Salmo 36

Salmo 36

La maldad del hombre y la misericordia de Dios

1La transgresión habla al impío dentro de su corazón;

No hay temor de Dios delante de sus ojos.

2Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña

En cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla.

3Las palabras de su boca son iniquidad y engaño;

Ha dejado de ser sabio y de hacer el bien.

4Planea la iniquidad en su cama;

Se obstina en un camino que no es bueno;

No aborrece el mal.

5¶Tu misericordia, oh Señor , se extiende hasta los cielos,

Tu fidelidad, hasta el firmamento.

6Tu justicia es como los montes de Dios;[#36:6 O montes poderosos.]

Tus juicios son como profundo abismo.

Tú preservas, oh Señor , al hombre y al animal.

7¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia!

Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas.

8Se sacian de la abundancia de Tu casa,

Y les das a beber del río de Tus delicias.

9Porque en Ti está la fuente de la vida;

En Tu luz vemos la luz.

10¶Continúa Tu misericordia para con los que te conocen,

Y Tu justicia para con los rectos de corazón.

11Que no me alcance el pie del orgullo,

Ni me mueva la mano de los impíos.

12Allí han caído los que obran iniquidad;

Han sido derribados y no se pueden levantar.

1986, 1995, 1997, 2005 by The Lockman Foundation
Published by: The Lockman Foundation