ESTER 1

I.— INTRODUCCIÓN HISTÓRICA (1—2)

El banquete de Asuero

1Esta historia sucedió en los días en que el reino de Asuero se extendía sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía,[#1,1: Este nombre se aplica en los textos hebreos (ver también Esd 4,6) al rey persa conocido como Jerjes I (486-465 a. C.). La versión de los LXX lo traduce por Artajerjes. El imperio persa fue uno de los grandes imperios de la antigüedad y se extendía desde la India hasta Etiopía. Ver ÍNDICE DE MAPAS.]

2y su trono real se hallaba establecido en la ciudadela de Susa.[#1,2: Ciudad situada a unos 370 km al este de Babilonia. Era la residencia de invierno de los reyes persas y una de las tres capitales del Imperio. Las otras dos capitales eran Babilonia y Ecbatana.]

3En el tercer año de su reinado ofreció un banquete a todos sus oficiales y altos funcionarios. Los jefes del ejército de los Persas y los Medos, los nobles y los gobernadores de las provincias se dieron cita allí.[#1,3: Entre los diversos pueblos que formaban el imperio persa, los persas y los medos eran los dos más importantes.]

4Durante muchos días, más de ciento ochenta, hizo ostentación de las riquezas de su reino y del magnífico esplendor de su grandeza.[#1,4: La riqueza del imperio persa era famosa en la antigüedad. Jerjes I pasó a la historia, entre otras cosas, por ser el que terminó la construcción del palacio real.]

5Pasado ese tiempo, el rey ofreció en el patio de los jardines reales un banquete de siete días al que invitó a toda la población, ricos y pobres por igual, que se hallaba en la ciudadela de Susa.

6Cortinas blancas y violetas, atadas con cordones de lino blanco y púrpura violeta a unas anillas de plata, pendían de columnas de mármol blanco; sobre un pavimento de mosaico realizado con malaquita, alabastro, nácar y mármoles de colores, había divanes de oro y plata.

7En copas de oro de las más diversas formas se servía el vino real, el cual corría a raudales, como cabía esperar de la generosidad de un rey.

8Todos los invitados podían beber cuanto quisieran, pues los sirvientes habían recibido la orden del rey de servir a cada cual lo que deseara.

9También la reina Vasti ofreció un banquete a las mujeres en el palacio del rey Asuero.[#Ver Dn 5,1.]

La reina Vasti cae en desgracia

10El séptimo día, alegre por el vino, el rey ordenó a Maumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás —los siete eunucos que servían personalmente al rey—,[#1,10: Eran hombres, de ordinario castrados, al servicio del rey y del harén real.]

11que trajeran a su presencia a la reina Vasti, luciendo la corona real, para que el pueblo y los principales del reino pudieran admirar la belleza de la reina, pues era realmente hermosa.

12Pero cuando los eunucos comunicaron a la reina Vasti la orden del rey, esta se negó a ir. El rey se enfureció muchísimo, montó en cólera,[#Dn 2,12.]

13y consultó a los entendidos en leyes, porque era frecuente que los asuntos reales se tratasen con los expertos en leyes y en derecho.[#1,13: Lit. . Eran expertos que aconsejaban al rey lo que se debía hacer en determinadas circunstancias. Se podía pensar también en un grupo de astrólogos, y por tanto, conocedores del futuro.]

14De ellos, los más allegados al rey eran Carsená, Setar, Tarsis, Mares, Marsená y Mamucán, los siete altos oficiales de Persia y Media, que ocupaban los puestos más importantes del reino y formaban parte del consejo real.[#2 Re 25,19; Esd 7,14.]

15El rey les preguntó:

— Según la ley, ¿qué ha de hacerse con la reina Vasti por haber desobedecido la orden del rey enviada a través de los eunucos?

16En presencia del rey y del consejo real, Mamucán respondió:

— La reina Vasti no ha ofendido tan solo al rey, sino también a todas las autoridades y a todos los súbditos de las provincias del rey Asuero.

17Porque cuando las mujeres sepan lo que ha hecho la reina Vasti perderán el respeto a sus maridos. Dirán: “El rey Asuero mandó venir a su presencia a la reina Vasti, y ella no acudió”.

18Y a partir de hoy, cuando las mujeres de la nobleza de Persia y Media se enteren de la conducta de la reina, responderán a los oficiales del rey del mismo modo; les faltarán al respeto y habrá problemas.

19Por lo tanto, si le parece bien al rey, promulgue con carácter irrevocable un decreto real que se inscriba en la legislación de persas y medos en estos términos: “La reina Vasti no podrá presentarse nunca más ante el rey Asuero. Su título de reina se conferirá a otra mujer más digna que ella”.[#3,12; ver Dn 6,8.10.]

20Cuando este decreto real sea conocido en todo tu vasto imperio, todas las mujeres respetarán a sus maridos, independientemente de su condición social.

21La propuesta agradó al rey y a sus oficiales; así que el rey llevó a cabo la sugerencia de Mamucán.

22Envió cartas por todas las provincias del reino, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua, ordenando que el marido fuese el señor de su casa y que en ella se hablase la lengua del marido.[#Ver Dn 6,26.]

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
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