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Cuando Dios, el Señor, hizo la tierra y el cielo
5no había aún arbustos en la tierra ni la hierba había brotado, porque Dios, el Señor, todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía nadie que cultivase el suelo;
6sin embargo, de la propia tierra brotaba un manantial que regaba toda la superficie del suelo.
7Entonces Dios, el Señor, modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente.[#2,7: El texto hebreo hace un juego de palabras entre los vocablos que significa (en el sentido amplio de “ser humano”) y que significa o (ver el mismo procedimiento en 3.19). Con este juego de palabras se acentúa la estrecha vinculación que existe entre el ser humano y la tierra.— La mención de estos actos especiales de Dios pone de relieve lo que distingue al ser humano de los demás seres creados. (Ver Is 45,9-11; Jr 18,1-6; Rm 9,21, donde la soberanía de Dios se expresa igualmente con la imagen del alfarero que modela sus vasijas).]
8Dios, el Señor, plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había modelado.[#2,8: Es una palabra hebrea que significa (ver Is 51,3; Ez 31,8-9). Es un nombre geográfico imposible de localizar. La distinción entre Edén y jardín, expresada aquí y en el v. 10, se difumina luego y se menciona como: En otros textos bíblicos esta palabra se contrapone a estepa o desierto.]
9Dios, el Señor, hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y de frutos apetitosos. Además, hizo crecer el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.[#2,9: El verbo “conocer” tiene en el AT una gran riqueza de significado: además de referirse al conocimiento propiamente intelectual y al experimental (incluidas las relaciones sexuales), puede también implicar las ideas de elección, discernimiento e incluso de dominio. Por tanto, conocer el bien y el mal equivale a decidir por cuenta propia y con absoluta independencia qué es lo bueno y qué es lo malo, es decir, a tener plena autonomía en el campo moral. Conocer el bien y el mal es un rasgo de inmortalidad; ver 3,22.]
10En Edén nacía un río que regaba el jardín y desde allí se dividía en cuatro brazos:
11el primero se llama Pisón y rodea toda la región de Javilá, donde hay oro.
12(El oro de esa región es excelente, y también se dan allí bedelio y ónice).
13El segundo se llama Guijón, y rodea la región de Cus.
14El tercero se llama Tigris y pasa al este de Asur. El cuarto es el Éufrates.[#2,11.13.14: Son los dos grandes ríos de Mesopotamia; los llamados y no han podido ser identificados con certeza.]
15Dios, el Señor, tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara.
16Y le dio esta orden:
— Puedes comer del fruto de todos los árboles que hay en el jardín,
17excepto del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque el día en que comas de él, tendrás que morir.[#Rm 6,23.]
18Luego Dios, el Señor, se dijo:
— No es conveniente que el hombre esté solo; voy, pues, a hacerle una ayuda adecuada.
19Entonces Dios, el Señor, modeló con arcilla del suelo todos los animales terrestres y todas las aves del cielo, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre, porque todos los seres vivos llevarían el nombre que él les pusiera.[#2,19: Para el mundo semítico, el no era algo meramente exterior y denominativo, sino una parte constitutiva de la persona o cosa nombradas. Poner o cambiar un nombre era una forma de afirmar la autoridad o el dominio; (ver 2 Re 23,34; 24,17).]
20El hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes. Sin embargo, no encontró entre ellos la ayuda adecuada para sí.
21Entonces Dios, el Señor, hizo caer al hombre en un profundo sueño y, mientras dormía, le sacó una de sus costillas y rellenó con carne el hueco dejado.
22De la costilla que le había sacado al hombre, Dios, el Señor, formó una mujer, y se la presentó al hombre
23que, al verla, exclamó:
— ¡Esta sí que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne!
Se llamará varona,
porque del varón fue sacada.
24Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, se une a su mujer y los dos se hacen uno solo.[#Mt 19,5 y par.; 1 Co 6,16; Ef 5,31.]
25Los dos, el hombre y su mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza de verse así.[#2,25: Aún no se ha roto la armonía con Dios —el Creador—, consigo mismos y con el resto de la creación, por lo que la desnudez es la expresión de una vida sencilla y sin problemas. Cuando haga irrupción el pecado, se romperá esa armonía y surgirá la vergüenza.]