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1Al llegar el día de Pentecostés continuaban todos reunidos en el mismo sitio.[#2,1: Fiesta judía que se celebraba cincuenta días después de la Pascua. Ver VOCABULARIO BÍBLICO.]
2De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió la casa en que estaban congregados.
3Vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.[#2,3: Con esta expresión se alude, por una parte, a uno de los efectos de la venida del Espíritu Santo, a saber, que los apóstoles puedan ser entendidos por quienes hablaban otras diferentes; y por otra parte, es un buen ejemplo de que el término tiene con frecuencia en la Biblia un significado simbólico, bien positivo como en este u otros casos (ver Ex 3,2-3; 13,22; 2 Re 2,11; Mt 3,11), bien negativo (ver Sal 29,7; Mt 3,10.12, Mc 9,43-48).; #Nm 11,25.]
4El Espíritu Santo los llenó a todos, y en seguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.[#4,31; 10,44-46; 19,6; (ver Gn 11,1-9; Mc 16,17; 1 Co 12,10.28; 14,2.4-6.9-23).]
5Se hallaban entonces hospedados en Jerusalén judíos devotos llegados de todas las regiones de la tierra, los cuales,
6al oír el estruendo, acudieron en masa y quedaron perplejos, pues cada uno oía hablar a los apóstoles en su idioma nativo.
7Tan estupefactos y maravillados estaban, que decían:
— ¿No son galileos todos los que están hablando?
8¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos expresarse en nuestro propio idioma nativo?
9Entre nosotros hay partos, medos y elamitas; los hay que residen en Mesopotamia, en Judea y Capadocia, en el Ponto, en la provincia de Asia,[#2,9: Ver nota a Rm 16,5.]
10en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en la región de Libia que limita con Cirene; hay visitantes romanos,
11hay judíos y prosélitos, cretenses y árabes. Pues bien, todos y cada uno los oímos referir en nuestro propio idioma, las cosas portentosas de Dios.[#2,11: Ver nota a Mt 23,15. No deben confundirse con aquellos que en este mismo libro reciben el apelativo de “adoradores del Dios verdadero” o “los que rinden culto al verdadero Dios” (ver 10,2; 13,16.26; 18,7; etc.); estos últimos no pasaban de ser simpatizantes del judaísmo.; #2,9.11: Se enumeran habitantes de países que, de oriente a occidente, comprenden todo el mundo civilizado entonces conocido; de esta forma se subraya el alcance universal del acontecimiento.]
12Así que, llenos de estupefacción, se decían unos a otros con asombro:
— ¿Qué significa esto?
13Otros, en cambio, se burlaban y decían que estaban borrachos.
14Pedro entonces tomó la palabra y, en nombre propio y de sus once compañeros, les habló de esta manera:[#2,14: Segundo discurso de Pedro que va a servir de modelo para los siguientes: el mismo esquema, el mismo mensaje, el mismo vocabulario (3,16-26; 5,29-32; 10,34-43; ver también el discurso de Pablo en 13,23-41).]
— Judíos y todos los que residen en Jerusalén, presten atención a mis palabras a ver si les queda claro lo siguiente:
15Estos no están borrachos como ustedes suponen pues sólo son las nueve de la mañana.[#2,15: Lit. La salida del sol se situaba a las seis de la mañana (hora primera) y a las nueve tenía lugar la oración matutina, antes de la cual los judíos no solían comer ni beber.]
16Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel:[#2,16: La larga cita que sigue está tomada del texto griego del AT —versión de los LXX— con ligeras variantes respecto al hebreo. En cuanto a la mención expresa de Joel, no figura en el llamado texto occidental de Hch (ver Introducción).]
17En los últimos días, dice Dios,
concederé mi Espíritu a todo mortal:
los hijos y las hijas de ustedes
hablarán inspirados por mí;
sus jóvenes tendrán revelaciones
y sus ancianos
soñarán cosas extraordinarias.
18A los que me sirven,
tanto hombres como mujeres,
otorgaré en aquellos días mi Espíritu,
y hablarán inspirados por mí.
19Haré prodigios en el cielo
y milagros en la tierra:
sangre, fuego y vapor humeante.
20Antes que llegue el día del Señor,
grande y glorioso,
el sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre.
21Y todo el que invoque al Señor,
obtendrá la salvación .
22Escuchen esto, israelitas: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios avaló ante ustedes con los milagros, prodigios y señales que, como bien saben, Dios realizó entre ustedes a través de Jesús.[#10,38; Mt 2,23; Lc 18,37; Jn 3,2; (ver Hch 14,3; 2 Co 12,12; Heb 2,4).]
23Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano, y ustedes, valiéndose de no creyentes, lo clavaron en una cruz y lo mataron.[#2,23: Lit. , es decir, los paganos en cuanto carecen de la ley dada por Dios a Moisés; en el presente caso fueron las autoridades romanas.; #3,15; 4,10; 5,30; 10,40; Lc 23,33 y par.; 24,6 y par.; Jn 19,18.]
24Pero Dios lo ha resucitado, librándolo de las garras de la muerte. Y es que no era posible que la muerte dominase a aquel[#2,24: El texto occidental dice: , equivalente al semita o al de la mitología griega. Ver VOCABULARIO BÍBLICO. Por otra parte, el término griego traducido por podría traducirse también por; #ver 2 Sm 22,6; Sal 18,6; 116,3.]
25a quien se refiere David cuando dice:
Sentía constantemente
al Señor junto a mí,
ya que está a mi lado
para impedir que caiga.
26Por eso se alegra mi corazón,
canta gozosa mi lengua
y hasta mi cuerpo rebosa de esperanza.
27Porque no me abandonarás al poder del abismo
ni permitirás que tu elegido se corrompa .
28Me has enseñado el camino que conduce a la vida
y tu presencia me llenará de alegría .
29Hermanos, voy a hablarles con franqueza: a nadie se le oculta que nuestro antepasado David murió y fue enterrado; es más, su tumba se conserva todavía entre nosotros.[#1 Re 2,10.]
30Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido solemnemente que un descendiente de su misma sangre había de sucederle en el trono ,[#Sal 16,10; 132,11.]
31previó la resurrección del Mesías cuando anunció que ni lo abandonaría al poder del abismo ni su cuerpo se corrompería .
32Pues bien, a este, que es Jesús, Dios lo ha resucitado, y todos nosotros somos testigos de ello.[#1,8.]
33El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como ustedes están viendo y oyendo.[#2,33: Lit. También puede traducirse: ( ); #1,4-5; Jn 14,16-17; 15,26.]
34David no ascendió al cielo; sin embargo, dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha
35hasta que yo ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies”.
36Por consiguiente, sepa con seguridad todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús a quien ustedes han crucificado.[#17,3; 20,21; Mt 1,16; Lc 2,11; Rm 10,9; Flp 2,11.]
37Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:
— ¿Qué debemos hacer, hermanos?
38Pedro les contestó:
— Conviértanse y que cada uno de ustedes se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de sus pecados. Entonces recibirán, como don de Dios, el Espíritu Santo.
39Porque la promesa les corresponde a ustedes y a sus hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.[#Is 57,19.]
40Con estas y otras muchas razones los instaba y animaba, diciendo:
— Pónganse a salvo de este mundo corrupto.
41Los que aceptaron con agrado la invitación se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas.[#2,47; 4,4; 5,14.]
42Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de partir el pan* y de participar en la oración.[#2,42: Este pasaje final del capítulo constituye el primero de los llamados “sumarios” en el libro de los Hechos (ver Introducción).; #4,32-35; 5,12-14; (ver 3,1; 9,36; 11,29; Lc 24,53).]
43Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles.
44En cuanto a los creyentes, vivían todos de mutuo acuerdo y todo lo compartían.
45Hasta vendían las propiedades y bienes, y repartían el dinero entre todos según la necesidad de cada cual.
46A diario acudían al Templo con constancia y en íntima armonía, en familia partían el pan y compartían juntos el alimento con sencillez y alegría sinceras.
47Alababan a Dios, y toda la gente los miraba con simpatía. Por su parte, el Señor aumentaba cada día el grupo de los que estaban en camino de salvación.