GÉNESIS 1

I.— ORIGEN DEL MUNDO Y DE LOS SERES HUMANOS (1—11)

1Cuando Dios, en el principio,

creó los cielos y la tierra,

2la tierra era una masa caótica

y las tinieblas cubrían el abismo,

mientras un viento impetuoso

sacudía la superficie de las aguas.

3Entonces dijo Dios:[#1,3: Esta frase pone de relieve el poder creador de la palabra divina. La orden de Dios se cumple de forma inmediata, y el efecto producido coincide con el pensamiento y la voluntad del Creador.; #Sal 33,9; 27,1ss; 104,2ss; Jr 10,12; Pr 8,22-31; Jn 1,3; 2 Co 4,6; Heb 11,3.]

— ¡Que exista la luz!

Y la luz existió.

4Al ver Dios que la luz era buena,[#1,4: Este relato de la creación repite varias veces que la obra realizada por Dios es (vv. 4.10.12.18.21.25.31). El adjetivo es polisémico en el AT: puede significar tanto lo que es moralmente correcto como lo que es bello, agradable y útil. Todos estos aspectos están aquí presentes.]

la separó de las tinieblas,

5llamando a la luz “día”

y a las tinieblas, “noche”.

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el primer día.

6Y dijo Dios:

— ¡Que exista el firmamento

y separe unas aguas de otras!

7Y así sucedió.

Hizo Dios el firmamento

y separó las aguas que están abajo,

de las aguas que están arriba.

8Y Dios llamó “cielo” al firmamento.[#1,8: La palabra hebrea traducida por designa algo sólido y resistente, como una lámina de metal batido a golpes de martillo. Esta idea está de acuerdo con la visión del mundo que se tenía antiguamente, según la cual el universo era una estructura compuesta de tres niveles: el cielo, la tierra y el mundo subterráneo (ver Ex 20,4). A la tierra se la imaginaba como una superficie plana; el cielo era concebido como una tienda desplegada, bóveda sólida o (ver Jb 37,18), sobre la que se apoyaba el inmenso depósito de agua u océano superior del que procedían las lluvias (ver 7,11; Sal 148,4; Is 40,22); y en el mundo subterráneo había un océano inmenso, sobre el que se asentaban los pilares que sostenían la tierra.]

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el segundo día.

9Y dijo Dios:

— ¡Que las aguas debajo del cielo

se reúnan en un solo lugar,

para que aparezca lo seco!

Y así sucedió.

10Dios llamó “tierra” a lo seco

y al conjunto de aguas lo llamó “mar”.

Y vio Dios que esto era bueno.

11Y dijo Dios:

— ¡Que la tierra se cubra de vegetación;

que esta produzca plantas con semilla,

y árboles que den fruto con semilla,

cada uno según su especie!

Y así sucedió.

12Brotó de la tierra vegetación:

plantas con semilla

y árboles con su fruto y su semilla,

todos según su especie.

Y vio Dios que esto era bueno.

13Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el tercer día.

14Y dijo Dios:

— ¡Que haya lumbreras en el firmamento

para separar el día de la noche,

para distinguir las estaciones,

y señalar los días y los años;

15para que luzcan en el firmamento

y así alumbrar la tierra!

Y sucedió así.

16Hizo Dios los dos grandes astros:[#1,16: Se omite adrede mencionar el nombre propio de estos , es decir, el sol y la luna, pues en las religiones del antiguo Oriente eran adorados como dioses; aquí son presentados como seres creados por Dios y no como fuerzas misteriosas que rigen el destino de las personas o como objetos de culto (ver Dt 4,19; So 1,5).]

el astro mayor para regir el día,

y el menor para regir la noche.

También hizo las estrellas.

17Dios puso en el firmamento

astros que alumbraran la tierra:

18los hizo para regir el día y la noche,

para separar la luz de las tinieblas.

Y vio Dios que esto era bueno.

19Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el cuarto día.

20Y dijo Dios:

— ¡Rebosen las aguas de seres vivos,

y que las aves vuelen sobre la tierra

a lo ancho de todo el firmamento!

21Y creó Dios los grandes animales marinos,[#1,21: Otra posible traducción: Estos son mencionados para indicar que también ellos han sido creados por Dios y están bajo su dominio. Aquí radica una de las principales diferencias entre este relato y el más famoso de los mitos babilónicos de la creación. Según este último, la creación del mundo estuvo precedida por el nacimiento de varias generaciones de dioses y por la victoria del dios Marduk sobre el monstruo marino que era la personificación del caos originario. En contraposición con este relato mitológico, el habla de un único Dios, que existe desde siempre y que por sí mismo crea el universo con el poder de su palabra. Como todo lo que existe ha sido creado por Dios, ya no queda lugar para adorar a los fenómenos de la naturaleza o a cualquier otro ser animado o inanimado.]

y todos los seres vivientes

que se mueven y pululan en las aguas;

y creó también todas las aves,

todas según su especie.

Vio Dios que esto era bueno,

22y los bendijo con estas palabras:

“Sean fecundos y multiplíquense;

llenen las aguas de los mares

y que igualmente las aves

se multipliquen sobre la tierra”.

23Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el quinto día.

24Y dijo Dios:

— Que produzca la tierra seres vivientes:

animales domésticos, reptiles

y animales salvajes, todos por especies.

Y sucedió así.

25Dios hizo los animales salvajes,

los animales domésticos

y todos los reptiles del campo,

cada uno según su especie.

Vio Dios que esto era bueno.

26Dijo entonces Dios:

— Hagamos al ser humano

a nuestra imagen y semejanza

para que domine sobre los peces del mar

y sobre las aves del cielo;

sobre los animales domésticos,

sobre los animales salvajes

y sobre todos los reptiles

que se arrastran por el suelo.

27Y creó Dios al ser humano a su imagen;[#1,27: Esta relación con Dios separa a los seres humanos de los animales. Los seres humanos no son únicamente una creación especial de Dios, sino que han sido creados a su imagen, es decir, están dotados de características tales como inteligencia y voluntad que les permiten entrar en una relación personal o diálogo con Dios y ejercer como representantes suyos el gobierno del mundo.]

a imagen de Dios lo creó;

hombre y mujer los creó.

28Y los bendijo Dios diciéndoles:

“Sean fecundos y multiplíquense;

llenen la tierra y sométanla;

dominen sobre los peces del mar,

sobre las aves del cielo

y sobre todos los reptiles

que se arrastran por el suelo”.

29Les dijo también:

“Les confío todas las plantas

que en la tierra engendran semilla,

y todos los árboles con su fruto y su semilla;

ellos les servirán de alimento”.

30A todos los animales de la tierra,

y a todas las aves del cielo,

y a todos los seres vivientes

que se arrastran por la tierra,

la hierba verde les servirá de alimento.

Y así sucedió.

31Y vio Dios todo lo que había hecho,

y todo era muy bueno.

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el sexto día.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain