The chat will start when you send the first message.
1Por aquellos días se reunió otra vez mucha gente. Como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:[#6,35-44; Mt 14,14-21.]
2— Me da lástima esta gente. Ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer.
3Si los despido y los dejo ir a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Y algunos han venido de lejos.
4Los discípulos le contestaron:
— Pero ¿de dónde podrá uno sacar pan para dar de comer a todos estos en este lugar apartado?
5Jesús les preguntó:
— ¿Cuántos panes tienen ustedes?
Ellos contestaron:
— Siete.
6Jesús dispuso que la gente se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran. Y los discípulos los distribuyeron entre la gente.
7Tenían además unos cuantos peces; Jesús los bendijo y mandó que los repartieran.
8Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron siete espuertas de los trozos sobrantes de pan.[#8,8: Ver nota a Mt 15,36-37.]
9Luego Jesús despidió a la multitud, que era de unas cuatro mil personas.
10A continuación subió a la barca con sus discípulos y se dirigió a la región de Dalmanuta.[#8,10: Localidad o comarca cuya concreta ubicación se desconoce.]
11Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios.[#Is 7,10-14; Mt 12,38; 16,1; 19,3; 22,15.35; Lc 11,16; Jn 6,30; (ver 1 Co 1,22).]
12Pero Jesús, suspirando profundamente, dijo:
— ¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? ¡Les aseguro que no se les dará señal alguna!
13Y, dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla del lago.
14Los discípulos habían olvidado llevar pan. Solamente tenían uno en la barca.
15Jesús les recomendó:
— Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de Herodes.
16Los discípulos comentaban unos con otros: “Esto lo dice porque no hemos traído pan”.
17Pero, dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
— ¿Por qué están comentando que les falta el pan? ¿Tan embotada tienen la mente que no son capaces de entender ni comprender nada?
18¡Ustedes tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen! ¿Ya no se acuerdan[#Jr 5,21; Ez 12,2; (ver Mc 4,12 y Hch 28,26).]
19de cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos cestos llenos de trozos sobrantes recogieron?
Le contestaron:
— Doce.
20— Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas espuertas de trozos sobrantes recogieron?
Le contestaron:
— Siete.
21Y Jesús les dijo:
— ¿Y aún siguen sin entender?
22Cuando llegaron a Betsaida, le presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que lo tocase.[#8,22: Ver nota a Mt 11,21.; #7,32-33, Jn 9,6.]
23Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó:
— ¿Ves algo?
24El ciego abrió los ojos y dijo:
— Veo a la gente. Son como árboles que andan.
25Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad.
26Después Jesús lo mandó a su casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea.[#8,26: Numerosos mss., algunos de cierta importancia, dicen: Ver nota a 1,34.]
27Jesús y sus discípulos se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino les preguntó:[#8,27: Ver nota a Mt 16,13.]
— ¿Quién dice la gente que soy yo?
28Ellos contestaron:
— Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los profetas.
29Jesús volvió a preguntarles:
— Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Entonces Pedro declaró:
— ¡Tú eres el Mesías!
30Pero Jesús les mandó que no hablaran a nadie sobre él.[#8,30: Ver nota a 1,34.]
31Entonces Jesús empezó a explicarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho; que había de ser rechazado por los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría.[#8,31.38: Ver nota a Mt 8,20.; #9,12.30-31; 10,33-34; Mt 17,12.22-23; 20,18-19; Lc 9,44; 17,25; 18,32-33; (ver Hch 17,3).]
32Les hablaba con toda claridad. Pedro entonces, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
33Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a su vez a Pedro, diciéndole:
— ¡Apártate de mí, Satanás! ¡Tú no piensas como piensa Dios, sino como piensa la gente!
34Luego Jesús convocó a la gente y a sus propios discípulos y les dijo:
— Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz y seguirme.
35Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por mi causa y por la causa de la buena noticia, ese la salvará.[#8,35: Varios mss. omiten estas palabras.— Ver notas a 1,1 y Rm 1,1.; #Mt 10,39; Lc 17,33; Jn 12,25.]
36Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida?
37¿O qué podrá dar una persona a cambio de su vida?
38Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de la gloria de su Padre y acompañado de los santos ángeles.[#8,38: Lit. . Ver notas a Mt 12,39 y Stg 4,4.; #Mt 10,33; Lc 12,9; 2 Tm 2,12.]