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1El Señor me dirigió la palabra:
2— Por lo que a ti respecta, hijo de hombre, entona una endecha sobre Tiro.
3Dirás a Tiro, la reina de las rutas del mar, que comercia con los pueblos de las costas lejanas: Esto dice el Señor Dios:
Eras, Tiro, un navío
de acabada belleza.
4Tus fronteras se extendían
por el corazón del mar;
tus constructores te dotaron
de perfecta hermosura.
5Te construyeron con tablas
de cipreses de Senir;
usaron cedro del Líbano
para fabricar tu mástil,
6con encinas de Basán
hicieron tus remos;
te pusieron cubierta de ciprés
traído de las costas de Quitín;
7hecha de lino recamado de Egipto,
tu vela te servía de enseña;
tu toldo, de púrpura y grana,
era de las costas de Elisá.
8Los habitantes de Sidón y Arvad[#27,8: Ciudades de la costa fenicia, cercanas a Tiro.]
eran tus remeros.
Tus expertos, que iban a bordo,
hacían de timoneles.
9Los ancianos de Guebal,[#27,9: Nombre hebreo de Biblos, otra ciudad fenicia situada al norte de Sidón.]
con sus expertos a bordo,
reparaban tus averías.
Navíos y marineros
intercambiaban contigo mercancías.
10Los de Persia, Lud y Put[#27,10: Lud suele identificarse con Lidia, en el Asia Menor, si bien algunos intérpretes hablan de un grupo étnico del norte de África, sin atreverse a concretar. Por lo que respecta a Put, parece tratarse de Libia; otros hablan de Etiopía e incluso de Somalia.]
se alistaban como soldados en tu ejército;
en ti colgaban escudos y yelmos,
y así te daban esplendor.
11Los de Arvad, con tu ejército, guarnecían el contorno de tus murallas; los de Gamad custodiaban tus torres. Colgaban sus escudos en torno a tus murallas y hacían de ti un dechado de belleza.[#27,11: Serían tropas mercenarias (ver v. 10b). Sobre Arvad, ver nota a 27,8. Se desconoce la identidad de Gamad.]
12Tarsis era tu cliente, atraída por la abundancia de tus riquezas; a cambio te daba plata, hierro, estaño y plomo.[#27,12: Famosa en la antigüedad por sus metales, estaba situada en el extremo occidental del Mediterráneo. Numerosos estudiosos la localizan en las costas de España.; #38,2.6; Is 23,1.]
13Javán, Túbal y Mésec comerciaban contigo; a cambio te proporcionaban esclavos y utensilios de bronce.[#27,13: En sentido estricto, Javán (Jonia) es Grecia; en sentido menos restringido se refiere a los habitantes de las lejanas costas de Asia Menor. Túbal y Mésec eran dos regiones de Capadocia (Asia Menor) cercanas al mar Negro.]
14Los de Bet Togarmá te daban a cambio caballos de tiro y de competición, así como mulos.[#27,14: Según Gn 10,2-3, los descendientes de Jafet, entre los que se incluye a un tal Togarmá, pueblan Asia Menor. Bet Togarmá sería, por tanto, una región de dicho país, difícil de situar geográficamente. Algunos la identifican con Armenia.]
15También comerciaba contigo la gente de Rodán; numerosos enclaves marítimos eran clientes tuyos, y a cambio de tus servicios te daban colmillos de marfil y madera de ébano.[#27,15: Así en el texto griego de los LXX (el texto hebreo dice , que debe ser un error pues de Dedán se habla en el v. 20). Parece tratarse de la isla de Rodas.]
16Edom era cliente tuyo, atraído por la abundancia de tus manufacturas; a cambio te daba malaquita, púrpura, telas recamadas, lino, corales y rubíes.
17También Judá e Israel comerciaban contigo; a cambio de tus servicios te proporcionaban trigo de Minit, galletas, miel, aceite y bálsamo.[#27,17: Minit era una ciudad amonita.]
18Damasco era cliente tuya, atraída por la abundancia de tus manufacturas y de tus riquezas; a cambio te daba vino de Jelbón y lana de Sajar.[#27,18: Jelbón era una región situada al norte de Damasco; sus vinos son mencionados en antiguos documentos asirios. Sajar puede ser un nombre de lugar (¿cercano a Jelbón?) o puede tratarse de un color, quizá “blanco”.]
19Dan y Javán, desde Uzal, te proporcionaban hierro forjado, canela y caña aromática.[#27,19: Este comienzo de versículo está corrompido, y su traducción resulta problemática.; #25,13; Gn 10,7.27; 1 Re 10,1.]
20Dedán comerciaba contigo en sillas de montar.[#27,20: Agrupación nómada del norte de Arabia.]
21Arabia y todos los príncipes de Quedar intercambiaban contigo productos: corderos, carneros y machos cabríos.[#27,21: Región del norte de Arabia, al este de Basán (ver Ct 1,5).]
22Los mercaderes de Sabá, Asur, Quilmad y Ramá comerciaban contigo; te daban a cambio perfumes exquisitos, piedras preciosas de toda clase y oro.[#27,22: Como en los dos casos anteriores, se trata de distintos grupos árabes.]
23Jarán, Cané y Edén comerciaban contigo[#7,23: Ciudades de la alta y media Mesopotamia.]
24en vestidos de lujo, mantos de púrpura, telas recamadas, tapices multicolores y sólidas cuerdas trenzadas.
25Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías.[#27,11-25a: Este pasaje en prosa parece una ampliación tardía del poema anterior para poner de relieve la importancia económica de Tiro.]
Te hiciste rica y opulenta,
anclada en el corazón del mar.
26Pero los remeros de tus naves
te condujeron a alta mar
y el viento del este te destrozó
allí, en el corazón del mar.
27Tus riquezas, mercancías y fletes,
tus marinos, timoneles y calafates,
tus agentes comerciales, tus guerreros
y toda la tripulación que transportas,
se hundirán en medio del mar,
contigo, el día que naufragues.
28Al grito de auxilio de tus timoneles
todas las costas se asustarán;
29entonces desembarcarán de sus naves
todos los que empuñan los remos;
marineros y hombres de mar
se quedarán quietos en tierra.
30Lanzarán gritos por ti,
acompañados de amargos gemidos;
se echarán polvo en la cabeza,
se revolcarán en la ceniza;
31se raparán la cabeza por tu causa,
se ceñirán la cintura de sayal;
llorarán amargamente por ti,
harán un amargo duelo.
32Entonarán por ti una elegía,
te dedicarán una lamentación:
“¿Quién era comparable a Tiro
en medio del mar?”.
33Cuando desembarcabas tus mercancías,
saciabas a pueblos numerosos;
con tus riquezas y productos abundantes
enriquecías a los reyes de la tierra.
34Ahora, destrozada por las olas,
yaces en el fondo del mar;
tu carga y tu tripulación
se hundieron junto contigo.
35Todos los habitantes de las costas
quedaron desolados por ti;
sus reyes están horripilados,
tienen el rostro demudado.
36Comerciantes de otros pueblos
silban asombrados por ti:
te has convertido en espanto,
has desaparecido para siempre.