SABIDURÍA 4

1Lo que vale es la virtud aunque no se tengan hijos,

porque la virtud deja un recuerdo imperecedero ,

y tanto Dios como los demás la reconocen.

2Presente, se la imita; ausente, se la añora;[#5,16.]

triunfará en la eternidad llevando una corona,

después de haber vencido en el combate

en busca de un premio inmarcesible.

3Para nada, en cambio, servirá

la numerosa descendencia de los impíos:

ha nacido de brotes bastardos

y no podrá echar raíces profundas

ni se asentará sobre un firme cimiento.

4Reverdecerán por algún tiempo sus ramas,

pero al no estar bien arraigada, el viento la sacudirá

y la violencia del vendaval la arrancará.

5Sus ramas, todavía tiernas, se quebrarán;

su fruto, inmaduro aún para comerlo,

no reportará ninguna utilidad

ni servirá de algún provecho.

6Porque los hijos nacidos de uniones ilícitas

son testigos que prueban la perversión de sus padres.

Muerte prematura del justo; larga vejez del impío

7Aunque el justo muera joven, gozará de reposo;[#3,3; Is 57,2.]

8una vejez digna no consiste en vivir mucho tiempo

ni se mide por un gran número de años.

9Las verdaderas canas radican en la prudencia,

la auténtica madurez, en una vida intachable.

10El justo agradó a Dios, por eso Dios lo amó

y se lo llevó para que no viviera más entre pecadores;

11lo arrebató para que el mal no pervirtiese su razón[#4,11: La expresión se inspira en el relato del libro de Génesis sobre Enoc (Gn 5,24; ver Eclo 44,16; Heb 11,5). Es significativo que el autor de Sb evita el verbo “morir” cuando habla de los justos.]

ni el engaño llegara a seducirlo.

12Pues la fascinación del mal oscurece el bien

y el vértigo de la pasión trastorna una mente candorosa.

13Alcanzó la perfección en poco tiempo,

con un corto recorrido llenó largos años.

14Como su vida agradaba al Señor,

se dio prisa a sacarlo de en medio de la maldad.

La gente lo ve, pero no entiende ni comprende

15que Dios trata a sus elegidos

con misericordia y con bondad,

velando en favor de sus fieles.

16La muerte del que vive rectamente

es condena para los impíos que aún viven;

el joven que alcanza la perfección en poco tiempo

condena la larga vejez del malvado.

La verdadera suerte de los impíos

17La gente contempla la muerte del sabio,[#4,17: Nótese cómo casi instintivamente el autor identifica al justo, del que viene ocupándose en todo el pasaje, con el “sabio”, el “sensato”.]

pero no comprende los planes del Señor sobre él,

ni entiende por qué lo pone a salvo.

18Simplemente lo contemplan y se mofan,

pero será el Señor quien se ría de ellos.

19Después de esta vida serán cadáveres sin honra,

objeto de oprobio eterno entre los muertos.

El Señor, sin dejarlos hablar, los lanzará de cabeza,

los sacudirá desde sus mismos cimientos

y los reducirá a extrema desolación.

Quedarán hundidos en la amargura

y su memoria se borrará para siempre.

20Cuando se haga recuento de sus pecados,

comparecerán llenos de temor,

su mala conducta será un fiscal acusador.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain