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1Escuchen, hijos, los consejos del padre,[#3,1: O bien: ; así según la antigua versión latina de la Vulgata; el texto griego dice: .]
pónganlos en práctica y se salvarán.
2El Señor ha dado más honor al padre que a los hijos
y ha confirmado la autoridad de la madre sobre ellos.
3Quien respeta a su padre, verá perdonados sus pecados;
4quien engrandece a la madre, acumula tesoros.
5Al que trata con respeto a su padre,
sus propios hijos lo colmarán de alegría;
cuando rece, será escuchada su plegaria.
6Quien respeta a su padre, tendrá larga vida;
el que obedece al Señor, reconfortará a su madre;
7servirá a sus padres como si fueran sus dueños.
8Respeta a tu padre con obras y palabras,[#3,8: A partir de este momento disponemos ya de texto hebreo (ver Introducción al libro) que utilizaremos en la medida que parezca oportuno o que recogeremos en nota siempre que sus variantes parezcan de interés.]
de esta manera recaerá sobre ti su bendición.
9La bendición del padre afianza la familia,
la maldición de la madre arranca sus cimientos.
10No pongas tu gloria en la deshonra de tu padre,
pues jamás te servirá de gloria esa deshonra;
11la gloria del hijo radica en el honor de su padre,
una madre sin honra es la vergüenza de sus hijos.
12Cuida, hijo mío, de tu padre en su vejez
y no le causes tristeza mientras viva;
13aunque le falle la mente, sé indulgente con él
y no lo desprecies, tú que rebosas vigor.
14La limosna del padre, no caerá en saco roto:
servirá para obtener el perdón de tus pecados.
15En momentos de aflicción, el Señor se acordará de ti,
y como el sol deshace la escarcha, así él deshará tus pecados.
16Abandonar al padre es como blasfemar;
maltratar a la madre, como ser maldecido por el Señor.
17Hijo mío, compórtate siempre con sencillez
y serás más apreciado que quienes hacen regalos.
18Cuanto más grande seas, más debes humillarte;
te granjearás así la benevolencia del Señor.
20Porque grande es el poder del Señor,
pero son los pequeños quienes lo ensalzan.
21No ambiciones conseguir lo que te supera,
ni investigues lo que está más allá de tus fuerzas.
22Medita lo que se te ha encomendado,
pues de nada te servirán las cosas ocultas.
23No te empeñes en hacer lo que excede tu capacidad,
lo que se te ha revelado supera la inteligencia humana.
24A muchos han extraviado sus propias ideas,
y perversas especulaciones los han desorientado.
26El corazón obstinado terminará mal,
quien ama el peligro en él perecerá.
27El corazón obstinado se cargará de fatigas,
el pecador cometerá pecado tras pecado.
28La herida del soberbio no tiene cura,
pues la planta del mal ha echado raíces en él.
29El que es inteligente medita los proverbios,
el anhelo del sabio es tener oídos atentos.
30Por ardiente que sea un fuego, el agua lo apaga;
socorrer al necesitado, obtiene el perdón de los pecados.
31Quien se adelanta a hacer el bien, prepara el porvenir;[#3,31: El texto hebreo dice: .]
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