AMÓS 4

Contra las mujeres de Samaría

1Escuchen esto, vacas de Basán[#4,1: Designación sarcástica de las mujeres de Samaría, a quienes se compara con el ganado bien alimentado de la fértil meseta de Basán, al norte de Transjordania (ver Dt 32,14; Sal 22,13).]

que [moran] en la montaña de Samaría,

ustedes que oprimen a los pobres,

maltratan a los necesitados

y dicen a sus maridos:

“Tráigannos algo de beber”.

2El Señor Dios lo jura por su santidad:

Vendrán sobre ustedes días

en que las sacarán con garfios

y a sus hijos con arpones de pesca;

3una tras otra saldrán por las brechas

y serán arrojadas al Harmón,

—oráculo del Señor—.

Contra el culto formalista

4Encamínense a Betel y pequen,

a Guilgal y multipliquen sus pecados;

traigan cada mañana sus sacrificios

y cada tres días sus diezmos.

5Quemen panes sin levadura en acción de gracias

y anuncien a bombo y platillo

sus ofrendas voluntarias,

porque eso es, israelitas, lo que les gusta,

—oráculo del Señor Dios—.

Obstinación y castigo

6Yo los he hecho pasar hambre[#4,6: Lit.]

en todas sus ciudades,

he condenado a la carestía

a todas sus poblaciones;

pero siguen sin convertirse a mí,

—oráculo del Señor—.

7Soy yo quien les negué la lluvia

faltando tres meses para la siega,

yo el que hice caer la lluvia

en una ciudad sí y en otra no;

y mientras la lluvia empapaba un campo,

otro, al carecer de agua, se secaba.

8Iban de ciudad en ciudad buscando agua

sin que lograran apagar la sed;

pero siguen sin convertirse a mí,

—oráculo del Señor—.

9Los golpeé con tizón y con añublo,[#4,9: Se trata de dos clásicas plagas que han asolado con frecuencia los campos de cereal.]

agosté sus huertos y viñedos;

devoró la langosta higueras y olivares;

pero siguen sin convertirse a mí,

—oráculo del Señor—.

10Desencadené sobre ustedes una peste

como la que desencadené sobre Egipto;

pasé a filo de espada a sus jóvenes;

me llevé como botín sus caballos

y el hedor de los cadáveres

inundó sus campamentos;

pero siguen sin convertirse a mí,

—oráculo del Señor—.

11Los destruí como a Sodoma y Gomorra,

y quedaron como tizón arrancado del fuego;

pero siguen sin convertirse a mí,

—oráculo del Señor—.

12Pues bien, mira cómo te voy a tratar,

Israel; y porque voy a tratarte así,

disponte a encontrarte con tu Dios.

13Porque él es quien formó los montes

y dio existencia a los vientos;

él es quien revela al ser humano sus proyectos,

quien cambia las tinieblas en aurora

y camina sobre las cumbres de la tierra.

Su nombre es el Señor, Dios del universo.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain