JUECES 3

5Así pues, los israelitas convivieron con los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos;

6se casaron con sus hijas, dieron como esposas sus propias hijas a los hijos de ellos y rindieron culto a sus dioses.

7Los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor. Se olvidaron del Señor, su Dios, y rindieron culto a los Baales y a las Aseras.[#3,7: Para Baal/Baales, ver nota a 2,11. En cuanto a Asera/Aseras, parece que se trata de la misma divinidad cananea que en 2,13 recibe el nombre de Astarté y que en los lugares de culto se la representaba mediante una estaca sagrada, símbolo de la fecundidad. Ver nota a Jue 2,13.]

8Entonces se encolerizó el Señor contra Israel y los dejó a merced de Cusán Risatáin, rey de Edom, que tuvo sometidos a los israelitas durante ocho años.[#3,8.10: Equivale a “Etiopía de las dos maldades”.— Se trata de una traducción conjetural; el texto hebreo dice: , es decir, Mesopotamia, un lugar que estaría demasiado alejado del país israelita.; #2,11+; 2,14+; 1 Sm 12,9; Is 17,10; Jr 3,21; Ez 22,12; Os 8,14; Sal 106,21.]

9Los israelitas suplicaron al Señor y el Señor les concedió un libertador que los salvó: Otoniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb.[#1,13; 3,15; Ex 2,23 (ver 3,7.9); Jos 24,7; 1 Sm 12,8; Ne 9,4.27; Sal 22,6; 107,6; Jdt 4,9.]

10El espíritu del Señor lo invadió, se constituyó en juez de Israel y salió a la guerra. Y el Señor puso en sus manos a Cusán Risatáin, rey de Edom, y triunfó sobre Cusán Risatáin.[#3,10: Ver Introducción general al libro.; #6,34; 14,6.19; etc. 1 Sm 16,13; Is 11,2+.]

11Y el país gozó de paz durante cuarenta años. Y murió Otoniel, hijo de Quenaz.[#3,7.30; 5,31; 8,28.]

12Volvieron los israelitas a hacer lo que desagrada al Señor; y el Señor aumentó el poder de Eglón, rey de Moab, sobre Israel, porque hacían lo que desagrada al Señor.[#3,12: El reino de Moab, al este del Mar Muerto, fue creado en el siglo XIII a. C. En tiempos de Ejud llegó a extenderse hasta Jericó.]

13Los amonitas y los amalecitas hicieron causa común con Eglón que salió y derrotó a Israel apoderándose de la ciudad de las Palmeras.[#3,13: Amón era un reino situado al este del Jordán, en la meseta de Transjordania. En cambio, los amalecitas (descendientes de Amalec), más que súbditos de un reino concreto, eran tribus seminómadas del sur de Palestina, que se desplazaban ocasionalmente en cualquier dirección; en la época de los Jueces los amalecitas fueron enemigos encarnizados de las tribus de Israel (ver Jue 6,3-6; 7,12; 10,12; Ex 17,8-16; Dt 25,17-19; 1 Sm 15).; #1,16.]

14Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, dieciocho años.

15Entonces los israelitas suplicaron al Señor y el Señor les concedió un libertador: Ejud, hijo de Guerá, benjaminita, que era zurdo. Los israelitas le encomendaron la entrega del tributo a Eglón, rey de Moab.

16Ejud se hizo un puñal de dos filos, de casi medio metro de largo, y se lo ciñó debajo de la ropa sobre el muslo derecho.

17Presentó el tributo a Eglón, rey de Moab, que era extremadamente gordo.

18En cuanto terminó de presentar el tributo, Ejud mandó marchar a la gente que le había acompañado a llevar el tributo.

19Él, por su parte, se volvió desde el lugar llamado Los Ídolos, en la región de Guilgal, y dijo:[#3,19: El nombre de este lugar está probablemente en relación con un conjunto de piedras talladas a las que se veneraba como imágenes sagradas.]

— Tengo un mensaje secreto para ti, ¡oh rey!

El rey ordenó:

— ¡Que nos dejen solos!

Y salieron de su presencia todos los que estaban con él.

20Ejud se le acercó. El rey estaba sentado tomando el fresco en su galería particular. Ejud le dijo:

— Tengo una palabra de Dios para ti.

El rey se levantó de su silla,

21momento en que Ejud agarró con su mano izquierda el puñal que llevaba en su muslo derecho y se lo hundió en la barriga.

22Tras la hoja entró también la empuñadura y la grasa se cerró sobre el puñal, pues Ejud no le sacó el puñal del vientre. Luego saltó por la ventana,[#3,22: Traducción conjetural de un término único en el AT.]

23llegó al portal, cerró las puertas de la galería y echó el cerrojo.

24Cuando él salía los criados entraban. Al ver que las puertas de la galería tenían echado el cerrojo, se dijeron:

— Sin duda estará haciendo sus necesidades en el aposento de la galería de verano.

25Y se quedaron esperando. Hasta que desconcertados porque nadie abría las puertas de la galería, se hicieron con una llave y abrieron. Su amo yacía en tierra, muerto.

26Mientras ellos esperaban, Ejud huyó, rebasando Los Ídolos y poniéndose a salvo en Seirá.[#3,26: Lugar desconocido situado tal vez al norte de Jericó.]

27En cuanto llegó, tocó el cuerno de guerra en la montaña de Efraín. Los israelitas bajaron de la montaña con Ejud que se puso al frente de ellos[#3,27: Ver Jos 6,4 y nota.]

28y les dijo:

— Síganme, porque el Señor les ha entregado a Moab, su enemigo.

Fueron con él, cortaron a Moab los vados del Jordán y no dejaron pasar a nadie.

29Derrotaron en aquella ocasión a los de Moab, que eran unos diez mil hombres, todos fuertes y valientes; no escapó ni uno.

30Aquel día Moab quedó sometido a Israel, y el país gozó de paz ochenta años.

31Después de Ejud vino Sangar, hijo de Anat. Derrotó a los filisteos, que eran seiscientos hombres, valiéndose de una aguijada para conducir bueyes. También él salvó a Israel.[#3,11+; 5,6.]

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain