GÉNESIS 37

Sueños de José

1Jacob se estableció en la tierra de Canaán, la tierra donde su padre había residido de manera itinerante.[#37,1: Esta afirmación está en correspondencia con 47,27 que dice: Tal correspondencia indica que la historia de José establece el lazo de unión entre la historia de los patriarcas y los relatos del Éxodo. De hecho, la opresión de los israelitas en Egipto comenzó con la ascensión al trono de un faraón (Ex 1,8).]

2Esta es la historia de la familia de Jacob.[#37,2: Esta frase conecta el presente relato con la historia de Jacob, el padre de José y sus hermanos (ver 29,31—30,24). A partir de este momento, el destino de Jacob y de su familia va a estar ligado a la persona de José. Todo el resto de la narración pone de manifiesto cómo Dios mantuvo con vida a los descendientes de Jacob para hacer de ellos una gran nación (ver 46,1-4).]

José tenía diecisiete años y apacentaba el ganado con sus hermanos, los hijos de Bilhá y Zilpá, concubinas de su padre. El joven solía llevar a su padre noticias del mal comportamiento de sus hermanos.

3Israel quería a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido cuando ya era anciano, y mandó que le hicieran una túnica de colores.[#37,3: Es el otro nombre de Jacob (ver nota a 32,22-32). En el relato de la historia de José se usan indistintamente tanto como para referirse al patriarca (ver, entre otros muchos pasajes, 46,2).— Traducción conjetural de una palabra hebrea de significado dudoso. Otras posibles traducciones: o bien Parece que quiere indicar que se trataba de una vestimenta especial, elegante, distinta de la túnica común de trabajo. Las versiones griega y latina entendieron el término hebreo como “multicolor”.]

4Sus hermanos, al darse cuenta de que era el preferido de su padre, empezaron a odiarlo y a hablarle con malos modos.[#37,4: Así en hebreo; las versiones griega y samaritana dicen: — Otra posible traducción:]

5Un día José tuvo un sueño y se lo contó a sus hermanos, con lo cual les aumentó el odio que le tenían.[#37,5: Los sueños ocupan un lugar importante en la historia de José, ya que son anuncios anticipados de lo que va a suceder.]

6Les dijo:

— Escuchen lo que he soñado.

7Nos encontrábamos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se colocaron alrededor y se inclinaron ante la mía.

8Sus hermanos le respondieron:

— ¿Quieres decir que tú vas a ser nuestro rey y que vas a dominarnos?

Y el odio que le tenían iba en aumento debido a los sueños que les contaba.

9José tuvo otro sueño y también se lo contó a sus hermanos. Les dijo:

— He tenido otro sueño. En él veía que el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí.

10Cuando José se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió, diciéndole:

— ¿Qué significa este sueño? ¿Acaso que tu madre, tus hermanos y yo mismo, tendremos que inclinarnos ante ti?

11Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.[#Hch 7,9.]

José es vendido por sus hermanos

12En cierta ocasión, los hermanos de José se fueron a Siquén a apacentar las ovejas de su padre.[#37,12: Ver nota a 12,6.]

13Entonces Israel dijo a José:

— Tus hermanos están apacentando las ovejas en Siquén, y he pensado que podías ir a verlos.

Él respondió:

— Estoy a tu disposición.

14Su padre le dijo:

— Vete, pues, a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y luego tráeme noticias.

Así que lo envió desde el valle de Hebrón, y José se dirigió a Siquén.

15Un hombre lo encontró perdido en el campo y le preguntó:

— ¿Qué andas buscando?

16José respondió:

— Ando buscando a mis hermanos. ¿Podrías indicarme dónde están pastoreando?

17Y aquel hombre le respondió:

— Ya se han marchado de aquí, pero les oí decir que iban a Dotán.

José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró en Dotán.

18Ellos lo vieron venir de lejos, y antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo.

19Se dijeron unos a otros:

— ¡Ahí viene el de los sueños!

20Vamos a matarlo y a echarlo en uno de estos aljibes; después diremos que alguna fiera salvaje lo devoró, y veremos en qué paran sus sueños.

21Pero Rubén, al oír esto, intentó librarlo de las manos de sus hermanos diciendo:

— No lo matemos.

22Y añadió:

— No derramen sangre; arrójenlo a este aljibe que está aquí en el desierto, pero no pongan las manos sobre él.

Rubén dijo esto porque su intención era salvarlo de ellos y devolverlo luego a su padre.

23Al llegar José adonde estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica de colores que llevaba

24y, agarrándolo, lo arrojaron a un aljibe que estaba vacío, sin agua.

25Después se sentaron a comer.

Mientras comían, vieron venir una caravana de ismaelitas procedentes de Galaad, con los camellos cargados de resinas aromáticas, bálsamo y mirra, que transportaban a Egipto.

26Entonces Judá dijo a sus hermanos:

— ¿Sacamos algún provecho si dejamos morir a nuestro hermano y encubrimos su muerte?

27Será mejor que lo vendamos a los ismaelitas en vez de poner nuestras manos sobre él; a fin de cuentas es nuestro hermano, es de nuestra propia sangre.[#37,27: Lit.]

Sus hermanos asintieron;

28y cuando los mercaderes madianitas pasaron por allí, sacaron a José del aljibe y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte siclos de plata. Así fue como se llevaron a José a Egipto.[#37,28: Ver nota a Ex 2,15.— Ver 25,12-18.— Para la equivalencia actual ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. Veinte siclos es un precio bajo por un hombre, pero quizá era lo acostumbrado. Ver Lv 27,4-5.; #Sb 10,13-14; Hch 7,9-16.]

29Rubén volvió al aljibe y, al ver que José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras;[#37,29: Rasgarse las vestiduras era una señal de duelo.]

30luego volvió adonde estaban sus hermanos y les dijo:

— El muchacho no está; y yo, ¿qué hago yo ahora?

31Ellos degollaron un cabrito y con su sangre mancharon la túnica de José.

32Después mandaron la túnica de colores a su padre, con este mensaje: “Hemos encontrado esto. Mira a ver si es o no la túnica de tu hijo”.

33En cuanto Jacob la reconoció, exclamó:

— ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna bestia salvaje ha despedazado y devorado a José.

34Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de luto y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo.[#37,34: Lit. es decir, de una tela áspera. Vestirse con ropa de este tipo de tela formaba parte de los ritos de duelo y lamento.]

35Todos sus hijos y sus hijas intentaban consolarlo, pero él no se dejaba consolar; al contrario, lloraba por su hijo y repetía:

— Guardaré luto por mi hijo hasta que vaya a reunirme con él en el reino de los muertos.

36Entre tanto, en Egipto, los madianitas vendieron a José a Potifar, hombre de confianza del faraón y capitán de la guardia real.

La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain