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1Holofernes mandó que la condujeran al lugar donde tenía su vajilla de plata, y que le sirvieran de sus propios manjares y le dieran a beber de su vino.[#Dn 1,5.8.]
2Pero Judit le dijo:
— No comeré de ellos, por no caer en falta. Las provisiones que he traído serán suficientes para mí.
3Holofernes le contestó:
— Pero cuando se te acaben las provisiones, ¿de dónde vamos a sacar otras semejantes, si aquí no hay nadie de tu propia nación?
4Respondió Judit:
— ¡Por vida tuya, mi señor, que mis provisiones no se acabarán antes de que el Señor haya hecho por medio de mí lo que tiene decidido!
5Entonces los oficiales de Holofernes la condujeron a la tienda de campaña, donde durmió hasta la medianoche. Luego, hacia la madrugada, se levantó[#12,5: Es, en la perspectiva bíblica, la hora en que Dios interviene prodigiosamente para liberar a su pueblo (Ex 12,19; 14,24; Sb 18,14-16).— Lit. ; es la última guardia de la noche que abarca desde la tres a las seis de la madrugada.; #Sal 119,62; Sb 16,28.]
6y envió a Holofernes un recado que decía: “Ordena, mi señor, que se le permita a tu sierva salir a orar”.
7Holofernes ordenó a su guardia personal que no le impidieran la salida.
Judit permaneció tres días en el campamento. Cada noche salía al valle de Betulia y se bañaba en el manantial que había en el campamento.
8Al regresar, pedía al Señor, el Dios de Israel, que le hiciera saber de qué manera podría ella conseguir la liberación de los hijos de su pueblo.
9Después de haberse purificado, volvía Judit a la tienda; y allí permanecía, hasta que al atardecer le traían su alimento.[#12,9: Puede tratarse de la purificación ritual antes de la oración o quizá de la purificación exigida por el hecho de vivir en medio de paganos.]
10Al cuarto día, Holofernes ofreció únicamente a sus servidores un banquete al que no invitó a ninguno de sus oficiales.[#Est 1,3.]
11Pero a su mayordomo, un eunuco llamado Bagoas le encargó lo siguiente:[#12,11: Se trata de un nombre de origen persa bien conocido.]
— Ve, e intenta persuadir a esa mujer hebrea que está a tu cuidado, para que venga acá a comer y beber con nosotros;
12porque sería una vergüenza para nosotros dejar marchar a una mujer como esa, sin haber disfrutado de ella. Si no logro conquistarla, se burlará de mí.[#12,12: Estamos ante la máxima condensación del relato; toda la situación internacional se concentra en los dos personajes, Judit y Holofernes. La conquista del mundo, de Israel y de Betulia pasa por la conquista de Judit.]
13Salió Bagoas de la presencia de Holofernes, entró donde estaba Judit y le dijo:
— Hermosa joven, ven conmigo sin reparo para presentarte a mi señor y ser honrada por él, y para beber vino alegremente en nuestra compañía. Así serás tratada hoy como una de las mujeres asirias que viven en el palacio de Nabucodonosor.
14Judit le respondió:
— ¿Quién soy yo para oponerme a mi señor? ¡Para mí será un motivo de alegría, hasta el día de mi muerte, hacer todo lo que a él le agrade!
15Seguidamente se levantó y se atavió con sus vestiduras y con todas sus galas femeninas. Su criada, precediéndola, extendió ante Holofernes las pieles de oveja que Bagoas le había dado para que Judit, reclinada sobre ellas, tomara su alimento diario.[#8,3-4; Rt 3,3; Est 5,1.]
16En cuanto entró Judit y se reclinó, Holofernes se sintió cautivado. Su espíritu se turbó y ardió de pasión por ella, pues desde que la vio por primera vez esperaba la ocasión de poseerla.
17Le dijo Holofernes:
— ¡Bebe y pásatelo bien con nosotros!
18Respondió Judit:
— Señor, beberé gustosamente, porque jamás, desde mi nacimiento, he vivido otro día tan hermoso como este.
19Entonces comió y bebió, en presencia de él, lo que su criada le había preparado.
20Holofernes, rebosante de alegría a causa de ella, bebió vino sin medida, como nunca desde que nació lo había bebido en un solo día.