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1Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.[#1,1: Lit. . Es claro que en este momento el término griego que suele transcribirse por “evangelio” no tiene todavía el sentido de “libro escrito”, sino de “mensaje de salvación” proclamado oralmente. De ahí que en la presente traducción se prefiera traducir dicho término por “buena noticia” o “mensaje de salvación”. Véase nota a Rm 1,1.— O bien: — Varios mss., entre ellos alguno de cierto valor, omiten estas palabras. Sin embargo, la revelación progresiva de la identidad mesiánica y divina de Jesús es central en el evangelio de Mc (véase Introducción general al evangelio y 1,11.24; 3,11; 5,7; 8,29; 9,7; 14,61-62; 15,39).; #1,14; 8,35; 10,29; 13,10; 14,9; 16,15; Rm 1,1; 15,19; 16,25; Mt 14,33; Lc 1,32.35.]
2Así está escrito en el libro del profeta Isaías:
Mira, yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.
3Se oye una voz:
alguien clama en el desierto:
“¡Preparen el camino del Señor;
abran sendas rectas para él!”.
4Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados.[#1,4: Se trata del llamado desierto de Judea. Ver nota a Mt 3,1.; #Hch 13,24; 19,4.]
5La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán.
6Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
7Y lo que proclamaba era esto:
— Después de mí viene uno que es más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias.
8Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.[#Mt 3,11.]
9Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán.[#1,9: Ver nota a Mt 2,23.]
10En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma.[#Is 11,2; 42,1; 63,11.19; Jn 1,32-33.]
11Y se oyó una voz proveniente del cielo:
— Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.
12Acto seguido el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto
13donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.[#1,13: Ver nota a Mt 4,10.— Ver nota a Mt 4,1.]
14Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea, a predicar la buena noticia de Dios.[#1,14.15: Ver nota a Mt 4,12.— Lit. . Ver nota a 1,1.; #6,17-18; Mt 4,12.]
15Decía:
— El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Conviértanse y crean en la buena noticia.
16Iba Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red en el lago.[#1,16: Lit. . Ver nota a Mt 4,18.; #Jn 1,40-41.]
17Jesús les dijo:
— Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.
18Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él.
19Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes.[#Mt 20,20; Lc 9,54.]
20Los llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los trabajadores contratados, se fueron en pos de él.
21Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar.[#1,21: Ver segunda nota a Mt 4,13.; #6,2; Lc 4,16; 6,6; 13,10.]
22Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque los enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley.[#1,22: Ver nota a Mt 2,4.; #1,27; 2,10.12; 6,2; 11,28-33; Mt 7,28-29.]
23Estaba allí, en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:[#1,23: Lit. . Sólo aquí y en 1,39 emplea el segundo evangelio esta singular expresión, a diferencia de Mt que lo hace sistemáticamente. Ver nota a Mt 4,23.— Expresión frecuente en los evangelios para designar al demonio. Ver nota a Mt 8,16.]
24— ¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios![#1,24: Lit. Ver nota a Mt 8,29.; #Lc 4,34; 10,18; Jn 6,69; (ver Hch 3,14; 4,27.30); Ap 20,10.]
25Jesús lo increpó, diciéndole:
— ¡Cállate y sal de él!
26El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él.
27Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros:
— ¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.
28Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea.[#Mt 4,24.]
29Al salir de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón y Andrés, acompañado también por Santiago y Juan.
30Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama, con fiebre.
31Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Al instante le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos.
32Al anochecer, cuando ya el sol se había puesto, le llevaron todos los enfermos y poseídos por demonios.[#1,32: Es decir, cuando había terminado el sábado y ya se podía trabajar. Para los judíos el día terminaba al aparecer las primeras estrellas.— Ver nota a Mt 8,16.; #3,10-11; 6,13; Mt 4,24; 8,16; Lc 6,18; (ver Hch 5,16; 8,7).]
33Toda la gente de la ciudad se apiñaba a la puerta,
34y Jesús curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; pero a los demonios no les permitía que hablaran de él, porque lo conocían.[#1,34: Estamos ante el llamado “secreto mesiánico”, un elemento característico del evangelio de Mc, del que se hacen eco también los otros dos sinópticos. Ver nota a Mt 8, 4 e Introducción general a este evangelio.]
35De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó y, saliendo de la ciudad, se dirigió a un lugar apartado a orar.[#6,46; Mt 14,23; Lc 3,21; 5,16; 6,12.]
36Simón y los que estaban con él fueron en su busca
37y, cuando lo encontraron, le dijeron:
— Todos están buscándote.
38Jesús les contestó:
— Vayamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para proclamar también allí el mensaje, pues para eso he venido.
39Así recorrió toda Galilea proclamando el mensaje en las sinagogas y expulsando demonios.[#1,39: Ver nota a 1,23 y Mt 4,23.; #6,6; Mt 4,23; 9,35.]
40Se acercó entonces a Jesús un leproso y, poniéndose de rodillas, le suplicó:[#1,40: Ver nota a Mt 8,2.]
— Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41Jesús, conmovido, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
— Quiero. Queda limpio.
42Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.
43Acto seguido Jesús lo despidió con tono severo
44y le encargó:
— Mira, no le cuentes esto a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita al efecto por Moisés. Así todos tendrán evidencia de tu curación.
45Pero él, en cuanto se fue, comenzó a proclamar sin reservas lo ocurrido; y como la noticia se extendió con rapidez, Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna población, sino que debía permanecer fuera, en lugares apartados. Sin embargo, la gente acudía a él de todas partes.