Sabiduría 12

Sabiduría 12

1-2Dios nuestro,

tu soplo mantiene la vida,

y está presente en todos los seres vivos.

Por eso vas corrigiendo a los que pecan

hasta hacerlos reconocer sus pecados,

para que se aparten del mal y crean en ti.

Castigo con compasión

3A los antiguos habitantes

del país que elegiste para tu pueblo,

4los castigaste por practicar la magia,

por sus maldades y por sus crímenes.

5Esa gente mataba a sus niños

en honor de sus dioses,

comía carne humana y bebía su sangre.

Además, tenían otras costumbres horribles.

6Dios nuestro,

tú decidiste que nuestros antepasados

destruyeran a esos malvados padres

que mataban a sus niños indefensos.

7Todo esto lo hiciste

para que este país,

que es tu preferido,

fuera habitado por tus hijos.

8Dios nuestro,

tú fuiste bondadoso con los cananeos,

los que antes habitaron la tierra prometida;

bien sabías que eran simples seres humanos.

Antes de enviar a tu ejército,

dejaste que los atacaran avispas;

así los castigaste poco a poco.

9Dios de Israel,

tú habrías podido derrotar

a esos pueblos malvados

en una sola batalla

del ejército de Israel,

tu pueblo bueno.

También pudiste haberlos destruido

con terribles animales,

o con una sola palabra tuya.

10Pero los castigaste poco a poco,

para ver si se arrepentían.

Tú, Dios nuestro,

bien sabías que eran muy malos

y que no cambiarían de manera de pensar.

11Ellos no podían cambiar,

pues eran malvados desde un principio.

Si no los castigaste por sus pecados,

no fue porque les tuvieras miedo.

12En realidad, nadie puede regañarte

por nada de lo que tú haces.

Nadie puede condenarte

por destruir a las naciones

que tú mismo creaste.

Nadie puede enfrentarse a ti

para defender al culpable.

13Dios nuestro,

aparte de ti no hay otro dios

que cuide de todos los pueblos.

A ningún dios tienes que probarle

que has hecho lo correcto.

14Tampoco hay rey o gobernante

que pueda ponerse en tu contra

y defender a los que has castigado.

Dios es justo

15Dios nuestro,

tú eres justo:

tú gobiernas el mundo con justicia

y jamás castigas a una persona inocente.

16Siempre actúas con justicia,

porque tienes el poder para hacerlo,

y tienes compasión de todos

porque toda la creación te pertenece.

17Si alguien duda de tu poder,

le haces ver lo poderoso que eres.

Tú confundes a los orgullosos,

que saben de tu poder

pero no te tienen miedo.

18Tú nos juzgas con bondad

y nos gobiernas con gran amor;

porque sabes usar tu poder,

y lo aplicas cuando quieres.

Dios enseña a su pueblo a ser compasivo

19Al actuar de esa manera,

enseñaste a tu pueblo

a ser bondadoso con todos;

y llenaste de esperanza a tu pueblo

al darles la oportunidad

de arrepentirse de sus pecados.

20A los cananeos,

enemigos de tu pueblo Israel,

los castigaste, pero con mucho amor,

y les diste la oportunidad de arrepentirse.

21Por eso, cuando castigaste a Israel,

lo hiciste con mayor bondad.

Así lo hiciste,

por la alianza que firmaste

con sus antepasados,

y por las grandes promesas a su favor.

22A nuestros enemigos

no les envías castigos tan duros.

Así nos enseñas a ser bondadosos

con aquellos a quienes tenemos que juzgar.

Quieres que seamos misericordiosos

como tú lo eres con nosotros.

El castigo severo después de la corrección

23-24Por eso, a los egipcios,

que vivieron haciendo el mal,

tú los castigaste

con los mismos animales

horribles y repugnantes

que ellos adoraban.

Tan grande fue su error

que se dejaron engañar

como niños sin inteligencia.

25Como se comportaban

igual que los niños pequeñitos,

primero les diste un castigo muy suave;

¡parecía más juego que castigo!

26Con ese castigo,

los egipcios no se corrigieron.

Así que les diste

el castigo que se merecían.

27Y al verse castigados

con los mismos animales

que adoraban como dioses,

te reconocieron como el Dios verdadero,

como el Dios que no querían adorar.

¡Fue así como recibieron

el castigo que se merecían!

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies