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1El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.[#20.1 equivale a nuestro domingo.]
2Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:[#20.2 Acerca de este discípulo, véase Jn 13.23 nota.]
—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
4Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro.
5Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró.
6Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas;
7y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte.[#20.6-7 El estar allí las vendas indicaba que el cuerpo no había sido robado.]
8Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó.
9Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar.[#20.9 Cf. Jn 2.22; 12.16. No se cita ningún pasaje específico. En otros lugares se cita Sal 16.8-11; Jon 1.17 (2.1) (cf. Mt 12.40; Hch 2.25-28; y también Lc 24.25-27,44-46; 1 Co 15.4).]
10Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.
11María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro,
12y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies.
13Los ángeles le preguntaron:
—Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo:
—Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.
14Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él.
15Jesús le preguntó:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo:
—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.
16Jesús entonces le dijo:
—¡María!
Ella se volvió y le dijo en hebreo:
—¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»).
17Jesús le dijo:
—No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.
18Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.[#Lc 24.9.]
19Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a las autoridades judías. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:[#20.19 Véase 20.1 n.; cf. Mt 28.1; Mc 16.2,9.; #20.19 Véase Jn 1.19 n.]
—¡Paz a ustedes!
20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor.[#20.20 Cf. vv. 25-27; Lc 24.39.; #Jn 16.20-22; 17.13.]
21Luego Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
22Y sopló sobre ellos, y les dijo:
—Reciban el Espíritu Santo.
23A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.[#20.23 Cf. Mt 9.2-8; 16.19; 18.18.]
24Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.[#20.24 Véase Jn 11.16 n.]
25Después los otros discípulos le dijeron:
—Hemos visto al Señor.
Pero Tomás les contestó:
—Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo podré creer.
26Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo en una casa, y esta vez Tomás estaba también. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, se puso en medio de ellos y los saludó, diciendo:
—¡Paz a ustedes!
27Luego dijo a Tomás:
—Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado. No seas incrédulo; ¡cree!
28Tomás entonces exclamó:
—¡Mi Señor y mi Dios!
29Jesús le dijo:
—¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
30Jesús hizo muchas otras señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.[#20.30 Véase Jn 2.11 n.; #Jn 21.25.]
31Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él.[#20.31 Véase Jn 1.12 n.]