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1Por entonces, al crecer extraordinariamente el número de los discípulos, surgió un conflicto entre los creyentes de procedencia griega y los de origen hebreo. Aquellos se quejaban de que estos últimos no atendían debidamente a las viudas de su grupo cuando distribuían el sustento diario.[#6,1: Es la primera vez que la palabra se utiliza para designar a los cristianos en general. Es un uso propio de Hechos (ver 9,1.26; 11,26; 18,23; etc.), que, al mismo tiempo, continúa y rebasa el sentido que tiene en los evangelios. En estos designa, ya sea al grupo de los Doce sobre todo, ya al conjunto de los que seguían más de cerca a Jesús. En el libro de los Hechos viene a ser más o menos equivalente a .— Los judíos que habían vivido fuera de Palestina, que habían recibido una cierta influencia de la cultura griega y que leían la Biblia griega de los LXX, eran conocidos como (término técnico utilizado por Hechos en este pasaje). La división entre judíos palestinenses y judíos helenistas existía con anterioridad a la aparición del cristianismo; ahora se transfiere a la naciente iglesia cristiana de Jerusalén.; #2,41.47; 5,14; 9,31; 11,21.24.]
2Los doce apóstoles reunieron entonces al conjunto de los discípulos y les dijeron:
— No conviene que nosotros dejemos de proclamar el mensaje de Dios para ocuparnos en servir a las mesas.
3Por tanto, hermanos, escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación, que estén llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, y les encomendaremos esta misión.[#6,3: A primera vista, parece referirse a la atención que debe prestarse a las necesidades materiales de la comunidad cristiana. Sin embargo, la actividad de Esteban y Felipe, consignada en los capítulos siguientes, sobrepasa con creces esta función puramente material.]
4Así podremos nosotros dedicarnos a la oración y a la proclamación del mensaje.
5Toda la comunidad aceptó de buen grado esta propuesta, y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, un prosélito de Antioquía.[#6,5: Ver notas a 2,11 y Mt 23,15.— Ciudad muy importante, hasta el punto de ser considerada la tercera ciudad del Imperio, después de Roma y Alejandría. Estaba situada a orillas del río Orontes y era la capital de la provincia romana de Siria. Tuvo un singular protagonismo en la historia de la primera Iglesia cristiana (ver 11,19-30; 13,1; 14,26; 15,3.22.30-35; 18,22-23).]
6Los presentaron a los apóstoles, quienes, haciendo oración por ellos, les impusieron las manos.[#1,24; 8,17; 9,12.17; 13,3; 14,23; 28,8; 1 Tm 4,14; (ver Mt 9,18; Mc 5,23).]
7El mensaje de Dios se extendía y el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén. Incluso fueron muchos los sacerdotes que abrazaron la fe.[#6,7: Los miembros de las distintas clases sacerdotales radicadas en Jerusalén eran muy numerosos; llegaron a alcanzar el número de ocho mil.; #6,1; 12,24; 19,20.]
8El favor y el poder de Dios estaban plenamente con Esteban, que realizaba milagros y prodigios entre el pueblo.[#2,43; 4,30; 5,12; 14,3; 15,12.]
9Pero unos miembros de la sinagoga llamada “de los libertos”, a la que pertenecían también oriundos de Cirene y Alejandría, así como de Cilicia y de la provincia de Asia, empezaron a discutir con él.[#6,9: En el año 63 a. C., Pompeyo llevó a Roma como esclavos a una gran cantidad de judíos. Más tarde se les concedió la libertad y muchos de ellos regresaron a Palestina agrupándose en una sinagoga que recibió el apelativo de]
10Al no poder hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que se expresaba,[#6,3; Lc 21,15.]
11sobornaron a unos individuos para que manifestaran que le habían oído pronunciar blasfemias contra Moisés y contra Dios.[#Mt 28,12-13.]
12De este modo consiguieron soliviantar al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley, los cuales, saliendo al encuentro de Esteban, lo apresaron y lo condujeron ante el Consejo Supremo.[#6,12: Ver nota a 5,21.]
13Al mismo tiempo presentaron testigos falsos que declararon:
— Este hombre está siempre hablando contra este santo lugar y contra la ley.
14Le hemos oído decir que el tal Jesús de Nazaret va a destruirlo y a cambiar las tradiciones que nos legó Moisés.
15Todos los presentes en el Consejo fijaron entonces sus ojos en Esteban y vieron que su rostro parecía el de un ángel.