevaba sobre su vestimenta un cinturón con una espada envainada, atada al muslo. La espada se le salió y cayó.
9Joab saludó a Amasá:
— ¿Estás bien, hermano?
Luego lo agarró de la barba con su mano derecha para besarlo.
10Pero Amasá no reparó en la espada que Joab llevaba en la otra mano y este se la clavó en la barriga; se le salieron los intestinos a Amasá y así, de un sólo golpe, murió. Luego Joab y su hermano Abisay reanudaron la persecución de Sebá, el hijo de Bicrí.
11Uno de los soldados de Joab se quedó junto a Amasá y gritó:
— ¡El que esté con Joab y David, que siga a Joab!
12Amasá yacía en medio del camino, bañado en su propia sangre y, cuando el soldado aquel vio que la gente se detenía, retiró el cadáver fuera del camino y lo cubrió con un manto, pues había visto que todos los que llegaban junto a él se detenían.
13Y cuando Amasá hubo sido retirado del camino, todo el mundo siguió a Joab en persecución de Sebá, el hijo de Bicrí.
14Sebá recorrió todas las tribus de Israel y llegó hasta Abel Bet Maacá, donde se congregaron todos los beritas entrando tras él.[#20,14: Expresión confusa, que designaría a un clan o tribu al norte de Palestina. Algunos proponen leer:]
15Llegaron también los de Joab y sitiaron a Sebá en Abel Bet Maacá; construyeron una rampa de asedio contra la ciudad, la colocaron sobre la muralla y toda la gente de Joab se puso a golpear la muralla para derribarla.
16Entonces una mujer sensata se puso a gritar desde la ciudad:[#20,16: Lit. como la de Tecoa (14,2). La mujer habla en nombre de su pueblo, famoso por su sensatez o buen juicio (20,18), y evita una previsible masacre.]
— ¡Escuchen, escuchen! Díganle a Joab que se acerque aquí, que quiero hablarle.
17Él se acercó y la mujer le preguntó:
— ¿Eres tú Joab?
Él respondió:
— Sí, yo soy.
La mujer le dijo:
— Por favor, escucha las palabras de tu sierva.
Joab le dijo:
— Te escucho.
18Entonces ella dijo:
— Antiguamente se solía decir: “Que pregunten en Abel, y caso resuelto”.
19Somos israelitas pacíficos y fieles ¡y tú pretendes destruir una ciudad importante de Israel! ¿Por qué quieres arruinar el patrimonio del Señor?
20Joab contestó:
— ¡Líbreme Dios! ¡Líbreme Dios de arruinar y destruir!
21No es ese el caso. Se trata de un hombre de la montaña de Efraín, llamado Sebá, hijo de Bicrí, que se ha rebelado contra el rey David. Entréguennoslo a él solo y abandonaré la ciudad.
La mujer respondió a Joab:
— Te echaremos su cabeza desde la muralla.
22La mujer convenció a toda la gente con su sensatez: cortaron la cabeza a Sebá, el hijo de Bicrí, y se la arrojaron a Joab. Luego Joab hizo sonar el cuerno, levantaron el asedio de la ciudad y cada cual marchó a su tienda. Joab por su parte regresó a Jerusalén, junto al rey.[#20,22: Con el sentido de “casa”; mantenemos tienda por coherencia con 20,1b.— Aparentemente, Joab recupera su posición en la corte. El final de la historia de Absalón vuelve a poner de relieve el protagonismo de Joab, especialmente determinante al comienzo (14,1-3.19.21-23.29-33) y al final (18,10-16.20-23; 19,6-8; 20,8-22) de todo el conjunto.]
23Joab era el jefe de todo el ejército de Israel; Benaías, hijo de Joyadá, estaba al mando de los quereteos y peleteos;[#8,16-18.]
24Adorán era inspector de trabajos forzados; Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo;[#20,24: En 1 Re 4,6 y 5,28 es llamado Adonirán. No figura en la lista paralela de 8,16-18.]
25Seraías era secretario; y Sadoc y Abiatar, sacerdotes.[#20,25: A la vista de las variantes del texto hebreo en este lugar, parece preferible transcribir como en 8,17.]
26Irá, de Jaír, también era sacerdote de David.