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1Algún tiempo después, el rey Asuero elevó a un alto cargo a Amán, hijo de Hamdatá, de la región de Agag, dándole preeminencia sobre el resto de los oficiales como él.[#3,1: Es decir, perteneciente a los amalecitas, población enemiga de Israel (ver Ex 17,8-16; 1 Sm 15,1-8; 30,1-20). El nombre de la región es el de un rey de Amalec vencido por Saúl (1 Sm 15, 7-9); se subraya así la oposición entre Amán y Mardoqueo (de la tribu de Benjamín) como Saúl.]
2A su paso, todos los servidores del palacio se arrodillaban e inclinaban la cabeza ante él, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso.[#3,2: La negativa de Mardoqueo a realizar la genuflexión exigida ante Amán quizás puede responder, bien a la enemistad entre judíos y amalecitas, bien a que a ese gesto se le atribuía un sentido religioso de adoración que sólo puede tributarse a Dios. Esta última posibilidad queda avalada por la versión griega.]
3Entonces los guardias reales que custodiaban la puerta del palacio le preguntaron a Mardoqueo:
— Y tú, ¿por qué desobedeces el mandato real?
4Y como todos los días le preguntaban lo mismo, y él no les hacía caso, lo denunciaron a Amán, para ver si valían sus excusas, pues les había declarado que era judío.
5Al comprobar Amán que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso, montó en cólera.[#Ver Dn 3,12.]
6Y al saber que Mardoqueo era judío, decidió no solo castigarlo a él, sino exterminar con él a todos los de su raza, a todos los judíos que vivían en el reino de Asuero.
7Para determinar el día y el mes, se celebró ante Amán en el primer mes, que es el mes de Nisán, del año duodécimo del reinado de Asuero, el sorteo llamado “pur”. Y la suerte cayó en el día trece del duodécimo mes, el mes de Adar.[#3,7: Mes correspondiente a la segunda y primera mitad respectivamente de nuestros marzo-abril.— Esta palabra, en hebreo (en plural purim), se tomará como explicación de la fiesta que se menciona en 9,24-26.— Último mes del calendario hebreo que corresponde a nuestros febrero-marzo. Ver CALENDARIO.; #9,24-26.]
8Y dijo Amán al rey Asuero:
— Entre todos los pueblos que forman las provincias de tu imperio existe uno que vive separado y disperso; se rige por leyes diferentes a las de los otros pueblos y no obedece las leyes del rey. No creo que convenga al rey tolerarlos.
9Por lo tanto, si al rey le parece bien, emita un decreto para exterminarlos, y yo contribuiré con diez mil talentos de plata a la hacienda real para realizar esta labor.[#3,9: Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. Se trata de una suma enorme. Según Herodoto, los tributos de las provincias sometidas al imperio persa en tiempos del rey Darío ascendían a 7.600 talentos de plata.]
10Entonces el rey se quitó el anillo y se lo dio a Amán, hijo de Hamdatá, de la región de Agag, enemigo de los judíos,[#3,10: Se trata del anillo real provisto de un sello en el que estaba grabada la efigie del rey; era símbolo de poder y autoridad; el que lo portaba tenía la facultad de sellar documentos en nombre del rey. Ver Gn 41,42.; #Gn 41,41.]
11diciendo:
— Puedes quedarte con la plata, y haz con ese pueblo lo que mejor te parezca.
12El día trece del mes primero fueron convocados los secretarios reales. Estos redactaron en la escritura de cada provincia y en la lengua de cada pueblo, todo lo que Amán ordenaba a los sátrapas reales, a los gobernadores de cada una de las provincias y a los jefes de cada pueblo. Todo se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real.[#3,12: Era la víspera de la celebración de la Pascua (ver Ex 12,2.6).]
13Luego, los mensajeros llevaron estos documentos a todas las provincias del reino con la orden de destruir, matar y exterminar en un solo día, el día trece del duodécimo mes, es decir el mes de Adar, a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de todos sus bienes[#3,13: La versión griega del libro de Ester inserta después de este versículo una copia del decreto.]
14El texto de este edicto debía ser promulgado como ley en todas las provincias y en todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día.
15Los mensajeros partieron de inmediato con la orden real. El edicto se hizo público también en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amán se dedicaban a banquetear, en la ciudad de Susa reinaba la consternación.