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1Judas oyó hablar de la fama de los romanos: que eran poderosos, que se mostraban benévolos con todos sus aliados y que sellaban tratados de amistad con cuantos acudían a ellos. Además, eran guerreros valerosos.
2Le hablaron de sus campañas guerreras y de las hazañas que habían protagonizado en las Galias cuando las dominaron y las sometieron a tributo;
3le hablaron también de lo que habían hecho en España, adueñándose de sus minas de plata y de oro,[#8,3: Probablemente se trata de la victoria sobre los galos cisalpinos al comienzo del segundo siglo a. C.— Alusión a la victoria de los Escipiones en la segunda Guerra Púnica (207-206 a. C.).]
4y de cómo se habían apoderado de su territorio gracias a su sensatez y constancia, pese a la gran distancia que lo separaba de su propio país. De cómo habían derrotado y aplastado a reyes venidos desde los confines de la tierra: a unos los habían vencido y a otros los habían obligado a pagar un tributo anual.
5También habían derrotado y sometido a Filipo y a Perseo, reyes de Macedonia, y a otros que se habían levantado contra ellos.[#8,5: Filipo V de Macedonia fue derrotado en Cinoscéfalos, en Tesalia (197 a. C.); su hijo Perseo en Pidna, en Macedonia (168 a. C.).]
6De igual manera habían derrotado a Antíoco el Grande, rey de Asia, que les presentó batalla con ciento veinte elefantes, caballería, carros de combate y un ejército muy numeroso.[#8,6: Antíoco III (padre de Seleuco IV y de Antíoco Epífanes) vencido en Magnesia (190 a. C.).]
7A este lo hicieron prisionero y le obligaron, tanto a él como a sus sucesores, a pagar un elevado tributo, a entregar rehenes y a ceder
8sus mejores provincias: India, Media y Lidia, que más tarde entregaron al rey Eumenes.[#8,8: En realidad, Antíoco tuvo que retirarse de Asia Menor, pero no de la India que nunca formó parte del imperio seléucida, ni de Media. Por eso, algunos autores prefieren leer en su lugar Jonia, Misia y Lidia, territorios de Asia Menor que le fueron entregados a Eumenes II rey de Pérgamo y aliado de los romanos.]
9También se enteró Judas de que los griegos habían proyectado aniquilar a los romanos;
10pero estos, enterados de sus planes, enviaron a un solo general a combatirlos. Fueron muchos los griegos que murieron; además los romanos se llevaron cautivas a sus mujeres y a sus hijos, saquearon sus bienes, se posesionaron de sus tierras, destruyeron sus fortalezas y esclavizaron a la población hasta el día de hoy.[#8,9-10: Estos dos versículos deben de referirse a la derrota de la liga aquea, a la destrucción de Corinto y a la reducción de Grecia a provincia romana el 146 a. C. Se adelantan los acontecimientos para ampliar el elogio de los romanos.]
11De la misma manera destruyeron y sometieron a servidumbre a otros reinos e islas que se les habían opuesto. En cambio, con sus amigos y con quienes buscaban su protección, mantenían una leal amistad.
12Han dominado a reyes cercanos y lejanos, y son temidos por todos los que oyen hablar de ellos.
13En realidad, los únicos que reinan son los que ellos ayudan a reinar; y como están en la cúspide del poder, deponen a los que quieren.
14Sin embargo, ninguno de ellos trata de ceñirse la corona ni se reviste de púrpura para enaltecerse.
15Han establecido un Senado y cada día se reúnen en él trescientos veinte senadores, con el fin de deliberar sobre los asuntos del pueblo y sobre lo que más conviene al orden público.
16Cada año confían a un solo hombre la autoridad y gobierno del país, y todos le obedecen, sin que entre ellos haya envidias ni celos.
17Judas escogió a Eupólemo, hijo de Juan y nieto de Acós, y a Jasón, hijo de Eleazar, y los envió a Roma para concertar allí un tratado de amistad y alianza,[#8,17: De la familia sacerdotal de Acós (1 Cr 24,10; Esd 2,61). Puede tratarse del mismo Eupólemo autor de una historia de los reyes de Judá citada por Flavio Josefo y Eusebio.; #2 Ma 4,11.]
18y para liberarse del yugo de los griegos, que trataban de esclavizar a Israel.
19Emprendieron el muy largo camino a Roma y, al llegar, se presentaron ante el Senado, diciendo:
20— Judas Macabeo, junto con sus hermanos y el pueblo judío, nos han enviado para concertar con ustedes un tratado de paz y para que nos cuenten entre sus aliados y amigos.
21La propuesta agradó a los romanos,
22y esta es la copia de la carta que, escrita en planchas de bronce, se envió a Jerusalén como memoria de aquel tratado de paz y alianza.[#8,22: Este tratado de alianza contenido en 8,23-30 es similar en su forma a otros tratados romanos. Los versos 31-32 son probablemente añadidos posteriores.; #14,18.]
23“¡Que los romanos y la nación judía tengan prosperidad por siempre en el mar y en la tierra, y que la espada enemiga quede lejos de unos y de otros!
24Si una guerra llegara a amenazar primero a Roma, o a alguno de sus aliados, en cualquier lugar del Imperio,
25la nación judía luchará de todo corazón a su lado, según lo que exijan las circunstancias;
26y no darán al enemigo trigo, armas, dinero o naves. Así lo ha establecido Roma, aceptando los judíos este compromiso sin ninguna compensación.
27Pero si una guerra amenaza primero al pueblo judío, los romanos lucharán con denuedo a su lado, según lo que exijan las circunstancias,
28y no darán al enemigo trigo, armas, dinero o naves. Así lo ha establecido Roma y así cumplirá lealmente este compromiso.
29Estas son las cláusulas del tratado entre los romanos y el pueblo judío.
30Si posteriormente, unos u otros deciden añadir o quitar algo de lo establecido, lo harán de común acuerdo, y lo que se añada o se quite tendrá carácter obligatorio”.
31Con referencia a los daños que el rey Demetrio había causado a los judíos, los romanos dijeron que ya le habían escrito en estos términos: “¿Por qué has impuesto tu pesado yugo sobre los judíos, nuestros amigos y aliados?
32Si vuelven a quejarse de ti, defenderemos sus derechos y te haremos la guerra por mar y por tierra”.