The chat will start when you send the first message.
1Justo tres meses después de haber salido de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
2Habían partido de Refidín, y al llegar al desierto de Sinaí, acamparon allí, frente al monte.[#19,2: Ver nota a 3,1.]
3Moisés subió a encontrarse con Dios y el Señor lo llamó desde el monte diciéndole:
— Anuncia esto a los descendientes de Jacob; dáselo a conocer a los israelitas:
4Ustedes han sido testigos de lo que hice con los egipcios y de cómo a ustedes los he guiado hasta mí, trayéndolos como en alas de águila;[#19,4: Ver Dt 29,2.— Ver Dt 32,11.]
5por tanto, si a partir de ahora me obedecen y guardan mi alianza, ustedes serán mi pueblo predilecto entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece;[#19,5: Lit. Esta expresión hebrea hace referencia al modo único y especial en que el pueblo de Israel pertenece a Dios. Ver Dt 7,6; 14,2; 26,18; Sal 135,4; Ml 3,17; Tt 2,14.]
6serán para mí un reino de sacerdotes, una nación consagrada. Esto es lo que has de decir a los israelitas.[#19,6: Otra posible traducción: Las palabras “consagrado” o “santo”, en el mundo bíblico, están relacionadas con la idea de separación de lo profano, generalmente considerado como malo (ver 1 Pe 2,9; Ap 1,6).]
7Moisés regresó, convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había ordenado.
8El pueblo contestó unánimemente:
— Haremos todo lo que el Señor ha ordenado.
Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo,
9y el Señor le dijo:
— Yo me acercaré a ti en una nube espesa para que el pueblo pueda escucharme cuando hable contigo; de esta manera no volverán a dudar de ti.
Moisés transmitió al Señor la respuesta del pueblo.
10Y el Señor le dijo:
— Vuelve con el pueblo, purifícalos hoy y mañana; que laven sus ropas
11y estén preparados para pasado mañana porque, de aquí a tres días, el Señor descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.
12Señala un límite al pueblo alrededor del monte y adviérteles que no deben subir al monte ni acercarse a su ladera, porque el que ponga los pies en el monte morirá sin remedio.[#19,12: Según la concepción hebrea, lo sagrado no puede estar junto a lo profano; de ahí la necesidad de marcar unos límites infranqueables, unos lugares prohibidos para los israelitas cada vez que Dios se manifiesta a su pueblo; ver 3,5; 40,35; Gn 28,16-17; Lv 16,2; Nm 1,51; 18,22. El Arca de la alianza, como símbolo de la presencia de Dios, también será intocable (ver 2 Sm 6,7).; #Heb 12,18-20.]
13Nadie lo tocará; quien lo haga será lapidado o asaeteado. Da igual que sea persona o animal; no quedará con vida. Únicamente podrán subir al monte cuando suene el cuerno.[#19,13: Instrumento para convocar a la guerra o a una celebración religiosa (ver Lv 25,9; Jos 6,4-20; Jue 6,34; 2 Sm 6,15; Sal 47,5); en ocasiones cabe también traducir por trompeta. Los judíos lo usan todavía en sus celebraciones religiosas.]
14Descendió Moisés del monte y purificó al pueblo; ellos, por su parte, lavaron sus ropas.
15Después les dijo:
— Estén preparados para pasado mañana y absténganse de tener relaciones sexuales.
16El tercer día amaneció con relámpagos y truenos; una densa nube cubrió el monte, se oyó un clamoroso sonido de trompeta, y el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.[#19,16: Ver nota a 9,23 y Ap 4,5.; #Dt 4,11-12; 5,4.]
17Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
18Todo el monte Sinaí estaba envuelto en humo porque el Señor descendió sobre él en medio del fuego. El monte se estremecía violentamente y subía de él una humareda como la humareda de un horno.[#19,18: El fuego es otro símbolo de la presencia del Señor.]
19El resonar de las trompetas fue haciéndose cada vez más atronador. Moisés hablaba y Dios le respondía con la voz del trueno.
20El Señor descendió sobre el monte Sinaí y pidió a Moisés que subiera a la cima del monte. Moisés subió,
21y el Señor le dijo:
— Baja y advierte al pueblo que no traspasen los límites en su afán de verme; si lo hacen, serán muchos los que perderán la vida.
22Incluso a los sacerdotes que se han de acercar a mí, purifícalos, para que yo, el Señor, no los fulmine.
23Moisés contestó al Señor:
— El pueblo no puede subir al monte Sinaí porque has sido tú quien nos mandó ponerle un límite alrededor, declarándolo sagrado.
24El Señor le dijo:
— Ahora desciende y regresa después acompañado de Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para venir adonde yo estoy, no sea que los haga morir.
25Entonces Moisés descendió y advirtió de esto al pueblo.