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1Escuchen esto, vacas de Basán[#4,1: Designación sarcástica de las mujeres de Samaría, a quienes se compara con el ganado bien alimentado de la fértil meseta de Basán, al norte de Transjordania (ver Dt 32,14; Sal 22,13).]
que [moran] en la montaña de Samaría,
ustedes que oprimen a los pobres,
maltratan a los necesitados
y dicen a sus maridos:
“Tráigannos algo de beber”.
2El Señor Dios lo jura por su santidad:
Vendrán sobre ustedes días
en que las sacarán con garfios
y a sus hijos con arpones de pesca;
3una tras otra saldrán por las brechas
y serán arrojadas al Harmón,
—oráculo del Señor—.
4Encamínense a Betel y pequen,
a Guilgal y multipliquen sus pecados;
traigan cada mañana sus sacrificios
y cada tres días sus diezmos.
5Quemen panes sin levadura en acción de gracias
y anuncien a bombo y platillo
sus ofrendas voluntarias,
porque eso es, israelitas, lo que les gusta,
—oráculo del Señor Dios—.
6Yo los he hecho pasar hambre[#4,6: Lit.]
en todas sus ciudades,
he condenado a la carestía
a todas sus poblaciones;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
7Soy yo quien les negué la lluvia
faltando tres meses para la siega,
yo el que hice caer la lluvia
en una ciudad sí y en otra no;
y mientras la lluvia empapaba un campo,
otro, al carecer de agua, se secaba.
8Iban de ciudad en ciudad buscando agua
sin que lograran apagar la sed;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
9Los golpeé con tizón y con añublo,[#4,9: Se trata de dos clásicas plagas que han asolado con frecuencia los campos de cereal.]
agosté sus huertos y viñedos;
devoró la langosta higueras y olivares;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
10Desencadené sobre ustedes una peste
como la que desencadené sobre Egipto;
pasé a filo de espada a sus jóvenes;
me llevé como botín sus caballos
y el hedor de los cadáveres
inundó sus campamentos;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
11Los destruí como a Sodoma y Gomorra,
y quedaron como tizón arrancado del fuego;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
12Pues bien, mira cómo te voy a tratar,
Israel; y porque voy a tratarte así,
disponte a encontrarte con tu Dios.
13Porque él es quien formó los montes
y dio existencia a los vientos;
él es quien revela al ser humano sus proyectos,
quien cambia las tinieblas en aurora
y camina sobre las cumbres de la tierra.
Su nombre es el Señor, Dios del universo.