The chat will start when you send the first message.
1Al día siguiente, Holofernes ordenó a su ejército y al conjunto de las tropas auxiliares que se le habían unido, que se dirigieran hacia Betulia y se adelantaran a ocupar los pasos de montaña y a entrar en combate contra los israelitas.
2Así pues, todos sus soldados se pusieron en marcha aquel mismo día. Formaban un ejército de ciento setenta mil soldados de infantería y doce mil de caballería, sin contar los encargados de la intendencia y los hombres de a pie que se les habían unido formando en conjunto una gran multitud.[#2,15.20; 3,9.]
3Acamparon en el valle próximo a Betulia, junto al manantial, y se desplegaron a lo ancho desde Dotán hasta Belmáin, y a lo largo desde Betulia hasta Ciamón , que está situado enfrente de Esdrelón.[#7,3: A lo largo de la narración el texto va a variar hablando de un manantial, en singular, (7,12; 12,7), o varios manantiales (7,7.17).— Se desconoce el emplazamiento de estas ciudades (ver nota a Jdt 4,4).]
4Cuando los israelitas vieron aquella inmensa muchedumbre, fueron presa de terror y se dijeron unos a otros:
— Esa gente va a arrasar la tierra entera, y ni las montañas más altas ni los valles ni los cerros podrán resistir su potencia.
5Cada cual tomó entonces sus armas, encendieron hogueras en las torres y permanecieron en guardia durante toda la noche.[#1 Ma 12,28.]
6Al segundo día, Holofernes hizo desfilar toda su caballería ante los ojos de los israelitas que estaban en Betulia.
7Exploró los accesos de la ciudad, inspeccionó los manantiales, se apoderó de ellos y puso allí un destacamento de soldados. Luego volvió a reunirse con su gente.
8Se acercaron entonces a él todos los jefes edomitas, los comandantes de los moabitas y los oficiales del litoral, y le dijeron:
9— Señor nuestro, si escuchas lo que hemos de decirte, no habrá bajas en tu ejército.[#5,2.5.]
10Esa gente israelita no confía en sus armas, sino en la altura de las montañas donde viven, porque no es fácil alcanzar la cima de esos montes.[#1 Re 20,23.]
11Por eso, señor, evita entrar directamente en combate con ellos y no morirá ni uno solo de tus hombres.
12Permanece en el campamento, mantén alerta a todos los que forman tu ejército y manda que tus soldados se apoderen del manantial que brota al pie de la montaña,
13porque ahí van a buscar agua los habitantes de Betulia. Cuando ya estén muriéndose de sed, entregarán la ciudad, y nosotros entonces, con toda nuestra gente, subiremos a la cima de los montes cercanos, acamparemos allí y estaremos atentos a que ni un solo hombre salga de la ciudad.
14El hambre los consumirá con sus mujeres y sus niños, y antes que la espada caiga sobre ellos, habrán quedado tendidos por las calles de su ciudad.
15Así harás que paguen muy caro su rebeldía y el haberse negado a salir pacíficamente a recibirte.
16Holofernes y todos sus oficiales acogieron con satisfacción la propuesta; así que ordenó que se actuara tal como se había dicho.
17Entonces los amonitas levantaron el campamento y, junto con cinco mil asirios, acamparon en el valle y se apoderaron de las cisternas y los manantiales de los israelitas.
18Los edomitas y los amonitas subieron luego para acampar en la montaña, frente a Dotán; enviaron también un destacamento hacia el sur y el este, frente a Egrebel, cerca de Cus, que está a orillas del torrente Mocmur. El resto del ejército asirio acampó en la llanura, cubriendo todo aquel territorio en el cual sus tiendas de campaña y su impedimenta formaban un inmenso campamento que albergaba a una enorme muchedumbre.[#7,18: Quizá Acraba o Agrave, al sudeste de Siquén.— Pudiera ser Cuza.— Quizá el Wadi Achmar.]
19Los israelitas, profundamente desalentados al verse rodeados por sus enemigos y sin posibilidad alguna de romper el cerco, invocaron al Señor su Dios.[#Ex 14,10.]
20Todo el ejército asirio, con su infantería, sus carros de guerra y su caballería, mantuvo asediada a Betulia por espacio de treinta y cuatro días, de manera que las reservas de agua se agotaron para todos sus habitantes.
21Las cisternas quedaron vacías y el agua, cuyo reparto era racionado, no alcanzaba ni un solo día a calmar la sed de nadie.
22Los niños languidecían, mientras las mujeres y los jóvenes, consumidos por la sed, caían desfallecidos en las calles de la ciudad y en los umbrales de las puertas.
23El pueblo entero, jóvenes, mujeres y niños, se levantó entonces clamando a grandes voces contra Ozías y contra las autoridades de la ciudad. En presencia de todos los ancianos decían:
24— ¡Que Dios juzgue entre ustedes y nosotros el gran daño que nos han causado negándoos a hablar de paz con los asirios!
25Ahora ya no hay quien nos socorra, pues Dios nos ha puesto en sus manos para que, en presencia de esa gente, la sed acabe con nosotros y seamos completamente destruidos.
26Llamen, pues, a los asirios y entréguenles la ciudad para que sea saqueada por la gente de Holofernes y todo su ejército.
27Es preferible que nos hagan cautivos y seamos sus esclavos. De esa manera seguiremos vivos y no habremos de contemplar la muerte de nuestros niños ni habremos de ver cómo desfallecen y mueren nuestras mujeres y nuestros hijos.[#Ex 14,12.]
28Por el cielo y por la tierra, y también por nuestro Dios, Señor de nuestros antepasados, que nos castiga a causa de nuestros pecados y los de nuestros antepasados, les solicitamos que actúen conforme a lo que en este día les pedimos.[#7,28: El griego dice lit. , negación que proviene de la fórmula hebrea de juramento; el sentido, sin embargo, es positivo.]
29Toda la gente que estaba allí reunida rompió a llorar amargamente, invocando a una voz y con fuertes gritos a Dios, el Señor.
30Ozías les dijo entonces:
— ¡Animo, hermanos, resistamos otros cinco días! En ese tiempo el Señor nuestro Dios volverá a apiadarse de nosotros y no nos abandonará definitivamente.
31Si pasados esos días no hemos recibido ayuda, haré lo que ustedes han propuesto.
32Luego ordenó que la gente se dispersara y que cada cual regresara a su puesto: los hombres se dirigieron a las murallas y a las torres de la ciudad; a las mujeres y a los niños los hizo regresar a sus casas. Entre tanto, en la ciudad reinaba un profundo abatimiento.