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1Cuando cesó el tumulto de la gente que rodeaba al consejo, Holofernes, jefe supremo del ejército asirio, se dirigió a Ajior en presencia de todos los extranjeros que allí se encontraban y de los moabitas, diciéndole:[#6,1: En la versión griega de los LXX, esta palabra designa a los filisteos. Son los habitantes de la costa que han aparecido en 5,2.22.]
2— ¿Quién eres tú, Ajior, y quiénes son esos mercenarios de Efraín, para que profeticen entre nosotros como hoy lo has hecho tú, y decirnos que no vayamos a la guerra contra el pueblo de Israel porque su Dios los protege? ¿Acaso existe otro dios fuera de Nabucodonosor? Él desplegará su fuerza, los aniquilará sobre la faz de la tierra, y su Dios no podrá librarlos.[#3,8; Is 36,18-20; Dn 3,14-18.]
3Nosotros, siervos de Nabucodonosor, los aplastaremos como si fueran uno solo, sin que ellos puedan resistir el empuje de nuestra caballería.[#Nm 14,15.]
4Los reduciremos a cenizas, su sangre empapará los montes, y las llanuras se llenarán de sus cadáveres; no podrán oponerse a nuestros ataques, sino que serán destruidos por completo. Así lo afirma el rey Nabucodonosor, señor de toda la tierra. ¡Él ha hablado, y sus palabras no caerán en el vacío![#2,8; Ez 32,5-6.]
5En cuanto a ti, Ajior, mercenario amonita que has hablado de ese modo en un momento de insensatez, a partir de este día no volverás a verme hasta que castigue a esa raza que huyó de Egipto.
6Entonces, a mi regreso, mis soldados y todos los que están a mi servicio te atravesarán los costados con sus lanzas y serás uno más entre sus muertos.[#6,6: El texto griego dice quizá por una confusión entre dos palabras semejantes.]
7Ahora mis servidores te conducirán a la montaña y te dejarán en una de las ciudades que están en la ladera;
8pero todavía no morirás; eso sucederá cuando los israelitas sean también aniquilados.
9Y si en el fondo de tu corazón confías en que ellos no serán hechos cautivos, ¿por qué tu rostro se vuelve pálido? … ¡Yo he hablado y ninguna de mis palabras dejará de cumplirse![#6,9: El tono y la terminología que utiliza Holofernes en su discurso nos sitúan dentro del lenguaje de los oráculos proféticos. Se está planteando el verdadero combate entre los dos dioses: Nabucodonosor, el dios de los “fuertes”, contra el Señor, el Dios de los “débiles”.]
10Entonces ordenó Holofernes a los que estaban a su servicio, en su tienda de campaña, que apresaran a Ajior, lo condujeran a Betulia y lo pusieran en manos de los israelitas.
11Sus servidores lo llevaron preso fuera del campamento, a la llanura, y desde allí se dirigieron a la montaña hasta que llegaron a las fuentes que están al pie de Betulia.
12Cuando los defensores de la ciudad los descubrieron desde lo alto de la montaña, tomaron sus armas y salieron de la ciudad. Los honderos comenzaron a arrojar piedras para impedir la subida de los asirios,
13los cuales se deslizaron ladera abajo y ataron a Ajior; después lo dejaron tendido al pie de la montaña y regresaron adonde estaba su señor.
14Entonces los israelitas bajaron de su ciudad, se acercaron a Ajior, lo desataron y lo llevaron a Betulia. Una vez allí, lo presentaron a las autoridades de la ciudad,
15que en aquel tiempo eran Ozías, hijo de Miqueas, de la tribu de Simeón; Jabrís, hijo de Gotoniel, y Jarmís, hijo de Melquiel.[#6,15: Nos encontramos con toda una serie de nombres teóforos que inciden en el carácter simbólico de la batalla. que significa ; que significa ; que significa ; que significa ; y que significa .]
16Estos convocaron a todos los ancianos de la ciudad, quienes corrieron a la reunión junto con todos los jóvenes y las mujeres. Pusieron a Ajior en medio de la gente, y Ozías lo interrogó acerca de lo sucedido.
17Él respondió refiriéndoles lo que se había dicho en el consejo de Holofernes. Repitió las palabras que había pronunciado en medio de los jefes de los asirios y reveló las insolentes amenazas de Holofernes contra la gente de Israel.
18El pueblo entonces, postrándose, adoró a Dios y clamó:
19— ¡Señor, Dios del cielo, mira su soberbia y apiádate de nuestra raza humillada! ¡Vuelve hoy tu mirada hacia nosotros, pues estamos consagrados a ti!
20Después tranquilizaron a Ajior y lo elogiaron efusivamente.
21Concluida la reunión, Ozías lo llevó a su casa, donde ofreció un banquete a los ancianos. Toda aquella noche la pasaron invocando al Dios de Israel, y rogándole que los ayudara.